Rapsodia de juventud (1939)

Es un honor abrir las críticas de esta película por mi parte. No aparecen en la aplicación ni opiniones de usuarios ni de críticos afamados, es una de las ventajas de elegir al azar las películas a visionar.

Nos encontramos ante una película verdaderamente bonita, con una música de violín que alegra el sentido hasta para alguien no habituado a esos placeres del oído y además la envuelve en una historia llena de bondad,también de egoísmo.

Un niño cuyo padastro repudia y atormenta, decide huir de su casa para alcanzar el sueño de su vida, dedicarse a la música, aunque antes y durante debe de pasar muchas vicisitudes. El será el gran artífice para que la escuela de música que le acoge no caiga en la desaparición por problemas económicos. El resto de cómo y por qué conviene verlo porque es muy interesante.
Gene Reynolds es el niño, fue un actor, escritor, director y productor de televisión estadounidense. Fue uno de los productores de la serie de televisión M * A * S * H.,acutalmente aún vive con 96 años; aquí, siendo niño,nos regalo una buena película.
El resto del reparto está bastante conseguido pero el actor principal es el chaval.
La película fue nominada por la Academia a mejor banda sonora adaptada en 1940 y desde luego se agradece de ver.

Al hilo de lo que el usuario/a que me precede señala, quiero declarar que también para mí es un honor y un placer dedicar una reseña a esta película que no consigo comprender cómo puede estar tan arrinconada.
Un documento impagable que los aficionados a la música no podrán desterrar y un extraordinario acercamiento de ella a los no iniciados como yo, que no podrán dejar de admirar y gozar de la magnífica oportunidad que se les ofrece.
Una oportunidad, quizá, única, de gozar de uno de los más grandes violinistas de la historia, Jascha Heifetz, que debía ser amigo del productor Goldwyn Mayer e increíblemente popular en su época ( yo ni siquiera había oído hablar de él, discúlpenme), quien pretendió acercar su figura a las clases populares invitándole a participar en esta película, en la que se interpreta a sí mismo, y donde nos obsequiará con unas impagables muestras de su talento.
Pero esta película no se limita a ser un recital de buena música ni una serie de conciertos. Ya he dicho antes que esto está pensado para toda clase de público. Y para ello, construyen una excelente y emotiva historia que, a través del personaje principal con el cual el espectador se siente identificado, tendrá la oportunidad de ver lo que quizá, nunca haya visto.
Y aquí voy a hacer un inciso pero es que no puedo evitarlo. Ver a este músico con su violín, desde primeros planos y desde todos los ángulos posibles, ejecutar increíbles piezas, con sus dedos revoloteando a toda velocidad por entre sus cuerdas, no es algo a lo que uno esté acostumbrado. Yo no podía dejar de pensar que tenía que haber trampa, cortes imperceptibles, trucajes, yo qué sé...¿ Se imaginan algo como esto hoy en día?. Es, sencillamente, imposible de ver en ninguna película. Por eso mismo tiene más valor hoy en día.
La trama también es potente y está excelentemente planteada. Una historia, en realidad, oscura, pero que plantea cómo, a veces, el azar, el destino, o la mano de Dios, como prefieran creerlo, parece guiar irremediablemente nuestros pasos para, en ocasiones, concedernos una oportunidad que nos hace esquivar lo que parecía escrito, para abrirnos un camino a la esperanza. Y este muchacho encontrará ese camino en la luz que le abre la música.
Todo, absolutamente todo el plantel de actores que arropan esta película es soberbio.
Los niños, todos memorables. Walter Brennan, impagable como profesor de la escuela de música. Joel McCrea, Andrea Leeds, los secundarios...Todos ellos, con su saber hacer dan fuerza y empaque a la historia. Incluso el perro que actúa en este film, lo hace maravillosamente...
Y por supuesto, los compañeros de la escuela de música. Que tampoco son cualquiera. Pertenecen a la Orquesta Sinfónica juvenil de California, así que podemos suponer que ahí también vamos a ver lo mejor de lo mejor.
Sólida historia, humor, emoción, drama...Y magníficas piezas musicales. ¿ Un 6,3 ?. ! Venga, hombre!