El caso de Lucy Harbin (1964)

A mí ver a esa Joan Crowford tan misteriosa saliendo de un tren y algo marimacho para matar a hachazos a su marido después, me impresionó bastante.

Es una buena película, muy a la manera de los años 60 tras el boom que supuso Psicosis. Pues bien, aunque intuía el final, la atmósfera que presenta esta película es sublime, sobrecogedora. Está muy bien hecha y estructurada, una joyita de película sin pretender ser un gran clásico del terror. Pero a macabra no le gana nadie.

Arranca con una voz femenina en off, narrando encima de las imágenes que vamos viendo, como Lucy (Joan Crawford) al llegar a casa y encontrar a a su marido durmiendo junto a una antigua novia en el lecho conyugal, agarra un hacha que casualmente se encuentra clavada en un tronco junto a la ventana exterior por la que ha visto la adultera escena y según están durmiendo los descuartiza a conciencia (en presencia de la hija del matrimonio que también se encontraba en la casa) y como después es internada en un centro psiquiátrico. Acto seguido vemos a la narradora, que resulta ser la hija de Lucy (Diane Baker) contando a su novio la inminente llegada de su madre al hogar familiar una vez dada de alta en el manicomio, al haber respondido satisfactoriamente a un tratamiento experimental, dando inmediatamente paso a los créditos iníciales.
A partir de aquí y como consecuencia de una serie de asesinatos (de los que no vemos la cara del asesino mientras faena) y de las pistas que se van soltando durante el metraje sobre la sutoria de los mismos, (haciendo especial hincapié en el errático y más que sospechoso proceder de Lucy) tenemos el eje central de la historia.
Dirigida por el especialista en cine de terror, William Castle y basada en una novela del también autor del guion Robert Block (también creador de la novela que dio origen a Psicosis de Alfred Hitchcock ), nos encontramos ante una interesante película de suspense con una magnifica e inquietante Joan Crawford (autentica estrella de la función), repitiendo en una producción de corte siniestro (en su madurez encadeno 3 o 4 papeles de parecida factura) y que a través de una bien dirigida y resultona trama, una curiosa y, aunque en ocasiones algo chocante, apropiada banda sonora a cargo del especialista en series de televisión, Van Alexander, alguna que otra explicita decapitación, una apropiada resolución de la trama (se recomienda no ir de listillo y dejarse sorprender) y una buena interpretación por parte del resto del casting, te hace pasar un rato bastante entretenido.
Como curiosidad destacar a un jovencísimo George Kennedy en el papel de mozo de establo, a el futuro “Hombre de los seis millones de dólares”, Lee Majors, como el marido de Lucy (ignoro porque no no figura en los créditos) y al coqueto Seat 600 (o Fiat Cinquecento) en el que se mueve la hija de Lucy por el Medio Oeste americano.
Recomendable.