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La otra cara del bosque (1948)

La otra cara del bosque
107 min.
7,3
146
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Sinopsis
Película inspirada en la Loba (1941) de William Wyler, que presenta a los mismos protagonistas veinte años antes. En 1880, tras celebrarse el día de los confederados en Bowden, Alabama, comenzaremos a ver la difícil relación que sostienen los Hubbard, en la que el padre, Marcus (Fredrich March) atiende su negocio, lee a Aristóteles... y sostiene una relación de absoluta frialdad con su esposa Lavinia (Florence Eldridge), la cual le guarda profundo respeto, mientras preserva resentimientos que no puede sacudir de su conciencia. Sus hijos: Regina (Ann Blyth), anhela casarse con el confederado John Bagtry (John Dall) a quien su padre desestima, Oscar (Dan Duryea), ansía organizarse con una bailarina de can-can que sólo él ve con buenos ojos. Y Benjamin, ansía surgir socialmente sin importarle los medios. Con ellos, un fuerte drama está a punto de servirse. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Precuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Another Part of the Forest
Duración
107 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Lillian Hellman
Premios
1948: Sindicato de Guionistas (WGA): Nominada a Mejor guión drama
8
La lobezna.
Hay que ver qué sorpresas te depara el cine de vez en cuando.
Ignoraba totalmente la existencia de esta película que es, ni más ni menos, que una precuela de aquella gran obra maestra de Wyler, " La loba", con la gran Bette Davis en una de las más poderosas interpretaciones de su carrera.
Pues bien. Aquí tenemos a la misma pandilla de chacales hambrientos formados por la familia Hubbard, cuya acción se sitúa en 1880, veinte años antes que aquella, donde nos cuentan los orígenes de aquella familia de cocodrilos.
Esta película fue un encargo de la Universal a Michael Gordon, director experimentado en adaptar obras teatrales.
Teniendo en cuenta que " La loba" es una adaptación de la dramaturga Lilliam Hellman, la misma autora de " La calumnia", también llevada al cine por Wyler, he de decir que, Gordon, sale airoso del reto, ya que, aunque es imposible hacerle sombra a la gran película de Wyler, nos ofrece unos retratos muy bien construidos y coherentes y con unas interpretaciones muy bien defendidas, haciéndolos muy creíbles, al conjunto de la familia.
Esta película no posee los momentos de gran cine con que nos deleitó Wyler. Es una película más estereotipada donde se le ven más los excesos del melodrama que Wyler conseguía rebajar en su film, pero no creo que merezca la pena compararlas.
Ann Blyth, es la encargada de encarnar el papel de la joven Regina. Si en aquella, la Davis componía un personaje poderoso, arrogante e impaciente, en ésta, Regina presenta unos matices más típicos de una joven coqueta y manipuladora, que utiliza sus encantos para conseguir sus fines.
Y qué queréis que os diga. A mí me parece que lo hace francamente bien.
Todos los demás personajes también bordan su papel, haciendo que esta cinta sea gran merecedora de un visionado. Yo la he visto, junto con otro pase de " La loba" en doble sesión y ha sido una delicia.
Por todo ello, aviso. A todos los admiradores de " La loba", creo que van a disfrutar inmensamente con esta cinta tan desconocida, pero muy satisfactoria. Eso de saber de dónde proceden los Hubbard y cómo han alcanzado ese grado de abyección, está muy bien explicado.
Yo la he visto a través de la plataforma Filmin, con el título " La otra cara del bosque". Quiero aprovechar para agradecer a esa plataforma, el interés que se toman por ofrecernos tantos clásicos y películas de interés, en estos tiempos en los que priman los taquillazos y poco más.
ESTUPENDA.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
¿Qué es realmente la ambición?
Cuando el ser humano aspira -acción que es voluntaria e involuntaria-, está inhalando el aire que lo conecta con el universo y lo preserva vivo. Es oxígeno que se comparte con la humanidad entera y que produce bienestar a todos los seres vivos. En el sentido de desear, pretender o proponerse una meta, aspirar es buscar el bien, pretender cosas positivas o proponerse alcanzar ideales que nos conserven Vivos y nos conecten con la plenitud del universo. La aspiración contiene beneficio, amor y espiritualidad, y en tal dirección es plenamente positiva para el ser humano.

La ambición, por su parte, es un impulso excesivo, pasional e incontenible, que nos induce a conseguir lo que deseamos o anhelamos hasta el punto en que, fácilmente podemos perder el rumbo y caer en actitudes perjudiciales para otros y/o para nosotros mismos. La ambición transgrede las normas, echa zancadilla y hace trampas si lo considera necesario, y no tiene escrúpulos para pisotear a cualquier persona que se convierta en un obstáculo… ¡aunque pueda tratarse de seres queridos!

La aspiración suele verse, más frecuentemente, en el arte, la agri-cultura y las ciencias sociales… y la ambición habita, cotidianamente, en la política, la economía y el deporte.

Cuando la grandiosa escritora Lillian Hellman, decidió involucrarse con la familia Hubbard -que ‘algo’ tenía que ver con la familia de su madre-, pensó desde el principio en una trilogía, pero surgió primero “Little foxes” (1939) la historia que nos habla de Regina ya casada con Horace Giddens y peleando ahora con sus hermanos por la herencia que les legara su padre. Llegado el año 1946, la Hellman se animó, por fin, a continuar la historia, pero el resultado, “Another part of the forest”, fue una precuela en la que, Marcus Hubbard, el patriarca de la familia, sufre del más profundo y reservado resentimiento por parte de su esposa Lavinia, porque amasó fortuna explotando al pueblo durante la guerra, vendiéndole sal a precios de usura… y por otra ‘cosilla’, de la que vamos a saber cuando avance la dramática historia. Entre tanto, los hijos: Regina, Benjamin y Oscar, sólo quieren salirse con la suya, pero sus aspiraciones traicionan los intereses del padre y de la madre… y así, un fuerte drama quedará servido de aquí en adelante.

Fue, Lillian Hellman, quien, al no hallar a un director que la dejara complacida -y que además se animara con el tema tratado-, tomó la rienda de la temporada en Broadway… y 182 representaciones, más dos premios Tony (Mejor actriz y Mejor vestuario) aseguraron el éxito de su obra. Nació, aquí, esa gran estrella que fuera Patricia Neal y Hellman aseguró el noveno de diez títulos exitosos.

De nuevo, la escritora estadounidense, nos muestra el sombrío tinte de las ambiciones, logrando personajes de gran fuerza pasional, mientras tejen un destino que no deja nada, absolutamente nada, que envidiar. Severo alegato contra el capitalismo sin entrañas, donde el yo, yo y siempre yo, es la mezquina razón de ser de casi todas las pretensiones. Avaricia, codicia, impudicia… y otros impulsos de las mismas tonalidades, van aflorando entre una familia que se parece bastante a muchas que, usted y yo conocemos, y que todos los días empantanan la existencia con su incapacidad de ver.

El gran cine nos pone, una vez más, ante el espejo, y el director, Michael Gordon, se mantiene a la altura de lo realizado previamente por William Wyler, logrando poderosas actuaciones de Fredrich March, Dan Duryea, Ann Blyth, Florence Eldridge y el resto del reparto, con diálogos contundentes, una puesta en escena de eficacia absoluta y una estupenda recreación de metáforas (con el salero, con la estatuilla de Aristóteles, con las botas que cuelgan en la tienda de la familia…) que nos darán mucho que pensar.

Este, también arrinconado filme para eludir mirarse en el espejo, se merece un lugar entre las obras maestras del cine.

Título para Latinoamérica: “ESTIRPE MALDITA”
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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