¿Y dónde está la nona? (2018)

Una comedia italiana de muy corto recorrido, actuaciones mediocres, argumento previsible y unas carcajadas que jamás llegan. Ni siquiera llegué a esbozar una sonrisa.

Debo admitir que me dormí unos minutos, por lo tanto, ignoro si durante el tramo que no estuve pendiente, sucedieron cosas destacables.

De entrada, podemos estar de acuerdo con que el título del film italiano es muy loco, extraño y hasta un poco morboso. Y posiblemente fue el título lo que me atrajo para que les pueda traer la reseña que les dejo a continuación.

Con este tipo de películas, ya sea por sus nombres, sus sinopsis o lo que sea que llame la atención pero sea una locura, no hay que tomarlas tan en serio. Si, desde el punto de vista crítico e imparcial, la película es un desastre, sobre todo por lo predecible que se vuelve con el correr de los minutos y las diferentes situaciones que se nos van a ir presentando. Eso no significa que pueda ser disfrutable, pero eso ya queda en cada uno.

Personalmente, Esconde a la abuela en la nevera es muy poco disfrutable, ya que si bien la premisa puede ser interesante o mejor dicho, bizarra, lamentablemente esa idea termina importando poco y nada durante la hora y cuarenta del largometraje. La mayor parte del tiempo se utiliza para mostrar amor entre el dúo protagonico, que presenta una buena química, pero que distraen bastante al espectador al momento de volver a la idea principal.

Aún así, aunque la trama, los personajes y casi todo el contexto romántico y divertido ya lo hemos visto mil y un veces, podemos disfrutar de ciertos momentos en la cinta de Giancarlo Fontana. Considero que lo más llevadero son los personajes. Si, son muy planos, por momentos aburridos y hasta demasiado clichés, pero las relaciones que presentan los diferentes grupos de personajes, son realmente muy divertidos. ¿La que más se destaca? Miriam Leone sin duda, interpretando a una mujer que está dispuesta a todo con tal de salirse con la suya, pero a su vez, sin la necesidad de arruinar o mentirle a los demás.

Aunque no lo crean, hay pequeños momentos en la película que muestran paisajes realmente muy bonitos (como toda Italia), logrando que la fotografía se destaque y que además se combine muy bien con las escenas románticas directas que se muestran en pantalla, logrando así que se sincronice todo y se vea lo suficiente real para creer que hay un buen (y bizarro) amor por ahí.

En resumen, Esconde a tu abuela en la nevera puede ser una película que no veas nunca. Una película de la cual quizás nunca buscarás su nombre. Tranquilo/a, no te perdes de nada si no la ves, pero si te gustan un poco las comedias románticas con algunos factores turbios en el camino, te podes llevar una muy muy pequeña grata sorpresa.

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