Jack Taylor: Los guardias (TV) (2010)

Jack Taylor (Iain Glen) es un ex policía que ya no revista en la Garda (policía irlandesa). Lo alejaron de la fuerza por su alcoholismo y por meterse con personajes demasiado poderosos y se las rebusca como investigador privado.
Estamos ante un típico personaje de policial noir que lidia con su pasado y sus fantasmas.

La acción transcurre en el pueblo costero irlandés de Galway, donde aparecen varios cadáveres de chicas jóvenes en la costa, catalogados como productos de suicidios.

En este primer capítulo, aparece la inevitable y bella mujer fatal del noir, Anne Henderson (Tara Breathnatch), quien contrata sus servicios para dar con el paradero de su hija desparecida. En sus pesquisas, Jack contará con la ayuda de un amigo pintor y de una joven policía novata, así como la oposición del actual jefe de policía.

El espíritu del noir reina de punta a punta, ya que los personajes no son lo que aparentan ser, ocultan secretos, y la trama siempre brinda resoluciones no sanctas y no del todo tranquilizadoras.

Este primer capítulo de la serie, The Guards, así como los demás, están basados en las novelas de Ken Bruen. Duran una hora y media y son virtualmente películas independientes, si bien los personajes principales mantienen algunos hilos conductores, como en toda saga de detectives.

La serie está bien filmada y logra interesar al espectador, creando algunos climas logrados y precipitando los acontecimientos en su segunda mitad, luego de una primera un tanto derivativa. La locación de Galway es atractiva.

En lo personal, acaso mi problema esté con el género en sí y en no haber logrado empatizar hasta ahora con el protagonista (actor de Game of Thrones), tanto con el personaje como con su intepretación.

Puede que esta serie convenza a los noveles del género policíaco, pero a los que llevan mucho andado en este terreno desde luego que no. Jack Taylor es el típico detective privado que ni él mismo se lo cree; un día fue policía allá en su ciudad, pero debido a su costumbre de empinar el codo, perdió su empleo. Y aquí se acaba la historia. Como vemos, es una historia muy muy convencional que lleva usándose desde el principio de los tiempos para la figura del sabueso, pero eso no es lo malo. Tampoco es lo malo que Jack Taylor tenga su uniforme, vaqueros y un abrigo azul cruzado del Cuerpo de Policía al que sirvió que, además, se lo reclaman. Es difícil de entender que tenga que devolverlo, pero así andarán las cosas por allí.

Es duro haber pertenecido a un centro de trabajo y de golpe dejar de estar en él y ver que los demás siguen allí. En esto, este primer episodio (de los demás ni sé ni sabré), se ocupa bien del ambiente, de verse excluido, apartado para siempre, y se le nota que lo echa de menos aunque no quiera admitirlo porque sí que es complicado saber que compañeros, buenos o malos, contaban con él y ahora lo miran de soslayo con un punto de pena y más sabiendo lo mucho que le da al alpiste.

Lo malo son los clichés que acompañan a la figura de Jack Taylor, no añaden nada novedoso por lo que resulta un tipo muy anodino. Si sale una tía ya sabemos que se irá a la cama con ella, que fumará cuando no tenga nada en las manos y que irá al bar a beberse su copa de whisky en cada intervalo de secuencias. Encima, en este primer episodio no se luce en averiguar cosas, si no que se las va encontrando, y lo peor es que he visto que se dedica a tirar basura al río, que está casi en la desembocadura. Un guarro de esos que tira los botes de cerveza por la ventanilla del coche o los papeles al suelo. En definitiva, un gilipollas y mal educado.