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Startime: Incidente en la esquina (TV) (1960)

Startime: Incidente en la esquina (TV)
60 min.
6,6
309
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Sinopsis
Un guardia de tráfico que vigila la esquina de una escuela llama la atención a la presidenta del comité de padres por conducir de manera imprudente. Al día siguiente, es despedido de su trabajo: en el colegio han recibido una nota anónima en la que se insinúa que mantiene con las niñas una actitud demasiado amistosa. Film dirigido por Alfred Hitchcock sólo una semana después del rodaje de Psicosis (1960) y con la participación de gran parte del equipo de producción. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Intriga Episodio de TV
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Startime: Incident at a Corner
Duración
60 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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7
La calumnia
En plena etapa de madurez cinematográfica, con un dominio absoluto del medio y su arrolladora personalidad creativa, Hitchcock decide experimentar nuevos caminos y formas en el medio televisivo que comenzaba a instalarse definitivamente en los hogares norteamericanos, con humildes presupuestos, actores poco cotizados pese a que, no eran nada mediocres, y escasos días de rodaje. Historias cotidianas, pretendidamente sencillas y accesibles a todos los públicos pero brillantes en ingenio y talento. El propio director se cuidaba de hacer la presentación y el epílogo con su habitual y flemático humor inglés, bueno en este episodio es James Stewart el que hace el epílogo, al parecer el orondo cineasta estaba indispuesto ese día.

Resulta preocupante cómo un simple papel que contiene unas palabras deshonestas en forma de difamación, pueden hundir la reputación de un hombre honrado, sufriendo el desprecio y el boicot social de sus vecinos. Porque la calumnia, ya sea como rumor, sospecha o bulo refugiándose en el anonimato, puede matar más que una puñalada por la espalda. El maestro Hitchcock en un telefilm de escasos 60 minutos, nos hace participar, empatizar y reflexionar a la vez, sobre la maldad de la naturaleza humana en circunstancias agobiantes. Un pequeño altercado, propiciado por la arrogancia de quien se siente de superior clase social, motivará una serie de sospechas para la desgracia de nuestro protagonista, el anciano James que se cuida de proteger la salida de los escolares con su señal de Stop, junto al paso de peatones.

Asistimos a un drama desgarrador que recrea el calvario de un inocente anciano, al que sólo le asiste la defensa incondicional de su prudente nieta Jane (Vera Miles) y su prometido Pat (George Peppard) como apasionado defensor de la verdad. El maestro del suspense, nos muestra el incidente desde tres ángulos y puntos de vista distintos, como lo hacía Kurosawa en “Rashomon”. Pero por motivos distintos, el japonés pretendía mostrar la relatividad de la verdad, cuando Hitchcock, al contrario quiere mostrarnos cómo terceras personas influyen negativamente en la verdad de una infracción de tráfico. Una encendida diatriba que censura el boicot social y la vulnerabilidad e indefensión de las personas mancilladas en su honor, obligadas a demostrar su inocencia a causa de una repugnante mentira.

