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Con los brazos abiertos (1938)

Con los brazos abiertos
96 min.
6,9
1.215
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Sinopsis
Hoy se crían sin ley en la calle. Mañana estarán en el corredor de la muerte. El Padre Edward Flanagan (Spencer Tracy) se propone romper ese ciclo maldito y entrega su vida y su fe a crear una escuela para chicos marginados que se convertirá en todo un modelo de esperanza. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Boys Town
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1938: 2 Oscars: Mejor actor (Spencer Tracy), guión original. 5 nominaciones
8
Capra sin Capra
Quien al ver la película no se haya fijado bien en los títulos de crédito, quizás pensará erroneamente que lo que está viendo es una película de Frank Capra, y no es así, aunque no creo que a Capra le hubiera importado la confusión, porque seguramente, con gusto la hubiera firmado.

La verdad es que el mundo de hoy en día nos hace cada vez menos inocentes y más sofisticados, pero creo que a todos nos queda un corazoncito donde quepan Capra y films como este que buscan la ternura, el corazón y los buenos sentimientos sin más.

Pd: El que no se enternezca al ver a "Boliche", que vaya al cardiólogo porque se ha quedado sin corazón.
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22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL PADRE FLANAGAN
Claro, los realistas, pesimistas, derrotistas y demás -istas de carácter negativo pondrán el grito en el cielo y exclamarán: "¡Esto es imposible!", "¡qué película tan ñoña!", "¡eran otros tiempos!"... Sí, eran otros tiempos, más duros y difíciles y, mira por donde, todos sus argumentos se les vienen abajo porque resulta que el padre Flanagan existió, como existió su "Ciudad de los muchachos" y como siempre existirán personas maravillosas tocadas por la mano de Dios cuya máxima preocupación sea la de ayudar a los más desfavorecidos de una manera absolutamente desinteresada.
Norman Taurog, que era un director listo, sólo necesitó darle un buen ritmo a la historia y comprender que nadie había mejor que el gran Spencer Tracy, con todo su carisma y bonhomía, para interpretar al bueno del padre Flanagan. Con sencillez, con naturalidad. Repitiendo constantemente aquello de: "ningún muchacho puede considerarse malo". Y cuanto más lo dice más nos damos cuenta de que quizás tenga algo de razón y que son los padres, los educadores y los condicionantes sociales y económicos que rodean al chiquillo, los verdaderos culpables de de que fracase esa "forja de hombres". Ya lo decía Pitágoras: "Educa bien a los niños y no será necesario castigar a los hombres".
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17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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