Infames (Serie de TV) (2012)

"Por debajo del agua", es la expresión empleada en la jerga mexicana que refiere a actos ocultos para conseguir algún beneficio, a través de pago o intercambio de favores, sin la necesidad de cumplir requisitos o protocolos establecidos legalmente, para ser claro, suceso al que se le define comúnmente como corrupción. Dicha frase es empleada conceptualmente en el "opening" de un thriller arriesgado y directo, en el que solo su presentación es una prueba metafórica de los sucesos de una trama enclavada en el entorno putrefacto del ámbito político mexicano.

El grupo de guionistas fascinado por el empleo de metáforas y como si se tratara de un juego, trae a colación las cartas de la baraja para instalarlas de manera personificada dentro del ‘Ministerio de finanzas” (instancia encargada de administrar los dineros de la nación), y darles rienda de acuerdo a los intereses que en grupo e individualmente se han fijado. Como es de suponerse las cuatro reinas (picas, corazones, tréboles y diamantes) han sido contempladas para conducir a su rey hacia la silla presidencial y anteponerse a los obstáculos que incluye la carrera electoral.

Estas mujeres a simple vista lucen con una personalidad arrolladora, sin embargo es una de las tantas características con las cuales deben cumplir para ser consideradas piezas fundamentales del equipo, se les ha despojado de todo tipo de escrúpulos, valores ético-morales y les inculcan lealtad a su labor dentro de “Palacio”. Cuatro reinas que irán dilucidando las bajezas del sistema que las usa mientras sean útiles y cuando es pertinente intenta desecharlas.

Infames, thriller plagado de tretas y ruindad. La obra de Epigmedio Ibarra hace una crítica feroz a aquellos medios dispuestos a guardar parcialidad en la noticia, dejando al descubierto ese servilismo notorio y que mantienen a la sombra. Aquí una de las funciones de la directora de medios (la reina de tréboles), quien por unos gramos de cocaína y los múltiples beneficios del poder manipula títeres de horario estelar en noticiarios y escucha lo que "por debajo del agua" ha impuesto como nota, en favor de los "altos mandos". Desintegrada de su familia y marcada por el affaire que vive con un periodista con tendencias izquierdistas, se someterá a la encrucijada entre su trabajo y su propia estabilidad interna.

La denuncia directa que hace el thriller alcanza al narcotráfico y su incursión dentro de la política mexicana, tratos y estrategias para colocar la carta más adecuada a sus intereses y así permitirles operar con impunidad, en donde ellos invierten y los servidores públicos ganan. La reina de picas en función de coordinadora del ya mencionado Ministerio, oculta grandes secretos. Mujer indomable y suspicaz, mueve las cartas astutamente haciendo que sus reinas se coloquen al límite.

El lavado de dinero realizado por la dependencia gubernamental se lleva a cabo por la reina de diamantes, la rubia que viste de rojo y a simple vista es dulce e inocente, sin embargo solo son herramientas para manipular y engatusar a quien se lo permita. Un pasado atroz a lado de su madre hacen de ella una mujer deshonesta, indiscreta, interesada, participe de actos graves.

Curiosamente la de corazones viene planteado por la que siente cansancio de pertenecer al sistema y cae en el proceso de su separación (tal y como se puede ver en el opening). El grupo dispone retirar las concesiones y oportunamente quitarla del camino, borrando evidencias comprometedoras. Lo anterior da la oportunidad a una infiltrada que busca más que poder. La nueva integrante del equipo busca justicia por los arrebatos hechos cinco años atrás y en el que su estrategia es jugar a ser una de ellas para impedir que el juego concluya a su favor. Pero la nueva reina de corazones no está sola y a la par que ella un policía español se meterá hasta donde sea posible por conseguir pruebas que incriminen a esos mismos sujetos de lavado de dinero y hagan evidentes sus nexos con el narcotráfico.

Una trama que da inicio con suficiente habilidad para mantener el interés durante 130 episodios. El proyecto se respalda con la incursión de Moisés Ortiz Urquidi que consigue a través de cada personaje convencimiento en interpretación, actores poco experimentados fuera del área de confort ofrecen mucho más de lo pretendido y alcanzan la cumbre en escenas jamás vistas con anterioridad en la televisión mexicana. Mención especial a una Vanessa Guzmán (Ana Leguina), quien podría tentativamente ser el centro de la historia.

Argos Comunicación y sus telenovelas de ruptura agigantan los pasos con respecto al estigma del género. El melodrama no es lo de hoy, tampoco las apologías hacia el narcotráfico, sino el presente, que los medios plasmen la situación actual del país y ayuden al telespectador a analizar lo ocurrido en las cúpulas de poder y hacia donde nos dirigen si continuamos en ese estado apático que permite absolutamente todo.