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El lugar de la mujer (1962)

El lugar de la mujer
111 min.
7,7
79
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Sinopsis
La mala salud del patriarca de una familia numerosa (Chisu Ryu) obliga a avisar a uno de los hijos, que vive alejado de Tokio, para que acuda con su mujer a visitar la casa familiar. En cuanto llegan, comprueban que ya se ha recuperado de manera satisfactoria. En la casa vive también la viuda del hijo mayor (Hideko Takamine) y su propio hijo adolescente. Otro de los hijos malvive regentando un modesto restaurante de ramen, al que acude diariamente un joven funcionario de la agencia de meteorología. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Onna no za
Duración
111 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
9
“Nuestros hijos son unos inútiles”
Tras una leve caída en el jardín de la casa del anciano padre, la numerosa familia Ishikawa se reúne en la casa donde los padres viven con sus hijas solteras y la viuda del hijo mayor fallecido. Magnífico retrato familiar, situado en vísperas de la celebración de los Juegos Olímpicos, que combina los habituales temas e inquietudes del cine de Mikio Naruse en torno al matrimonio, el deseo de conseguir un buen partido, los abandonos o la cambiante condición de la mujer en la patriarcal sociedad japonesa de postguerra, en un momento en el que la presión social o el peso de la tradición van cediendo terreno frente a las nuevas y jóvenes generaciones. Para Naruse, uno de los grandes directores de mujeres de la historia del cine, esta es siempre una víctima de la tradición que aplasta sus ilusiones pero que, a pesar de ello, gracias a su sacrificio y entereza sabe sobrevivir y seguir adelante sin caer en la típica autocompasión masculina. La película se sirve igualmente de los numerosos encuentros familiares para mostrar las diferencias de carácter, las visiones y deseos de futuro, las esperanzas de los personajes en los que vida, muerte, matrimonios, funerales y herencias, intereses y egoísmos, se nos muestran con la habitual sencillez, hondura y maestría de Naruse y donde la posición social, el trabajo o las posesiones son un elemento clave en la identidad de todos ellos. El maravilloso reparto se compone de los habituales actores de la factoría Ozu-Naruse –incluido el mítico Chishu Ryu como anciano padre- todos ellos excepcionales destacando especialmente el trabajo de la actriz fetiche de Naruse, Hideko Takamine, dando vida a la dulce pero firme Yoshiko, que tiene que soportar todas las intemperancias y pullas de sus cuñados. Naruse rueda de manera ligeramente diferente a los habituales modos de su cine, en este caso con una agilidad y un dinamismo normalmente ausentes en el habitualmente reposado e hipnótico tono de las películas del realizador japonés pero, de igual modo, va llenando de emoción, algunas briznas de humor y poesía esta crónica familiar certera, triste y alegre cual cuarteto de Mozart y componer, una vez más, otra cumbre en el impresionante catálogo de maravillas con el que nos sigue llenando de dicha, estupor y bendiciones.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La familia de Naruse al completo
En una de sus últimas películas Mikio Naruse nos ofrece una de las mejores muestras de su cine, seleccionando temas ya vistos antes, con muchas caras conocidas y sobre todo con una maestría a la altura de los mejores y más célebres directores japoneses. Le quedaban cinco años de trayectoria profesional y llegaba al año de realización de este "A Woman's Place" en plenitud, así que entiendo que con la misma naturalidad con la que se ven sus películas Naruse se ponía detrás de las cámaras para celebrar el presente de la sociedad japonesa. La familia numerosa que nos presenta aquí está llena de hijas, hay recién llegados, nueras que llaman padres a sus suegros, algún yerno aprovechado y un fluir de la vida que contiene momentos trágicos, como la vida misma, momentos de distensión, idas y venidas.

Chishû Ryû se queja de la juventud que viene detrás y no me extraña, él es poseedor de la ética japonesa ancestral y no debe ver con buenos ojos según qué cosas. Mientras, la musa de Naruse, Hideko Takamine, observa cómo pasa el tiempo mientras echa más horas que nadie trabajando y sin queja alguna. Hay tantos personajes que el que llegue aquí despistado saldrá corriendo si no está habituado a este tipo de cine costumbrista japonés. Para muchos, la mayoría, Yasujiro Ozu brilla por encima de todos. Yo no lo tengo tan claro, cada vez que veo más películas de Naruse me sorprende más que su cine no sea tan conocido, al menos para nosotros espectadores occidentales.

La vida en el Tokyo de los años sesenta da para mucho; el despertar económico y la necesaria apertura internacional hacía que se solapara lo nuevo con lo viejo, un choque generacional que por suerte para nosotros preocupaba a Naruse. Observar las idas y vueltas de unos y otros es una gozada, cómo sirven ramen, cómo asienten con su formalismo ejemplar, cómo viven y padecen...
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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