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La diligencia (1939)

La diligencia
99 min.
8,0
28.294
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Sinopsis
Personajes muy variopintos emprenden un largo, duro y peligroso viaje en diligencia. Entre ellos, un fuera de la ley en busca de venganza, una prostituta a la que han echado del pueblo, un jugador, un médico, la mujer embarazada de un militar, un sheriff. Las relaciones entre ellos serán difíciles y tensas. Además, durante el viaje, tendrán que afrontar el ataque de una partida de indios apaches. (FILMAFFINITY)
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Stagecoach
Duración
99 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Ernest Haycox
Links
Premios
1939: 2 Oscars: Mejor Actor de Reparto (Thomas Mitchell), bso (adaptada). 7 nominaciones
1939: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor director
1939: Asociación de Críticos Norteamericanos (NBR): Nominada a Mejores películas del año (por orden alfabético).
Aunque parezca extraño, en 1939 el género del western estaba bastante infravalorado y declarado "pasado de moda". Gracias a esta película, el maestro Ford consiguió resucitarlo y ponerlo de nuevo en las más altas cotas de la calidad artística y la aceptación popular. Así, en "Stagecoach" no sólo comienza un épico viaje de un grupo de personas por el Monument Valley. También la más gloriosa etapa de un género que, recién reinventado, avanzará al galope por el valle del séptimo arte bajo las riendas del mejor director que jamás ha existido y de un tal John Wayne... ambos directos a la leyenda.
[FilmAffinity]
"La esencia más pura del Far West late en esta obra (...) da carta de naturaleza al mito icónico de John Wayne, cuyo personaje se mueve entre un inolvidable plantel de secundarios"
[Diario El País]
12
12
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Negativa
10
Unidos de camino a Lordsburg
La diligencia es uno de los mejores westerns de la Historia del Cine y por ende una de las mejores películas de Ford. Los nueve personajes que viajan en el carromato tirado por seis caballos nos van desvelando poco a poco, plano a plano, sus diferentes vidas y sus distintas motivaciones para llegar a buen puerto tras cruzar territorio comanche.

-El sheriff, a pesar de su inicial presentación como un hombre inflexible con sus responsabilidades, suaviza el caracter a medida que el film avanza.
-Thomas Mitchell, nuestro doctor borrachín, se llevó un merecido Oscar amen de parecerme el mejor actor del reparto. Será el encargado de dotar al film de sentido del humor y de humanizar el sinsentido de la diferencia de clases.
-Claire Trevor, la prostituta, encarna a los desfavorecidos del mundo burgués que tanto gustaba a Ford plasmar en sus obras. Al final, todo esa hipocresía inicial se va diluyendo como un azucarillo.
-El jugador de cartas es uno de los principales inquilinos de la diligencia. Caballeroso, peligroso, atractivo, inteligente y soñador. Uno de los personajes más ricos del films y más atormentados. Siempre piensas que él y Kid van a liarse a tiros en cualquier instante y Ford templa de manera magistral la tensión que se supone puede existir entre ambos.
-El banquero realiza una actuación notable. Cuando se enfada o cuando se disculpa asume su rol de mezquino con una sobriedad asombrosa. Parece el tipo adecuado para ese papel.
-Louise Platt interpreta a la mujer de buenas costumbres, antagonista de Claire Trevor y deliciosamente protegida por nuestro jugador de cartas. La relación entre las dos mujeres también tensa el ambiente. Memorable la escena del vaso de agua.
-John Wayne está inconmensurable. Su primera aparición en la película se ha convertido por derecho en un icono del mundo del cine. Y además el desenfoque no queda nada mal. Su actitud hacia el sheriff durante todo el film es un acierto cuando se le supone una rebeldía y unas ansias de venganza que nublarían la vista a más de uno.
-El pasante de whiskey, así como el conductor del carromato son elegidos por Ford para dar vida a la gente corriente y buena que abunda en toda su filmografía. Gente común con vidas nada peligrosas y con pequeños sueños y metas que a menudo los malosos no les dejan llevar a buen puerto.

Además Ford nos regala bonitas panorámicas, primeros planos dónde todos y cada uno de los actores responden a la perfección, y encuadres en el interior de la diligencia que son de chapeau.
La secuencia de la carga india es un prodigio de técnica para aquellos tiempos. Merece una mención aparte la inestimable aportación de los especialistas en esa secuencia. Se juegan el tipo saltando de caballo a caballo. Es una de las escenas más recordadas por los profesionales del sector. Impresionante.

Uno de los mejores westerns que se han rodado nunca y que el tiempo deja tan impoluto como hace seis décadas. 9.8

"Este país lo que necesita es más cogorzas."
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200 de 227 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Que Ford era facha, te lo juro por Michel Gondry y Lars Von Trier
Cuando un profano del cine de Ford hable sobre sus westerns o sobre su cine en general, siempre lo hará desde la perspectiva tópica del desconocimiento más supino que pueda existir y le llamará facha o rancio. También está la versión que te dirá que directamente no casa con el western porque cuenta historias también fachas, sobra decirlo, básicamente porque su atribulada cabecita, llena de videoarte, cine contemplativo y urbano y demás mariconadas varias, no entiende que el género supremo del cine únicamente cuenta historias actuales ubicadas en una situación espacio temporal distinta, aunque a ellos les siente como un tiro ver a gente con sombrero de cowboy. Obviamente, nunca sabrán argumentar por qué piensan que Ford es un facha, únicamente se lo oyeron a otro que lo oyó de otro colega que dice que un amigo, una vez, y de pasada, vio 5 minutos de una peli del oeste, por lo tanto reconducirán la conversación hasta el punto que a ellos les interesa. Si no, te dirán algo de los indios... siempre algo de los indios. ¿Por qué descargo mi odio contra aquellos diferentes a mí y hablo de Ford? Sencillamente porque el otro día me vi por enésima vez La diligencia, película de la que estoy absolutamente enamorado, y no sé si es por su sencillez en la propuesta, por su honradez, por su falta de maniqueísmo o por la ruptura de tabúes sociales en aquella época. Quizás, también, porque sea la primera obra maestra de mi género preferido y aquella que sentó las bases de dicho género en su vertiente más clásica y también, por qué no, del cine en general, siendo la más clara precursora de Ciudadano Kane, probablemente la película-tótem de la revolución cinematográfica, ya que Ford cambió el estilo de los encuadres, la planificación y el empleo de una fotografía que sabía aprovechar lo mejor del expresionismo pero dejando fuera a veces ese esteticismo tan insoportable en que te hacía caer el género alemán.

Pero creo que, por encima de todo, el motivo por el que me gusta tanto esta cinta del maestro es porque me da la razón en aquello que siempre digo, y es que Ford era, es y será el cineasta más social y progresista que ha habido en la historia del cine. Esas ideas, alejándonos de su cine "no western", iban desde la lucha contra el racismo, la censura en El hombre que mató a Liberty Valance o la redención y la victoria de los socialmente defenestrados frente a las clases pudientes. Y es que Ford, ferviente católico y alcohólico, era como un Jesucristo moderno, ya que sus personajes siempre eran desterrados, seres errantes sin hogar, putas o borrachos, y él les daba cobijo en su regazo. Obviamente, si le preguntásemos por las virtudes sociales de esta película saltaría de la misma forma en que le respondía a Bogdanovich cuando le preguntaba por su labor de poeta y me mandaría a la mierda, pero es innegable la ternura que Ford sentía por los socialmente poco aceptados y el lirismo que veía en cada una de sus bondadosas acciones.
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154 de 201 usuarios han encontrado esta crítica útil
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