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El profundo deseo de los dioses (1968)

El profundo deseo de los dioses
175 min.
7,3
256
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Trailer VO
Sinopsis
Un ingeniero de Tokyo llamado Kariya llega a una primitiva isla tropical para excavar un pozo que suministre agua a los campos de azúcar. En la isla, cuenta con la asistencia de Kametaro, un miembro de la familia Futori. Nekichi Futori está encadenado en un hoyo que debe ser excavado porque cree que debe apaciguar a los dioses antes de que acaben con la protección de la isla. Nekichi está enamorado de su hermana Uma, sacerdotisa chamán en el templo sagrado, que contiene el único agua potable cerca del campo de azúcar. Asimismo, ella es la amante de Ryu, el jefe del campo. El patriarca de los Futori intenta que el ingeniero se case con su hija retrasada Toriko. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Kamigami no Fukaki Yokubo
Duración
175 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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9
El deseo de los dioses; el sacrificio de los mortales
Por albures caprichosos, comencé mi andadura por terreno Imamura con su última obra (Agua tibia); no me gustó, pero continué retrocediendo poco a poco en el tiempo, desandando lo que el maestro había hecho en orden inverso; la segunda y tercera inmersiones (Doctor Akagi, La anguila) siguieron sin convencerme, pero me gustaron más; a la cuarta (Lluvia negra), comprendí al fin por qué es considerado un grande, y después de eso comencé a asustarme, ya que las que he ido viendo después me han parecido, sin paliativos, extraordinarias, ¡y aún me quedan tantas!
El deseo profundo de los dioses es conservar las tradiciones/supersticiones, pero el profundo deso de los mortales es, simplemente, amar, copular, sobrevivir. Esta película, que anticipa ya muchos de los rasgos que luego aparecerán en la igualmente estupenda La balada de Narayama, es un ejemplo perfecto de antropología narrativa, en la que los personajes, idiosincrásicos y genuinos, construyen un mosaico rico y complejo de las relaciones humanas en una microcomunidad aislada y conservadora. Oposiciones binarias entre tradición y rebeldía, moral y deseo, sociedad e individuo, salpican estas tres horas de puro cine pero, por encima de las tesis, las ideas, los principios, lo que prima son las historias individuales, particulares, personales de cada uno de estos personajes, que le dan cuerpo, voz y alma al relato.
Toda una obra maestra.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Salvajemente extraña
La mejor película de Imamura, junto con La balada de Narayana. Un mundo salvaje, extraño, donde la superstición domina todo y donde vive una familia que se salta a la torera el tabú del incesto.
A diferencia de otras de Imamura, aquí la narración es lineal, las escenas largas, el guión sin un fallo y una excelente planificación.
Todo está confundido, dioses y hombres. Gente con modos de vidas elementales, que no atraen la simpatía, sino que se ve casi como un espectáculo de circo.
Una película antigua pero que por su sencilla elementalidad puede ser una parábola intemporal.
Actores y actrices tan metidos en su papel, que a veces parece un documental más que una obra de ficción.
Casi tres horas de duración, pero no decae en ningún momento y el final es prodigioso.
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