La sensación de París (1938)

Una exquisita comedia proveniente de otra dimensión, la de un tiempo extraño de hoteles de lujo, mayordomos exquisitos y triunfo en los negocios, pero también con los reflejos de las pensiones baratas y de sueños de amor. Y para reflejo el de la foto del señor Trevor, ahora serio, ahora sonriente, cuando Danielle Darrieux se desviste. Humor sofisticado acompañado de melodías sensuales y actuaciones que nos enternecerán con la clásica historia de amor que empieza a trompicones entre una pareja enfrentada.
Otra de esas joyas del cine escondida en el tiempo para disfrutar cuando uno menos se lo espera; hasta los títulos de presentación del inicio nos avisan del placer que viene con ese estilo de imágenes elegantes, de actores entrañables y diálogos de la máxima calidad, y brillantes como en la más alta escala de la magnitud de un sol.

Inolvidable Fairbanks Jr:
-¿Estaba dormido? -le dice ella llamando a su habitación.
-No. Estaba tejiendo una manta.

Inolvidable la señorita Darrieux:
-Me ha llamado barata... Deshonesta.
-Tu no eres deshonesta -le contesta su amiga-. Deshonesta es una gorda metida en una faja.

Inolvidable el Maitre:
-Me han querido engañar -le dice al sufrido Maitre-. Cuéntemelo todo y le daré los 5.000 dólares.
-Verá, señor Duncan, yo hace muchos años estuve casado con una enana...

Inolvidable el mayordomo (Charles Coleman):
-No se meta nunca por medio de una discusión. Mi primo Rigley perdió un ojo por meterse en una riña. Mi cuñado se lo sacó.

Inolvidable película para los incondicionales del género que al verla les creará un momento especial.

Henry Koster, director de poco renombre, manejaba la comedia elegante como los mejores y, prueba de ello es que, en la decada de los 40, nos dejó joyas inolvidables del género como "La mujer del obispo", "El inspector general" o "El invisible Harvey". Por lo tanto, en absoluto sorprende que unos años antes ya hiciera deliciosas películas como esta "La sensación de París".
Nicole de Cortillon busca trabajo como modelo pero no lo consigue. Su amiga Gloria le hará ver que la mejor solución es casarse con un millonario, y traza un plan para introducir a Nicole en los ambientes más elegantes y lujosos de la ciudad.
"La sensación de París" nos deja exquisitas y agradables sensaciones pues Koster se desenvuelve como pez en el agua en estos refinados ambientes y -aunque el guión no pasa de correcto (por lo manido)- unos diálogos inteligentes, una esmerada puesta en escena y una excelente dirección de actores (maravillosa Danielle Darrieux) terminan por componer una dulce melodía que el espectador agradece dentro del mundo de ruido y furia en el que nos ha tocado vivir.