Outside the Wall (1950)

Enésimo pelotazo que me sorprende y ya no debería sorprenderme nada pero es que el cine negro da mucho jugo a los de la clase A y la clase B. Fuera del muro es clase B porque el director es de clase B, si fuera director de clase A sería peli de clase A, dijo Garci que los de la clase A no hacían cine de clase B y los de la clase B sí podían hacer cine de clase A. Richard Basehart borda el papel de ex convicto que estuvo 15 años en la cárcel por matar accidentalmente a un guardián del reformatorio, luego al salir de la cárcel no está adaptado pero a diferencia de otros ex convictos el que nos ocupa no va por el mal camino, eso era antes de conocer a la rubia. Intriga de la mejor para una cinta tan estimable y nula repercusión. Por la patilla.

Y el viejo baúl polvoriento sigue reservándonos maravillosas sorpresas en su interior.
Outside the wall (Fuera de la pared o del muro, en español) comienza con la liberación de un preso tras muchos años de vida en prisión.
Richard Basehart, el preso en cuestión, tiene 30 años, aún es joven, pero ha pasado la mayor parte de su vida en instituciones penitenciarias. Apenas se quitó el chupete e ingresó en el reformatorio y a los 14 años pasó a ingresar en la cárcel por matar a un guardia accidentalmente.
La vida de los presos no se debe de diferenciar mucho de la de los monjes de clausura. Horarios para comer para pasear y para dormir. Tareas impuestas y actividades programadas. Normas rigurosas y disciplina monacal.
Quince años después le es concedido el indulto y sale a la calle.
¿Qué sabe del mundo el muchacho?...Nada. Lo que ha podido ver en alguna película autorizada en algún pase en la prisión o lo que haya podido leer en alguna de las revistas permitidas o las noticias que le hayan podido contar los compañeros más recientes.

Estoy recordando la frase que Morgan Freeman empleaba en "Cadena perpetua" con respecto a las situaciones de los presos de larga duración. "Estamos institucionalizados", solía decir. Se refería con eso a la situación de indefensión en la que a menudo se encuentran estos hombres para quienes el mundo exterior y la libertad, no por largo tiempo deseada, deja de ser igualmente preocupante.
Porque eso es lo que le sucede a Richard. Ya es un hombre hecho y derecho pero entró en prisión siendo un niño. El mundo es para él un lugar desconocido. La libertad, una amiga peligrosa y él acaba de nacer a una vida frenética, caótica y salvaje. Si se me permite la comparación es como dar el carné de conducir a alguien que no ha cogido un coche en su vida.
Todo el inicio del film resulta de lo más interesante porque veremos a Richard tratando de conducir en estas autopistas sin saber cómo hacerlo.
Se conducirá admirablemente en lo que controla bien. El intento de atraco en la hamburguesería donde trabaja se verá abortado como si nada,- "Pistolitas a mí"-. De bregar con tipos duros sabe un rato pero en todo lo demás es como un niño, un cachorro de 14 años, que fue cuando entró en prisión, en un cuerpo de hombre.

De ese modo, aun cuando Richard trate de escapar de la jungla de asfalto y se refugie en un pueblecito tranquilo y familiar, en el que nunca pasa nada, tampoco se encontrará a salvo. Las mujeres, esos seres desconocidos contra las que ya le advirtieron, vendrán a rodearle con sus fauces. Marilyn Maxwell encarna aquí al tipo de mujer sexy materialista. Presentirá en Richard cierta inexperiencia y torpeza que le llevará a tratar de embaucarle con fines mercenarios y Richard picará pues aun no distingue bien los cebos aunque aprende rápido. Desgraciadamente, un paciente del hospital donde trabaja resultará ser un antiguo conocido suyo de prisión que recientemente ha dado un sonado golpe a un furgón blindado sustrayendo un millón de dólares. Pese a sus reticencias, la posibilidad de hacerse con el dinero fácil que le propone su amigo y que solicita su ayuda, resulta una tentación muy grande para él ya que así puede comprar los servicios de la mercenaria, por lo que, de nuevo, se verá implicado en un asunto sucio y bastante peligroso.
No todas las mujeres son detestables en este film. Aunque podríamos decir que Richard tiene mucha mala potra. La primera que le embauca intenta robarle la cartera. Luego está Maxwell, auténtica alimaña depredadora, por no hablar de la esposa de su paciente Signe Hasso, un verdadero bombón de estricnina. Afortunadamente, también se encuentra por allí su compañera y amiga, Dorothy Hart, que es un bellezón, pero que como no es una bruja sexual, pues el chaval tarda un rato en fijarse en ella. Recordemos que, mentalmente, tiene catorce años.
Y la intriga por supuesto. Aquí entran en escena los compinches de su paciente. Se la van a hacer pasar canutas al muchacho. La cinta se conduce bien de aquí hasta su final, la trama va rápida pero es emocionante y la evolución del protagonista resulta coherente y adecuado a lo que el argumento plantea al fin.
En conclusión. Se van a divertir y va a resultar un placer observar a todo el desfile de rostros conocidos que pasea por aquí. Alguna licencia ingenua que otra se toma, en aras de otorgarle un acabado acorde a "lo que tiene que ser". Pero eso es normal en este tipo de cintas. Son productos "prét a porter" pero de muy buena factura, tal y como eran muchas cintas modestas de la época. Un gustazo.