En este episodio Hitchcock retoma una de sus constantes vitales en su cine, el inocente perseguido injustamente que debe probar su inocencia. Es el pretexto o “Macguffin”, del que se sirve para mostrar otro de los temas de fondo, la intolerancia y la prepotencia de clases. El director del colegio la asociación de padres, el comisario de policía, promueven extender una oscuro manto de rechazo hacia el anciano que pierde su trabajo, siendo empujado a ocultar la ignominia por la propia sociedad. Un modesto telefilm que propone una profundidad psicológica y humana mucho más inquietante y atractiva que cualquier gran éxito actual de estrellas y producción epatante.
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La nota.
19/19(18/01/22) Sugerente propuesta es este episodio de la serie Startime para la NBC, dirigido por Alfred Hitchcock (en uno de sus pocos trabajos donde no hay asesinatos) en su única vez en color en el medio catódico Charlotte Armstrong escribió (deduzco muy fielmente) esta adaptación de su propia novela, para un relato escabroso que tiene como tema central el poder sistémico de una calumnia, como una simple nota puede destruir la reputación de un anciano, teniendo en este sentido mucho en común con la obra de Lillian Hellman “The Children's Hour” (1934), llevada al cine en dos ocasiones por William Wyler, y también con la más reciente película danesa de Thomas Vinterberg “Jagten” (2012), donde también se trata de una calumnia por pedofilia. Con estos mimbres se adentra el director de la papada más famosa del cien en uno de sus mantras, como es el falso culpable, y como este debe intentar probar su inocencia, en este caso por como un chismorreo, un malentendido, una notita puede hacer tanto daño (dice: ‘Medwick es un anciano vicioso. Mejor alejarlo de los niños, especialmente de las niñas. Firmado, Interesado’), deriva en sospecha, y con ello Hitch (recién salido de dirigir “Psycho”, del que aprovecha a la ‘protagonista’ Vera Miles y al director de fotografía John L. Russell) hace una desalentadora radiografía de la Condición Humana, de su cainismo, ello indagando en el clasismo altanero, ello afrontándolo desde dos modos, uno queriendo pasar página para remover y hacer más daño, y el otro combatir la mentira. Tiene además algún mérito visual que dejan ver al maestro que hay detrás, como es ese comienzo a lo “Rashomon”, donde una misma situación la veremos desde tres puntos de vista diferentes (el hecho en sí de una discusión por un stop no respetado, un maestro que te tergiversa en la distancia lo que oye, y un matrimonio que se muda a una casa cercana al incidente), pero mientras Kurosawa lo hacía para explorar la relatividad de la verdad, AH lo hace para que veamos como la percepción de lo que vemos es maleable. Tiene de protagonistas a una vistosa pareja en un enérgico (aunque algo pasado de vueltas) George Peppard, y una meritoria Vera Miles, ambos como combativos adalides de limpiar el nombre del abuelo.

Un anciano guardia del cruce del colegio, James Medwick (Hartman), está involucrado en una confrontación con una maestra (Leora Dana) por un stop. El incidente es presenciado por una pareja que acaba de mudarse a una casa al otro lado de la calle. La esposa se angustia, reconoce a James de su pasado e insiste en que tendrán que abandonar el vecindario. Esa misma noche James es despedido del trabajo por una nota en la que dice que es ‘un vicioso’ demasiado amigable con las niñas. La nieta de James, Jean (Vera Miles), y su prometido Pat (George Peppard) se esfuerzan por encontrar al autor de la nota y limpiar el nombre del anciano. Aunque el hijo de James, Jeffrey (Bob Sweeney) y la esposa de Jeffrey, Pauline (Alice Backes), no quieren agitar la situación y seguir adelante.

Es un metraje con un ritmo ágil desde el mencionado inicio. Llamándome la atención como se toman de modo cuasi flemático la familia que acusen a James de pedófilo, únicamente Pat parece consciente de la ignominia con que le han marcado. La investigación con los ‘interrogatorios’ que van haciendo por la ciudad la pareja Pat y Jane, resultan bastante poco imaginativos, simplistas, no manejándose con mordacidad el elemento misturo sobre quien escribió la nota, y cuando todo se resuelve me es anticlimático. Teniendo además el hándicap para los que lo vena doblado que uno de los elementos importantes es una palabra crucial como es ‘vicioso’ se nos dice se confunde con ‘oficioso’, cuando esto no tiene sentido en el contexto, problemas de las traducciones. Mediante la travesía por las ‘entrevistas’ con los que tiene algo que ver con la nota se va destapando el clasismo arrogante y la hipocresía reinante en la ciudad, todos más preocupados de guardar las falsas apariencias que de hallar la verdad.

Visualmente hay dos momentos singulares (aparte del referido inicio), me refiero, primero a cuando durante la fiesta de cumpleaños de James tocan a la puerta, y afuera le comunican que lo despiden por la nota que lo llama ‘vicioso’ con las niñas, James está hundido y se dispone a volver a entrar en la casa, la cámara lo coge de espaldas, mientras escuchamos que le cantan el clásico ‘cumpleaños feliz’, notamos en su lenguaje gestual lo abatido que está, ello en el contraste; El otro momento es más gratuito e incluso desvía la atención, durante una acalorada discusión en casa de los Medwick, sobre si combatir la calumnia o dejarlo pasar, Pat toma la palabra de modo fulgente y entonces la cámara se coloca a vista de pájaro, no sé lo que AH quiso con esto.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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