Paula (1947)

Un año después que Gilda al señor Glenn Ford se la quiere meter otra titi. Y tiene alguna similitud con El cartero siempre llama dos o tres veces y Perdición. Eso es lo que hubiera querido que fuese a Richard Wallace. Deberían decirle al camionero Glen Ford que conduzca mejor. La rubia del bar está rubia igual que Lana Turner. El garito de Paula está mejor que el garito de Lana. Y por momentos la rubia Paula está mejor que la rubia Turner. Y en eso que llega la policía en busca del camionero. Y hay más momentos que parece que Paula está mejor que Lana. Si una mujer te paga la fianza lo mejor que puedes hacer es tragar saliva. Y a pesar del inicio no parece que vea El cartero siempre llama dos veces ni Perdición. Increible pero cierto que Janis Carter no haya tenido una larga y brillante carrera en el cine. Paula no pasa de ser una peli agradable sin pretensiones de grandeza. Y se nota en que las manos de Richard no son las grandes manos de los genios de cine negro. Y no se puede olvidar la llave inglesa igual que en Perdición.

Paula constituye otra agradable sorpresa dentro del subgénero de películas con mujeres fatales como telón de fondo. Está narrada con interés por su director, Richard Wallace, sin grandes sorpresas pero con la precisión y contención adecuada.

Es un título que tiene muchos puntos de contacto con la posterior Tension de John Berry (un guión más elaborado y mejor galería de secundarios) aunque no llegue a su nivel de calidad. En ambas, hay un asesinato de por medio, el encubrimiento del mismo, el chantaje por parte de la Femme Fatale y la posterior investigación policial. La diferencia la marcan los caracteres de las mujeres fatales: En Paula, la actriz Janis Carter es una rubia bella, seductora, cerebral y calculadora que actúa con mucha precaución y atando todos los cabos. Sin embargo, en Tension, la actriz Audrey Totter es más perversa y manipuladora, capaz de engatusar a cualquiera con su erotismo e insolencia. Son dos ejemplos estupendos de prototipos de mujeres fatales dentro del cine negro pero con distintos matices.

Conviene recordar también otras grandes Femmes Fatales del cine negro que conducían a la perdición a los hombres y, sin las cuales, este género no sería lo mismo: Barbara Stanwick en Perdición; Joan Bennett en Perversidad; Rita Hayworth en Gilda; Yvonne de Carlo en El abrazo de la muerte; Gloria Grahame en Deseos humanos y esa cautivadora Marie Windsor en películas como La fuerza del destino, Testigo accidental y Atraco perfecto.