arrow

Caravana de mujeres (1951)

Caravana de mujeres
118 min.
7,1
9.352
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Escena (Español)
Sinopsis
A mediados del siglo XIX, un guía de caravanas (Robert Taylor) recibe el encargo de conducir a un grupo de mujeres desde Chicago a California. A partir de Independence (Missouri) tendrán que recorrer cinco mil kilómetros cruzando las montañas de Utah y el desierto californiano, en un viaje lleno de penalidades que constituye una auténtica odisea. El objetivo de la caravana es llegar a un valle habitado por un grupo de solteros solitarios que buscan esposa. (FILMAFFINITY)
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Westward the Women
Duración
118 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
Con faldas y al oeste
William Wellman describe, en sus películas, caminos de ida y vuelta. En ‘El rastro de la pantera’ todo empieza y acaba en una misma casa en medio de la nieve. En ‘Incidente en Ox-Bow’, dos jinetes llegan a un pueblo y entran en un bar –un perro cruza la calle. Al acabar la película, tras la lectura de una carta en ese mismo bar, los dos jinetes salen del pueblo –el mismo perro cruza la misma calle, esta vez en dirección opuesta. En ‘Cielo amarillo’ la primera y última escena están rodadas en idéntica localización, un banco –y lo que ocurre allí describe una perfecta simetría… o, más bien, una edificante y parabólica anti-simetría.

Un círculo completo. Un recorrido circular, íntimo y externo, en que los recintos parecen diferentes porque las personas han cambiado. Una vuelta completa por la rueda de la vida de los personajes. Una vuelta con sabor a desafío. Una vuelta, en fin, que es rito moral de iniciación o aprendizaje.

‘Caravana de mujeres’ también empieza y concluye en una misma localización: el valle de Roy Whitman. Citaré dos planos que refuerzan esa simetría estructural. Hacia el minuto seis, vemos un camino con un fondo de árboles en hilera. En primer término, un grupo de vaqueros. Dos jinetes, Roy y Buck, parten en busca de esposas para todos. Finalmente, hacia el minuto ciento dos, el mismo plano recibe a las mujeres. La misma carretera, los mismos vaqueros en primer término, la misma hilera de árboles. El tiempo transcurrido entre ambos planos abarca la odisea del viaje en caravana.

Veo en Buck Wyatt (Robert Taylor) en cierto modo un álter ego del propio William Wellman. Hosco y severo dirigiendo y, sin embargo, incapaz de reprimir una sonrisa de satisfacción ante el valor y la perseverancia de las heroínas –las actrices.

‘Caravana de mujeres’ riza el rizo: es un drama con encanto. Un drama en el que apenas cabe la sensiblería. La rueda gira y no hay lugar para el lamento largo. La tragedia dura lo que dura un plano de silencio.

En el minuto veinticuatro, Buck, contratado para liderar la caravana, le pregunta a Roy: Ready? En el silencio que sigue –tan sólo unos segundos– una plegaria muda inunda la pantalla. Roy alza la vista y le contesta: Take them to my valley –llévalas hasta mi valle. Sentimos la emoción contenida que late en todos los inicios.

[Continúo en el spoiler, destripando trama, detalles y argumento]
[Leer más +]
74 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Las princesas prometidas
La relación entre el cine comercial y el género femenino no es muy diferente a la relación que existe entre los hombres y las mujeres. El cine lleva desde sus inicios realzando la belleza de las mujeres, halagándolas desde el visor de una cámara, retratando todo lo que en nosotras puede haber de agradable y decorativo. Pero llegamos a un punto en que no queremos que nos digan que somos guapas o sensuales. Eso ya lo sabemos. Llegamos a un punto en que lo que en realidad deseamos es que el cine aprenda a querernos tal y como somos. Y esto incluye querernos incluso en los momentos que no somos ni guapas, ni decorativas ni sensuales. Es un largo camino que el cine todavía no está muy dispuesto a recorrer, excepto en ocasiones. Una de estas ocasiones se celebra, a lo grande, en esta (otra más) joya de William Wellman.

Las mujeres de Wellman son todas las mujeres. Unas mujeres capaces de recorrer cinco mil kilómetros de desierto y montañas para encontrarse con un montón de tipos que no han visto en su vida y de los que no conocen más que la foto. Mujeres que empujan carretas a través de las rocas pero gritan de pánico cuando ven a una serpiente; mujeres capaces de parir sin detener la marcha y al mismo tiempo, de hacer detener toda una caravana para acicalarse en mitad del desierto; mujeres con todas sus paradojas, su coraje, sus debilidades y esa capacidad innata de universalizarse que tiene el género femenino y de la que extrae gran parte de su fuerza.

Wellman reescribe la épica en sordina para adaptar la visión de un clásico viaje-odisea al temple y el silencio femeninos. Nadie duda de que la muerte o el sufrimiento o el cansancio no serán suficientes para detener la voluntad de un montón de mujeres con un objetivo común. Y con todo, lo mejor es que al llegar, ellas han cambido de muchas maneras, pero en ningún momento dejan de ser mujeres.

Moisés en su camino a Canaán no lo tuvo ni la mitad de crudo que Robert Taylor guiando a la caravana de mujeres: sin embargo, tampoco tuvo jamás a seguidores más fervientes. De las pocas ocasiones en el que las mujeres podemos contemplar un cine que habla de nosotras no como si nos admirase, sino como si simplemente, nos queriese.
[Leer más +]
40 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Caravana de mujeres
Fichas más visitadas