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Eve and the Handyman (1961)

Sinopsis
Eve merodea, vestida de encubierto, alrededor de la vida de un empleado de limpieza que tratando de ayudar a los demás se mete en situaciones hilarantes.(FILMAFFINITY)
Género
Comedia Cine independiente USA Erótico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Eve and the Handyman
Duración
65 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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3
El moral sr. Ryan
"Soy una gran chica, en una gran ciudad, con un gran trabajo", nos dice la omnisciente narradora con voz susurrante, firme y sensual.
Antes aparece en pantalla, una escultura de cabellos de oro despampanante que deja por los suelos a Marilyn Monroe y a cualquier "sex symbol" del Hollywood de la época...

Aparece envuelta en una gabardina, cual detective de novela negra, y observa, observa con detenimiento a su presa, que no es otro que un trabajador recién despierto por la mañana; Russ Meyer nos regala, antes de que el anterior se prepare para iniciar su duro día, algunas situaciones increíbles en una comunidad de vecinos donde consigue uno de los inicios más hilarantes de la Historia del cine. La rubia de antes, por cierto, era su propia mujer, Eve, prestigiosa modelo y quien da nombre al que es su segundo largometraje, evidentemente deudor de la previa "El Inmoral sr. Teas".
Auténtica revolución en el momento por su uso de la sexualidad no en base a un propósito educativo ni moralista, típico de la época, sino loco y descarado, lo que valió para, junto a la tonelada de controversia que arrastró, hacerse con unos beneficios millonarios...aunque para el director y fotógrafo era un disparate sin sentido, por ello sorprende aún más que en su siguiente trabajo se dedique a repetir los esquemas del debut. Ayudante de Meyer en su productora, Anthony Ryan es ahora el protagonista, volviendo a encarnar a ese hombre de clase media-baja de la sociedad norteamericana moderna enfrascado en su humilde y tediosa rutina.

La única diferencia que a priori podemos apreciar entre las dos obras es que ésta incorpora a una fémina que acecha al individuo desde lejos y hace planes en base a una misión que desconocemos, pero la mayor parte de la "trama" es un remedo de la de William Teas dos años antes, con este individuo idiota y patoso cruzando varios escenarios y brindándonos algunos momentos que son herencia directa del "slapstick" más "keatoniano" y "chaplinesco". Pero él es ligeramente distinto a Teas; en su quehacer diario aquél se veía de repente tentado por la agresividad sexual que exponían todas las féminas con que se cruzaba.
Mujeres que sólo habitan en los sueños, insinuantes y desvergonzadas, las "pin-ups" de la U.S.A. liberal, responsables de la hiperestimulación de los sentidos de los hombres; sin embargo el manitas del título, al contrario que Teas, está más arraigado a una tradición conservadora donde lo erótico sigue siendo un malévolo tabú, por ello rechaza las voluptuosas armas femeninas cuando se ve bajo el yugo de éstas. Este protagonista, que nos describirá la perversa Eve en todas sus facetas, es el paradigma del norteamericano medio civilizado, dispuesto para el trabajo, para su obligación de contribuir a la comunidad, ajeno a toda tentación, pues es lo que la nación espera de él.

Aunque el escote de Eve resalte sobremanera en los diversos papeles que interpreta, hay muchos menos desnudos que en "Mr. Teas", ya que Ryan es su versión moral y parca; jamás se deja embaucar por la sexualidad, el personaje típico de una de esas idiotas películas educativas de las que a Meyer tanto le gustaba burlarse. La psiquiatría ayudaba a Teas en su curación por la obsesión por el sexo...al manitas nadie le ayuda porque él mismo evita todo lo referente a él; de hecho el sueño del primero es una pesadilla para el segundo.
Poco a poco, y gracias a los (irresistibles) encantos de Eve y otras chicas, sus fuerzas irán sucumbiendo; lo malo de todo esto, a pesar de la inventiva visual que despliega el director (movimientos de cámara inusuales, ángulos y encuadres extraños, colores vivos, situaciones puramente surrealistas), es el insoportable tedio que cruza el film de un extremo a otro, precisamente dado por el rechazo del personaje de Ryan, centrándose así más en sus aventuras y meteduras de pata que en las mujeres con las cuales se cruza. Su intromisión de un escenario a otro y sus "gags" se hacen eternos y desquiciantes y no ven el momento de acabar...

Pero la resolución al problema de Meyer, y así de Eve, no radica en la aceptación de la estimulación erótica ni a los placeres más depravados de la carne.
Será mejor explicarlo en la Zona Spoiler, que alucinado puede dejar al personal...
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