Una mariposa con las alas ensangrentadas (1971)

De atípico recorrido y sorprendente evolución, este giallo no podría ser considerado uno más, pues su progresión narrativa muestra un esquema distinto y sorpresivo, donde su primer tramo está compuesto por una especie de intriga judicial y, a partir de ahí, vamos obteniendo retazos sobre cuales son sus protagonistas, los objetivos de cada uno y así poder acogernos a ciertas pistas para intentar saber cual será su desarrollo.

Partiendo de una premisa básica sencilla, y con un elenco esforzado, Tessari dirige con trazo, evitando los excesos que se solían producir en el giallo e intentando solventar los típicos guiones descuidados otorgando una buena base a las situaciones que se dan en el film, y desentrañando así una historia que no resulta ni tan visceral, ni tan intensa como muchas otras.

Podría parecer un error intentar dar pie a un giallo dejando de lado componentes como la atmósfera y la tensión, matándolos en una media parte donde se dedica casi todo el tiempo a dar claves sobre un juicio que, a la larga, ni va ni viene al espectador, pero gracias a la dirección del italiano se solventa ese defecto con una amena exposición de ideas y presentación de personajes.

Llegados a cierto punto, "Una mariposa con alas ensangrentadas" ofrece lo que se esperaba de ella haciendo uso de una banda sonora que ayuda a crear un ambiente enrarecido, dejando por el camino secuencias de lo más curiosas y singulares, e incluso tintes de humor tan típicos del género, y resolviéndolo todo en una conclusión bien urdida que, si bien siempre deja algún resquicio para la duda (debido a algún que otro descuido en el guión), logra dejar un buen recuerdo por resultar lejano a esas típicas cintas de Argento donde la sangre y el ensañamiento eran elementos claves, que aquí no son necesarios en ningún momento. Curiosa.

De hecho, hasta me resisto a llamarlo giallo, porque no se ciñe a las coordenadas habituales del subgénero. Ni señoras con poca ropa, ni crímenes truculentos, ni asesino con máscara y gabardina. Se trata, más bien, de un relato policial ortodoxo, en que una cierta parte del metraje se dedica a un juicio, para luego acceder a la verdad de los hechos en el último cuarto de hora, con un desenlace que tía Agatha no habría desdeñado. El problema de Una mariposa... es que se trata de una película tremendamente aburrida, lenta y cansina, algo sorprendente si tenemos en cuenta la personalidad de su director, el todoterreno Duccio Tessari, quien siempre procuraba mantener la tensión del espectador in crescendo. El comportamiento de los personajes femeninos es errático, por decir algo, pero la clave del enigma tiene su gracia. Helmut Berger deambula por la película sin demostrar demasiado interés por su papel. Al año siguiente, Visconti le depararía el papel de su vida en Luis II de Baviera, donde demostraría que era algo más que el amante de don Luchino, aunque de poco le sirvió en su carrera ulterior. Para cazadores de rarezas.