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Pintar o hacer el amor (2005)

Pintar o hacer el amor
100 min.
5,6
906
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
William y Madeleine, un viejo matrimonio que vive apaciblemente, siguen enamorados y ninguno de ellos ha sido nunca infiel al otro. Como él acaba de prejubilarse y su única hija se va a estudiar a Italia, les sobra tiempo. Durante un paseo por las colinas, Madeleine coloca el caballete en un prado para pintar una puesta de sol. Allí conoce a Adán, el alcalde del pueblo, un hombre culto y ciego, que le muestra una casa del prado que está en venta. William y Madeleine la compran inmediatamente. Se instalan en ella y durante unas semanas se sienten muy felices. Quedan a menudo con Adán y su joven compañera Eva, que viven bastante cerca. Cuando arde la casa de sus nuevos amigos, William y Madeleine los acogen en la suya. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Peindre ou faire l'amour
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2005: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
"Con sensibilidad, ternura, delicadeza y sensualidad, los directores han construido una película que, más que verse, se palpa y se huele."
[Diario El País]
"Película inteligente y libertina. (...) los hermanos Larrieu seducen con pinceladas de sutileza (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)."
[Diario ABC]
6
La ceguera y el sexo
¿Qué quiere decir que una película es muy francesa? De las catorce críticas que hay hasta el momento en la mitad utilizan esa frase: “es muy francesa”. Yo no creo que sea más francesa que otras francesas. Es más, creo que es mucho menos francesa que el cine de Ozon, Téchiné, Chabrol, Lafosse e incluso Tavernier o Jeunet (por citar a algunos directores galos activos).

“Pintar o hacer el amor” es una historia que no llega a cuajar del todo. Posiblemente falle en un guión en el que nos faltan muchos cabos por atar. En el que los personajes anden un poco perdidos y salten de un cabreo a una pasión con un registro histriónico en ambas situaciones. Son incomprensibles ciertos momentos de celos-pasiones protagonizados por Sabine Azema.

Danielo Auteuil está genial. Es a mi juicio el mejor de los cuatro. Sergi López le veo pasado de rosca, no me convence y su ceguera la contagia a los demás.

No intentaré buscar moralinas o gato encerrado a la historia sexual que nos proponen los hermanos Larrieu. Porque la historia en sí, como ya he dicho es lo peor de todo. Lo acompaña eso sí, una gran banda sonora: emotiva y sencilla; y una buena fotografía. La casa que sirve de inicio para todo lo que luego pasará es de ensueño.

Me gustó mucho ese “silencio natural” que nos brindan con los créditos finales, y que a mi juicio debiera haber seguido sin música hasta el final.

P.D. Un chistecito para amenizar la tarde.

Un ciego entra en un bar de sólo mujeres por equivocación. Llega a la barra y se pide un café. Después de un rato, el ciego le grita al barman:
- Hey, ¿quieres que te cuente un chiste de rubias?
El bar inmediatamente queda en silencio total. Luego, la mujer que estaba sentada al lado del ciego le comenta suavemente:
- Antes de que cuente su chiste, señor, creo que debería saber dado que Ud. está ciego estas cinco cosas:
1. El barman al que Ud. gritó es en verdad una rubia con mal carácter.
2. El portero de seguridad del Bar es una rubia.
3. Yo mido 1.80 mts., peso 80 kilos, soy cinturón negro en karate y además soy rubia.
4. La mujer sentada a mi izquierda es también rubia y además es culturista.
5. La dama de su derecha es rubia y además es una profesional de lucha libre, le dicen La loca.
- En verdad Señor, piénselo bien. ¿Aún quiere contar su chiste?
El ciego se queda pensando en silencio, sacude su cabeza, y dice:
- “No, … no lo contaré si luego tengo que explicarlo 5 veces”.
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17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Pintar o fornicar con las visitas
Por fin ha salido en alquiler esta peli francesa sobre el intercambio de parejas.

Aunque me la imaginaba “más comedia”, me ha gustado bastante: es sutil y evita los subrayados escabrosos (ay, si la dirigiese Aranda o Bigas Luna...), es completamente amoral, por mucho que se haga una leve referencia al pecado mediante los nombres de la pareja tentadora (no por casualidad llamados “Adán y Eva”), no hay remordimiento por parte de la madura pareja protagonista (Sabine Azéma y Daniel Auteuil) al lanzarse al intercambio de parejas...
Tampoco se justifica esa peculiar situación: no se ve que la pareja madura esté especialmente desgastada o insatisfecha, ni que hayan perdido la ilusión (sobre todo ella), ni que estén especialmente necesitados de algo que les dé marcha. Se les ve bien, vaya. Por eso sorprende y choca la historia. Y seguramente sea así como sobrevienen esas cosas: surge, apetece, y se hace. Sin más.
Además sirve cualquiera: primero parece que tienen “un algo” especial con esa otra pareja, pero es sólo un espejismo, porque en cuanto aparecen otros… nada, nada: Sodoma y Gomorra…

Muy acertadas las localizaciones campestres, como si la tentación surgiese en un paraíso terrenal.
Muy buena la fotografía: dura, poco luminosa, ayudando así a conferir seriedad a un tema que fácilmente podría desembocar en el cachondeo más burdo.

Tenía mis dudas sobre cómo funcionaría el tándem Sabine Azema-Daniel Auteuil, al tener ella tanta vitalidad y él tanta sobriedad… y la verdad es que se acoplan a la perfección: ella rebaja un pelín su delicioso desparpajo y él sube un peldaño en expresividad gestual, con lo cual quedan ambos nivelados.
Francamente, creí que Auteuil quedaría completamente anulado e imperceptible ante el huracán Azéma, pero no: se ve que a ella la han contenido un poco mientras que a él lo han espoleado para que espabile.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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