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Conozco la canción (1997)

Conozco la canción
120 min.
6,9
1.275
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Sinopsis
Famosas canciones populares francesas son interpretadas por los protagonistas de esta película en la que una joven se enamora, como consecuencia de un equívoco, del jefe de su admirador. Los malentendidos entre los diversos personajes provocan divertidas situaciones. (FILMAFFINITY)
Género
Musical Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
On connaît la chanson
Duración
120 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1998: Festival de Berlín: Oso de Plata - Contribución artística sobresaliente (Alain Resnais)
1998: Premios del Cine Europeo: Nominada a Mejor guión
1997: Premios César: 7 premios, incluyendo Mejor película. 12 nominaciones
8
Homenaje a la canción
El más intelectual de los directores franceses, Alain Resnais, presenta una comedia musical excelente. Rodada en exteriores de París y en estudio, obtuvo el Oso de plata de Berlín, 7 César (película, actor principal y secundario, actriz secundaria, decorados, sonido y montaje) y otros premios.

La acción tiene lugar en París en clave de presente (1996/97). Narra la historia de 6 personajes interrelacionados. Simón admira a Camille, que se enamora de Marc, el jefe de Simón. Marc, agente inmobiliario, intenta vender a Odile, hermana de Camille, un apartamento con bonitas vistas. A ello se opone Claude, marido de Odile, que ve con disgusto el súbito regreso a París de Nicolás, antiguo amante de Odile. Nicolás busca piso en alquiler con la ayuda de Simon, empleado de la inmobiliaria. Claude y Simón entablan amistad y comparten conversación.

La película se refiere con ironía a algunos de los mitos modernos: la erudición histórica (personificada por una guía turística superada por el empleado de una inmobiliaria), los estudios de doctorado (sobre temas fútiles como la tesis de Camille), los ajustes de plantilla (Odile despide al empleado equivocado), la superioridad de los altos ejecutivos (ejemplificada en las torpezas de Marc), la puntualidad laboral (que Simon incumple para irritar a Marc), la productividad (Simón visita con Nicolás más de 30 pisos), la honestidad profesional (Marc vende pisos con defectos invisibles), etc. El autor construye una historia entretenida y divertida, inusual en él, gracias a su pasión por la experimentación, la asunción de riesgos y el uso de la imaginación y la fantasía. Por ello, la obra misma constituye un testimonio que invita a la reflexión. El relato se mueve entre lo ridículo y lo sutil. Se basa en la sátira de lo cursi, lo incongruente y lo burlesco de unos personajes algo presumidos y de sus intervenciones, para generar hilaridad de cuño europeo. La película exalta la alegría de la vida, el arte de vivir, el buen humor, la grandeza de lo auténtico y la fuerza de la sinceridad.

La música recoge 36 canciones ligeras de éxito entre 1921 y 1995, a cargo de Edith Piaf, Josephine Baker, Sylvie Vartan, Aznavour, Bécaud, France Gal, Leo Ferre y otros. Pone en boca de los actores fragmentos de canciones, tomados de los registros originales, de forma similar al playback. Rinde homenaje a la música, la canción, la canción ligera, los musicales y al gran maestro de éstos, Minnelli. La fotografía ofrece primeros y primerísimos planos y contrasta los colores oscuros de los personajes con fondos claros y en general neutros. La medusa simboliza las falsas apariencias y el lepidóptero verde, que toma el color de la planta, la mentira. El guión construye un relato sencillo, lleno de sutilezas y buen humor. La interpretación es convincente. La dirección ofrece una obra fresca y deliciosa.

Película de apariencia modesta, muy bien elaborada, original y rica en sugerencias, infunde amor a la vida.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
UN MAGO SE DIVIERTE
Esta película podría haber sido una de tantas comedias francesas de lo cotidiano, repleta de caras conocidas, personajes que se entrecruzan y resuelven sus enredos con abundante conversación, animada por un humor y un erotismo moderados...
Habría sido un film de esta clase, dotado de ritmo y ameno, rematado con pequeños aciertos y muy correcto, pero dentro de lo corriente, si un mago del montaje no se hubiera puesto a jugar con ella; a recortar trozos de canciones francesas del siglo XX e insertarlas oportunamente en los diálogos, en collage sonoro. A veces una sola frase, amplificando la expresión del personaje, sin que importe el género de éste: una joven puede cantar una estrofa con la propia voz de Aznavour, o un hombre hecho y derecho con la de Sheila o la de Josephine Baker, por poner algún ejemplo entre docenas.
El efecto es potenciador, chocante, casi siempre muy cómico, y también distanciador: mucho más un pastiche que exactamente un musical con números vocales y baile coreográfico.
Resnais también se saca de la chistera otros efectos mágicos: el de la medusa blanca, cuya danza ondulante se transparenta en una escena de tensión argumental creciente y la subraya como música visual, es inesperado y asombroso.
Con recursos así, una comedia común queda transmutada en comedia explosiva.
Resnais se divierte, y llena de diversión la película, la vuelve juguete cinematográfico.
Regocijante y festiva.
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13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
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