La pelirroja de Wyoming (1953)

Sólo por ver a la gran Maureen O'Hara, sus maravillosas miradas, su poder de seducción, su saber hacer, ese magnetismo que irradia siempre, ya vale la pena ver esta película. El argumento es interesante y los actores cumplen adecuadamente. Crítica al "politiquillo" de turno que ambiciona el poder y no repara en engañar y robar para conseguirlo, pero que se enfrenta a un shérif valiente y honesto. El final es previsible y nos deja un buen sabor de boca. Para amantes del western sin demasiadas expectativas. Recomendable.

Aburrido western de enfrentamientos entre criadores de ganado, dirigido con indolencia por el gris Lee Sholem, más volcado en la televisión y en películas de serie B tirando a C. Maureen O'Hara, fallecida hace pocos días, es lo único destacable de la película, bueno, ella y sus vestidos, porque hay que verlos para creerlos: parecen el sueño húmedo de un fabricante de lencería. Da la impresión de que sus rotundos senos van a salir disparados de un momento a otro hacia la cara de su antagonista. Diálogos morosos, co-protagonista estólido (Alex Nicol: acabó en España haciendo paella y spaghetti westerns), fotografía y banda sonora indiferentes. Sólo para fans de la apasionada pelirroja.