Se necesitan maridos (1941)

Salvo honrosas excepciones – que las hay –, el cine musical no ha gozado, en general, de las preferencias del público, ni tampoco de la crítica, empeñada en ignorar (incluso despreciar) un cine que, por sus características, puede considerarse algo muy parecido al espectáculo total. La comedia musical, en este caso, consigue con la música, la danza, el movimiento y el color, transformar el realismo de lo inmediato en un mundo donde la imaginación y la fantasía imponen su ley. Para confirmar lo que digo, soy el primero en hacer una reseña sobre “Moon over Miami” (Se necesitan maridos), una interesante comedia musical poco conocida en esta web.

Cuando se realizó este musical desenfadado, la Segunda Guerra Mundial estaba en todo su apogeo, el público americano quería ver películas de evasión para desconectar de las malas noticias que llegaban de Europa y los americanos a punto de entrar en guerra con Japón. En este contexto social, los Estudios de Hollywood rodaban películas de propaganda bélica, comedias alocadas y musicales alegres. Esta es una comedia musical de la Fox en un estupendo Tecnicolor que recrea un Miami de ensueño. Escenarios sofisticados y lujosos, paisajes exóticos llenos de glamur, brisas tropicales refrescantes, canciones románticas y música a ritmo de claqué y conga.

El argumento es de lo más disparatado, pero muy acorde con el estilo del film: dos hermanas que trabajan en un restaurante tejano junto a su tía, reciben la buena noticia de recibir una herencia de un pariente lejano, pero una vez descontado los gastos aleatorios, quedan en una pequeña cantidad con la que deciden ir a Miami para encontrar un buen partido. Para ello no dudan en hacerse pasar por millonarias, dando lugar a todo tipo de situaciones equívocas. La gran protagonista es la cantante y bailarina Betty Grable, secundada por otros actores en la nómina de la Fox, dirigidos por un Walter Lang que más adelante iba a realizar uno de los mejores musicales de la historia, “El rey y yo”. Aquí no llega tan lejos, pero este musical poco conocido entre nosotros, resulta una maravillosa sinfonía de luz y de color, de romanticismo, de excelentes decorados y de una estupenda coreografía, todo lo que se debe exigir a un musical.