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L'apollonide (2011)

L'apollonide
125 min.
6,9
2.666
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Trailer (FRANCÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
París, 1899. L'Apollonide es un elegante prostíbulo en el que la madame es dueña absoluta de las meretrices, pues los gastos de éstas exceden a sus ingresos, y están en deuda con el local que las explota. Las prostitutas además se enfrentan a numerosos problemas: embarazos, opio y clientes violentos. En uno de los casos más trágicos, un hombre desfigura el rostro de una de las prostitutas. La cicatriz resultante dibuja en su cara una sonrisa trágica que la marcará de por vida. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Prostitución Años 1900 (circa) Drama de época
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
L'apollonide (Souvenirs de la maison close) (House of Tolerance)
Duración
125 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2011: Premios Cesar: Mejor vestuario. 8 nominaciones (3 de interpretación, 5 técnicas)
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso
2011: Festival de Gijón: Sección oficial largometrajes - Fuera de competición
2011: Festival de Mar del Plata: Sección Internacional de largometrajes
8
La casa (y el cine) de los placeres
Olvídese de los grandes burdeles que hemos visto en las series de la HBO, “L'apollonide” de Bertrand Bonello quiere escrutar en otro tipo de placeres dentro de esa ‘casa de la tolerancia’ de un París que recorre el final del siglo XIX y principios del XX. Sus imágenes se convierten en goce para los espectadores, que nos transfiguramos en clientes voyeurs y, al mismo tiempo, nos sentimos atraídos, conmovidos y enamorados por la vida (y muerte) de sus atrapadas protagonistas.

“L'apollonide” habla de mujeres inmovilizadas y condenadas a un martirio en vida y marca infinita, mientras el mundo exterior de cambios queda fuera de campo produciendo un efecto claustrofóbico. Tal vez ese cliente sádico que desfigura a una de ellas la exime, en cierta medida, de continuar con esa vida… pero al mismo tiempo establece esa metáfora de deformación de la prostituta y la incapacidad de ser readmitida en la sociedad: será siempre divisada por un monstruo risueño si no acaba muerta y repudiada víctima de la sífilis. Los anacronismos en la banda sonora añaden una dimensión más amplia a sus resortes emocionales; como si al final, el castigo se perpetuará en la distancia y años hasta el infinito. Ese futuro es ocultado hábilmente por Bonello en una secuencia donde una de las prostitutas echa las cartas al resto y deja claro que si alguien las ‘elije’, se ‘convierten’ en más que objetos. Se trata del destino, del pasado… el presente… pero el futuro evita mostrarlo; simplemente nos muestra los rostros de las prostitutas y una pregunta con respuesta: ¿cuál es la peor? Simplemente, no hay salida… ni futuro.

Tal y como indican a modo de presentación: las cosas cambian en ese burdel, pero lentamente; porque el tiempo se detiene y la propia película se convierte en un decorado y tapiz. Esa representación teatral y reiterada en un salón principal que se transforma en ejemplo de farsa e impostura; un teatro de pose y placer que define (y minimiza a la simpleza) el concepto del sexo y la prostitución. La alternancia del punto de vista parece no modificar la solución final, como representación de la tristeza y decadencia implícita en la obra. A Bonello le interesa mostrar lo que hay detrás del falso espejo que aquello libidinoso que se refleja en el mismo, que nuestro disfrute sea más sensorial que erótico, más inquietante y atmosférico que efectista y vacuo. Aunque Narcís Bosch y sus “Lágrimas de esperma” deberían salir en los agradecimientos finales de los créditos, en “L'apollonide” habita un magnifico y absorto cine condenado también a estar atrapado en la inmortalidad.
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44 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El imperio de la pasión
Ha habido infinidad de películas sobre la prostitución ya desde los primeros años del cine, siendo de hecho un tema que han tocado algunos de los mejores directores (Fellini, Scorsese, Mizoguchi, Wilder, Godard, Borzage, etc.) con resultados, en estos casos, sumamente positivos. Afortunadamente también ha habido todo tipo de acercamientos a esta profesión pero rara vez se ha visto uno tan pasional como el que muestra "L'apollonide" de Bertrand Bonello, quien nos traslada a un burdel entre los años 1899-1900 para narrarnos la historia de varias mujeres de compañía que allí conviven. Lo que hace la película distintiva es inicialmente su factura, perfecta, con una recreación cuidada de la época, pero poco a poco esto queda como complemento y lo que verdaderamente cobra fuerza es el retrato de los personajes, el tiempo que se toma para desarrollarlos y la potentísima labor del realizador a la hora de llevar a cabo la planificación de las secuencias.

Con un (perfecto) tono contemplativo, se nos muestra con suma naturalidad la forma en que trabajan e interactuan entre ellas y con sus clientes, e incluso sus aspiraciones; vemos además el inicio de una de ellas y cómo la profesión pierde su sentido de exquisitez en apenas un año que supone algo tan importante como un cambio de siglo. "L'apollonide", interpretada de forma soberbia por un reparto en estado de gracia, cuenta ademas "una" historia sin dar muestras de cansancio en sus dos horas de metraje, implica al espectador a pesar de su aparente frialdad y consigue inquietar cuando se lo propone, e incluso emocionar, escapando con una facilidad asombrosa de cualquier caída hacia el lado del melodrama. Recuerda en cierto sentido al soberbio episodio de las máscaras de "Eyes Wide Shut" pero tiene voz propia y se convierte en una de las mejores películas de la (a fecha de publicación de la crítica) recién iniciada edición 49 del Festival de Cine de Gijón.
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32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
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