arrow

Lydia (1941)

Lydia
104 min.
5,9
70
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Sinopsis
Lydia, una bella mujer madura, se reencuentra con los hombres que amó en su juventud y recuerda las pasiones del pasado con la perspectiva que da el tiempo y la edad. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Lydia
Duración
104 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1941: Nominada al oscar: Mejor banda sonora (dramática)
6
Duvivier, francés.
Esta película, realizada en 1941, guarda un extraño parecido con la coetánea "Ciudadano Kane", y con la posterior de 1943, "El diablo dijo No". Es un film que posee la imagen y el tono muy parecido a quien relató el informe Charles Foster Kane, en Ciudadano Kane. Constituye el repaso simplificado en el otoño de sus vidas de la misma Lydia y de los hombres que la amaron. Se reúnen al relente de la noche en la terraza de piedra de un caserón imponente de Boston, ciudad que mantiene (al parecer, yo no he estado nunca allí ni pienso estar) un ambiente inglés de rancio abolengo, o al menos, en aquellos tiempos en los que se dice sucede la acción. Esto lo sé por mi dilatada afición de lector.

El relato es llevado en un tono muy nostálgico y además quejumbroso (han llegado a disculparse por haberla amado), e intenta alcanzar la lágrima tierna con una decisión filantrópica admirable cuando ella se hace cargo de los niños ciegos desamparados.

Se usan los analipsis obligados con algún hecho que el que relata no podía saber a ciencia cierta, retrotrayéndose el ambiente a los tiempos de los coches de caballos y demás historias. Con Joseph Cotten se menciona su participación en la guerra de Cuba, lo que le proporciona miles de "likes" entre la clase alta americana, que son "likes" para ellos nada más porque en realidad esa guerra no fue más que una vil maniobra torticera del gobierno USA para ampliar su campo de comercio y sus aranceles.

Siguiendo con el tema, de 1943 es "El diablo dijo No" que también es un relato empezado al final para ir hacia atrás contando la vida de un caballero rompecorazones que tuvo su número de amantes. Dicha película fue dirigida por Lubitsch y es de similares características narrativas; por tanto estamos ante un recurso que bien empleado produce el efecto deseado de añoranza, ternura, comedia y drama en el ocaso de la vida. Pues nada más. Añadir que Duvivier, franchute de pura cepa, con su película: Lydia, no llega a la de Orson Welles ni a la de Lubitsch por muchos "likes" que tenga.
[Leer más +]
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Frágil memoria
La evocación del pasado es un ejercicio que las personas tienden a hacer con frecuencia. El contraste entre el presente y el pasado suele ser fuente de satisfacción, complacencia y gozo. La película explora con ánimo crítico, no exento de humor, los recuerdos de juventud de Lydia, una bella mujer, que invita a sus antiguos pretendientes a realizar (1941) una sesión conjunta destinada a recordar sus relaciones, su amistad, sus encuentros y sus rupturas.

Los recuerdos personales tienden a idealizar los hechos, a estilizarlos, a convertir la realidad ordinaria en extraordinaria, a transformar circustancias molestas en sus contrarias (un día de lluvia intensa en un día de sol radiante). La subjetividad suele condicionar los recuerdos, mejorando el pasado y enriqueciendolo con elementos añadidos de ensueño.

Duvivier muestra con delectación los sesgos propios de la evocación del pasado y con ellos construye una atmósfera singular, de verdad, fantasía e ilusión, aderezada con trazos de intimidad, confidencias y confesiones, que elevan la acción a las cercanías de la irrealidad. De ese modo consigue dotarla de un nivel acetable de unidad e interés. En su discurso no oculta los riesgos del experimento, porque el pasado oculta recuerdos atenuados por el olvido que conservan en ocasiones la fuerza indoblegable de su propia objetividad. Su actualización puede revelar verdades ocultas, denunciar errores y situar a las personas en posiciones imprevistas e incómodas.

El film tiene la apariencia de un "collage" de episodios románticos que han llenado la vida de juventud de los protagonistas y que siguen vivos en la memoria 40 años después. El humor se hace presente, sobre todo, a través de la figura entrañable de tía Sarah, sus exageraciones, su rigor, su inversión ocasional de los roles de género, su amor oculto y las contradicciones entre sus mundos aparente y real.

La música, de Miklos Rozsa, reproduce una partitura original brillante y colorista, que incluye temas líricos ("Retrato de Lydia"), románticos ("Tema de amor"), ensoñadores ("El vals"), apasionados ("El color rojo"), tristes ("Hasta la vista"), desolados ("El mar") y triunfales ("Final"). Rozsa obtuvo una merecida nominación al Oscar. La fotografía, de Lee Garmes ("Scarface", 1932), exalta la belleza singular de Merle Oberon con encuadres de proximidad y contraluces de perfil, crea composiciones equilibradas y maneja con destreza un vibrante claroscuro. Se beneficia de un suntusoso vestuario de época (últimos años del XIX/primeros del XX) y el elegante diseño de producción de Vincent Korda.

La acción principal tiene lugar en Boston y NYC. El rodaje se realiza en EEUU, tras el inicio de la IIGM en Europa y antes de la entrada en ella de los EEUU (diciembre de 1941). El film, que se estrena el 18-IX-1941 en NYC, es el "remake" de la producción francesa "Un carnet de balle" (1937), del mismo Duvivier.
[Leer más +]
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Lydia
Fichas más visitadas