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¡Ahí vienen los rusos, ahí vienen los rusos! (1966)

¡Ahí vienen los rusos, ahí vienen los rusos!
120 min.
6,2
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Sinopsis
Un submarino ruso encalla en un tranquilo lugar de la costa de los Estados Unidos. La tripulación desembarca para pedir ayuda, pero los habitantes del pueblo los toman por invasores. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Submarinos Guerra Fría
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Russians are Coming, the Russians are Coming
Duración
120 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1966: 4 nominaciones al Oscar: Mejor película, actor (Arkin), guión adaptado, montaje
1966: Globos de Oro: Mejor película y actor - Comedia o Musical (Arkin). 5 nom.
1966: Premios BAFTA: Nominada a Mejor promesa (Alan Arkin)
1966: Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a mejor actor (Alan Arkin)
1966: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
"Reiterativa, larga, escasamente ingeniosa, tiene un buen planteamiento y un desarrollo que demuestra que la comicidad no es el punto fuerte de Jewison"
[Diario El Mundo]
5
3
Positiva
1
Neutra
1
Negativa
9
ORIGINAL, MUY DIVERTIDA, HUMANISTA Y AUTOCRÍTICA COMEDIA DE NORMAN JEWISON
Si alguien pensó que Norman Jewison no valía para dirigir una comedia se equivocó de lleno, de plano y en redondo. Es una película estupenda, no sólo por su guión sorprendente y valiente a la hora de tocar un tema tabú (la humanización de los enemigos o rusos) en los años sesenta del s. XX, sino por con la maestría y humanidad conque se trata, procurando que sobresalga por encima de todo lo humano de los "supuestamente contrarios", lo que nos iguala e identifica como semejantes hijos del mismo planeta y hermanos de los mismos sentimientos y experiencias vitales.

Una película muy atrevida y lograda para su época: nada más y nada menos que un director, desde EE.UU., mostrando a través de esta cinta que los rusos eran tan considerados, humanos y personas normales como el resto de las personas de este mundo. Norman Jewison se atrevió en este film a hacer autocrítica sobre las fobias, prejuicios y patrioterismo irracional de los norteamericanos respecto a sus grandes enemigos de la "guerra fría", los habitantes de la Unión Soviética.

Una película deliciosa con continuas escenas de humor para partirse de risa, desde el niño estadounidense fanático que reprocha continuamente a su padre que no sea más patriota o violento contra los rusos, a la vieja amordazada, colgada de un perchero, cuyo marido no la descubre a pesar de estar a su vera o el borracho que se pasa todo el tiempo tratando de montar un caballo para ir a dar la alarma de que los rusos han desembarcado en las costas norteamericanas. Un film de enorme calado, gracioso, sentimental y con mensaje conciliador de opuestos, porque lo que decide siempre en última instancia no es la ideología sino el humanismo sano de corazón.

Fej Delvahe
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52 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El mundo según Jewison
La psicosis colectiva que vivían los americanos durante la Guerra Fría ocasiona que los habitantes de un pequeño lugar, Isla Gloucester, se organicen para la batalla tan sólo corra el rumor que los rusos han llegado en submarino. Partiendo de ese miedo, la película es evidente que tiene un cariz reconciliador, con un humor blanco continuo y unos personajes entrañables. Como acostumbra en estas producciones, Norman Jewison sabe dar el humor tierno a la película de tal forma que se la perdona todo.

No puede faltar la historia secundaria del romance que surge entre un marinero ruso y una chica de la isla, un aspecto llevado con más ternura aún, en la que el amor se enfrenta a un futuro incierto, como tristemente sigue pasando hoy día en la juventud.

La película fue rodada en Mendocino (California), un lugar encantador en el que se adivina la armonía y tranquilidad de los habitantes que en la película queda reflejado. Hay imágenes realmente relajantes que Jewison muestra acompañándolas con el sonido de las olas del mar, por ejemplo, para saber que es un lugar donde no existen los sobresaltos; son detalles imprescindibles para enseñarnos ese mundo en paz, y que si llegan hasta allí una cuadrilla de marineros rusos, sólo puede ser por accidente y sin ninguna mala intención.

Una comedia de la que tendrás un buen recuerdo, puede que no sea extraordinaria en todos sus aspectos técnicos y artísticos, pero viéndola de chico como la vi yo, aunque ahora la vea más reposado, la sigo valorando, incluso más, por su sentido conciliador, por ese entrañable clima amable de la gente y por su estilo tan lejano a las estúpidas comedias de hoy día. Añoro ese microcosmos en el que la tirantez política no conlleva más que situaciones cómicas y enredos, y la sigo viendo sin que la edad ni los tiempos que corren logren marchitarla.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
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