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Salto al vacío (1980)

Salto al vacío
120 min.
6,0
68
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Sinopsis
Marta Ponticelli ha sido madre y hermana de su hermano Mauro y ahora, con la visión de la vejez ante sus ojos y el alma vacía, muestra un considerable desequilibrio mental. Mauro, que es juez, teme que Marta se vuelva loca y se quite la vida. Por otro lado, el juez, muy acomplejado por su vida solitaria y por las dramáticas experiencias de su trabajo, es incapaz de influir positivamente en su hermana. Un día, casi sin premeditarlo, le presenta a uno de sus acusados, Giovanni Sciabola, un extravagante actor que suele hacer cosas fuera de la ley. La amistad entre los dos sirve a Marta para estar mejor, dejando de lado las crisis habituales, sale cada vez más a menudo, hasta que Mauro se pondrá tan celoso, que intentará deshacerse de Giovanni, haciendo que lo arresten y el hombre, tras un último encuentro con Marta, huye. Habiendo fracasado y viendo que su hermana, por el contrario, está conquistando su propia autonomía como mujer, el juez no tiene más remedio que suicidarse, saltando al vacío.(FILMAFFINITY)
Género
Drama Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Salto nel vuoto
Duración
120 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia-Alemania del Oeste (RFA);
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Premios
1980: Festival de Cannes: Mejor actor (Michel Piccoli), mejor actriz (Anouk Aimée)
1979: Premios David di Donatello: Mejor director (ex aequo)
7
Mórbidos hermanos
Salto al vacío es una obra en estado depresivo, pre-suicida: un análisis socio-psicológico y una condena de la locura reprimida del hombre machista burgués, incapaz de expresar sus sentimientos, masoquista en sus relaciones personales centradas en el oxímoron odio-amor, cobarde ante la Vida, enjaulado en su propio ensañamiento y seguridad (la Justicia), voyeur mezquino y aislado (en este sentido, el pasaje de los ladrones en la casa que no se molesta es magnífico).

Como contrapunto pasoliniano, aquí está la locura del artista, libre de actuar como piensa, de vivir al aire libre, no atrincherado en la casa. El personaje de Anouk Aimée (Marta, la hermana del juez) encuentra la felicidad cuando deja atrás su moral católica burguesa y encuentra el afecto, aunque sea efímero, en el del artista Giovanni (interpretado por Michele Placido), otro arquetipo en extremo, y por tanto imperfecto. Cuando Mauro, (Michel Piccoli) deambula inquieto por la casa, experimentando los silencios de su propio desierto existencial, le viene a la mente Dillinger è morto (película del mismo director del 1968).
Marco Bellocchio que ganó el David di Donatello para la dirección, se lo cepilla todo con vigor, desgraciadamente no sin algunas carencias debidas a la presunción intelectual, pero con la magnificencia de una fascinante investigación lingüística hecha de alegorías, ligero onirismo (los niños que vagan por la casa como duendes en la noche: una medida de la cordura del hombre), los vacíos comunicativos antonionianos, las cáusticas ferrerianas, el espesor bressoniano de la fijeza de la mirada, la escualidez/comodidad de la locura bellocquiana y las sacudidas nerviosas en la falsa quietud. En el salto al vacío está la rebelión final, después de haber levantado I Pugni in Tasca, contra la institución-familia, contra la prisión que el ser humano construye a su alrededor.

La música de Nicola Piovani es persuasiva, inquietante, mordaz y surrealista al mismo tiempo.
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