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Asalto a la corona de Inglaterra (1967)

Asalto a la corona de Inglaterra
93 min.
4,1
34
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Sinopsis
El robo de la corona de San Eduardo, joya conservada en la torre de Londres, es el inicio de una demostración de poder de la autonombrada 'La reina del mundo', una malvada que le exigen que le entreguen u gigantesco diamante. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Aventuras Ciencia ficción Superhéroes Serie B
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Come rubare la corona d'Inghilterra
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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3
Argoman, el casposo superhéroe de los calzoncillos negros
En desatados y livianamente morales años sesenta, el cine italiano aún pensaba que podía tratar de tú a tú al cine hollywoodiense y anglosajón. Empiezan los años de una malentendida liberación sexual, que ocultaba un machismo picaflor descontrolado, y que se reflejaba, en manera casposa, en los numerosos filmes de espías y de imitación de James Bond, donde los machos-alfa espiaban, mataban y se beneficiaban señoras por igual.

"Asalto a la Corona de Inglaterra" es un film bizarro bondiano, que combina el peor cine de superhéroes y el de espías, con un protagonista, de nombre Argoman, que viste de amarillo con calzoncillos por fuera de color negro, bien dotado, y con una capucha, negra también, con un visor que no sirve para nada, puesto que sus poderes son telekinéticos y telepáticos. Va dando saltitos, aventándose la diminuta y ridícula capa que también luce. Como dije, muy bizarro. Su alter-ego es un lord megamillonario, mezcla de James Bond, Bruce Wayne y el padre de Johnny Quest, por cuanto tiene un criado hindú, que hace de alcahueta y confidente en sus devaneos amorosos. Sus poderes se anulan durante seis horas si accede a la tentación de la lujuria carnal, pero el susodicho Argoman peca continuamente, teniendo un catálogo en video de amantes y, si no, las secuestra con sus poderes telekinéticos. Tras el acto, les regala algún detallito. Todo muy casposo, más propio de Torrente.

Frente a él tiene a una tal "Dueña del mundo" que va en hovercraft y que él ya se benefició en uno de sus accesos lujuriosos. No se molestó en preguntarle el nombre. "¿Para qué?" pensará Argoman. La dueña del Mundo domina a los hombres,como una reina-abeja y/o los sustituye por copias obedientes. Tiene una organización que ríete tú de "Spectra", con unos robots de saldo de los seriales de Flash Gordon y está obsesionada con un diamante gigante que no se sabe para que sirve y que es uno de los macguffins más cutres que he visto. Pero ella se sometería al macho-alfa que es Argoman, como le confiesa. Y es que esos calzoncillos negros poderosamente rellenos...

En fin, escenas inconexas, machismo del más casposo, mujeres objeto, bases secretas, persecuciones a cámara rápida, como en el cine mudo y situaciones absurdas (como en la que Argoman va con su disfraz en la mano mientras la policía le preguntan que es lo que hacía, y no se dan cuenta) no sé si fruto de una pericia paródica o más bien de una falta de rigor en algo, de por sí, ridículo o un sinsentido.

