Venganza: Orígenes (Serie de TV) (2017)

Muy probablemente Venganza sea uno de los mejores films franceses de acción. Esto me bastó para autoconvencerme de ver esta serie que relata los orígenes de Bryan Mills como agente de la CIA. La serie prometía, a pesar de no contar, por razones obvias, con Liam Neeson como protagonista principal ni con un reparto destacado.

Luc Besson, a falta de ideas y propuestas, buscaba desesperadamente un proyecto para producir que consiguiese relanzar su propia trayectoria como productor. Y que mejor elección que una serie basada en uno de sus mayores éxitos tanto en crítica como en taquilla, Venganza. A día de hoy, la serie ha sido renovada para una segunda temporada. Por lo visto, a pesar de contar con innumerables críticas negativas, la productora ha visto que la serie ha contado con la audiencia suficiente como para iniciar el rodaje de una siguiente temporada.

Dejando de lado la producción, la serie es un interesante, pero irregular thriller de acción. Muchas escenas de acción están aseguradas, además de momentos de auténtica tensión. A su favor cuenta con una gran variedad de historias independientes y variopintas: atracadores, chantajistas, comerciantes ilegales... Su principal problema es el hecho de no acabar de consolidarse como serie. Los capítulos no tienen una conexión entre si. La serie puede ser visionada del derecho o del revés, sin que el resultado varíe mucho. Se echan de menos los finales abiertos que dejen ansiosa y con ganas de más a la audiencia. Cuenta con capítulos realmente notables, pero también con otros muy aburridos e irrelevantes. El protagonista sufre una importante pérdida en el primer capítulo, y este recurso no es aprovechado como debería por los guionistas. De hecho, son mínimas las referencias que se hacen al largo de la serie respecto a la desgracia. Parece como si, a falta de ideas, recurrieran al argumento (o más bien al criminal) del primer capítulo para desarrollar nuevas historias.

Además, las similitudes entre Taken y la primera Venganza son meras casualidades. Da la sensación de que se nos está contando una historia distinta a la que ya vimos en el año 2008. Le falta cohesión con la excelente Venganza y con sus dos continuaciones.

Por si fuera poco, el nuevo Bryan Mills mantiene una relación amorosa con una mujer para añadirle un toque más tierno al protagonista. Sin embargo, solo los 5 o 10 minutos finales están dedicados a la vida de esta pareja, como si fuera un relleno para llegar a una duración estipulada. En realidad, toda esta parte amorosa de la serie es completamente innecesaria.

A pesar de todo ello, cuento con la esperanza de una mejoría o cambio de rumbo de la serie en la ya anunciada segunda temporada. Esperaremos impacientes (o no).

Luc Besson, toma nota.

Nota final de la primera temporada: 6'5.

Fallida serie de Besson. "Taken" no tiene nada que ver con las otras «venganzas», no consigue ser el origen pretendido, no logra que esos capítulos inconexos logren labrar una trama medianamente interesante, que pueda regalar algún mínimo interés. Y es que en muchas ocasiones es aburrida con vicio, a pesar de contar con capítulos de no mucha duración.

Bryan Mills. Ya, ya sé que tampoco se podía pedir a Liam Neeson, y es más, diré que Clive Standen no lo hace tan mal. Pero el personaje resulta desdibujado y con una fórmula que se repite en casi todos los episodios: nuevo caso, resolución, alguna alocución a su pérdida personal y unos minutitos de dosis amorosa. Al empezar una serie como esta, uno piensa que tiene ante sí una biografía, una explicación, una anticipación del Bryan Mills de Neeson. Pero no.

Resumen. Para concluir y definir, es una serie muy floja, aburrida en tramos, sin enganche, con capítulos no conectados entre sí y, por ende, una historia sin trama. Y que por supuesto, no le hace justicia a, tal vez, uno de lo mejores personajes de acción del cine francés.