Apostar al caballo cojo
25 de julio de 2020
Uno no puede pretender enseñar a un productor de un estudio del Hollywood dorado (de la Fox o de cualquier otro) cómo debe sacarse dinero y éxito con un musical, y seguro que si hicieron con esta película lo que hicieron, por algo sería. Pero desde el punto de vista cinéfilo-histórico, hoy resulta triste ver cómo, pese a contar con buenas canciones y con dos de los mejores cantantes de la época –Alice Faye y Al Jolson- y disponer, en cambio, de un argumento de lo más insulso y mil veces visto, prefirieran poner los números musicales al servicio de la boba historia melodramática y la presencia del galán Tyrone Power, y no al contrario. La mayoría de los números están reducidos al mínimo o directamente eliminados (algunos de los que desaparecieron eran muy buenos, como puede verse hoy en día en You Tube). El resultado, claro, es decepcionante tanto para el que espera ver un melodrama como para el que espera un musical. Y resulta anecdótico que el guión lo hiciera uno de los mejores guionistas de Hollywood (Nunnally Johnson) y la fotografía uno de los más prestigiosos fotógrafos (Karl Freund). También resulta superfluo fijarse en esa letra de la canción principal, que hoy en día estaría lejos de conseguir una subvención del Ministerio de la Igualdad: “me pega y me digo que le dejo, pero acabo de rodillas ante él, porque es mi hombre”.
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No es tu hombre
27 de septiembre de 2021
Pues, erase una vez una hermosa cantante aficionada que iba de teatro y teatro, de fiesta clandestina en fiesta clandestina, con más tortazos contra la puerta que un pisapapeles de cocina, cargando más fardos que en un muelle, con los tacones más viejos del escenario. Uno de esos fardos, que no era tal, consigue convertirse en su gran amigo, Ted Cotter, maravilloso cantante, que también ejercía el pluriempleo pero que ejerce con más tino y menos pájaros en la sesera.
La cantante conoce a un Gold Boy, un manirroto, Bart Clinton, que la invita a su suite y a galanteos anticuados.
La cantante conoce a un Gold Boy, un manirroto, Bart Clinton, que la invita a su suite y a galanteos anticuados.
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