Si se quiere bucear arqueológicamente en las imitaciones baratas de James Bond y cómo éstas exageran el machismo propio que se intuía de los filmes de Connery, este es su filme. Pero no espere mucho más del mismo.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
ArgoMan, Eurospy + Fumetto nero Comedy
Del medio centenar de cintas italianas de índole fumetti comprendidas en la década de los 60, un proyecto en particular consiguió desmarcarse del resto con ciertos honores, y no solo por su descaradísimo, casi obsceno oportunismo, sino por saber rizar el rizo y caricaturizar lo ya previamente caricaturizado, extrayendo con un gran sentido del humor todo el jugo posible a este tipo de producciones protagonizadas por héroes baratos con mallas, y llegando a popularizarse de manera tan sorprendente como inesperada. Me estoy refiriendo, cómo no, a la divertida "Asalto a la corona de Inglaterra".
Honesta y conocedora de sus limitaciones pero también de sus libertades, la película de Sergio Grieco aka Terence Hathaway (1917-1982), se puede entender mucho mejor si tenemos en cuenta las previas incursiones del cineasta italiano en el entrañable subgénero del Eurospy, (con James Bonds de oferta), compartiendo un par de ellas con el mismo actor protagonista, el americano de rasgos angulosos instalado en Italia y con experiencia en Peplums, Roger Browne.
Así pues, con la esencia todavía palpable de sus dos últimas películas con espías conjuntas (ambas en 1966), pero sumándose ahora a la moda de lo superheróico, Grieco y Browne unieron esfuerzos para concebir un film de mixtura caprichosa, un cóctel de subgéneros extintos y efímeros, que coincidieron accidentalmente en el tiempo, y que desembocó en un spoof de irresistible encanto pulp.
Riéndose descaradamente de la mucho más sobria y antipática "Superargo, el hombre enmascarado", nos presentan aquí a Argo-Man, un ¿justiciero? embutido en una elástica amarilla con poderes extrasensoriales e innumerables habilidades que tiene como alter-ego a un inglés multimillonaro de modales exquisitos, el criminólogo Sir Reginald Hoover, que viene con todo el pack (mansión a medida, coleccionista de obras de arte, gadgets high-tech, irresistible playboy, fuma en pipa, servidumbre cómplice...).
Tras una serie de inexplicables robos que están volviendo loco tanto a Scotland Yard como a la policía francesa, éstos unen fuerzas para desenmascarar a la bella Jenabell (Dominique Boschero) y así evitar que robe un gigantesco diamante que podría desencadenar una guerra nuclear y ésta se autoproclame "reina del mundo". Como es fácil suponer, será fundamental la ayuda de Sir Hoover primero (en tareas de especialista en crímenes), y Argoman después para, no solo beneficiarse a la malvada villana, sino de paso evitar males mayores.
No sirve de mucho remarcar el evidente espíritu B que desprende el film, ni las consabidas limitaciones tanto técnicas como económicas del proyecto, por lo que obviaré aspectos de carencias de recursos y/o presupuesto, y más que la forma (que también), me interesa el fondo. Me encanta la idea de que un mismo personaje se dedique a su vez a delinquir y luego a investigar quién delinque, que la villana utilice sus encantos sexuales con la misma libertad que su equivalente masculino, que la trama contenga retazos de naturalezas variopintas (una delirante y maquilladísima mad doctor que replica mandatarios, el robot asesino más torpe de la historia, mamporros all'italiana o un adorable erotismo camp), y que sepa reírse de sí misma a la vez que estructurar medianamente bien una trama sin duda alocada, entretenida y sobre todo, muy divertida si se le sabe poner la lente precisa.
Argoman no solo parece poder controlar con su mente toda clase de tecnologías y jugar con su telequinesis a placer, sino que además presenta una fuerza sobrehumana y una inteligencia superior; pero tiene un punto débil, su kriptonita personal, y es que aunque sutil, en la cinta se nos muestra culebreando la censura con maestría. Al parecer, cuando Sir Reginald Hoover mantiene relaciones y se "desfoga", necesita una serie de horas para "revitalizarse" y así poder volver a ser Argoman, lo que conllevará que le apalicen en un furgón, todo sea dicho de paso.
Como curiosidad, la película tuvo un baile de títulos importante, todo por tratar de rentabilizarla en cada país como fuera necesario. El original italiano fue "Come rubare la corona d'Inghilterra" (Cómo robar la corona de Inglaterra), pero también se la conoce por "Argoman, the fantastic Superman", "Superman le diabolique", "Superman diabolico", "Fantastic Argoman" o incluso "Superman contre les robots".... sea como sea, se trata de un film discreto pero entrañable, divertido e incluso mítico en diminutos círculos, que la proyectan como cinta de culto en pequeños festivales, aunque sea para paladares muy concretos.
JESÚS ÁLVAREZ (SOSPECHOSOS CINÉFAGOS)
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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