El asunto Ben Barka (2005)

No han tenido los suficientes datos como para hacer esta película. Con un par de ellos y luego un montaje ficticio, han hecho una película basada en la desaparición del político Ben Barka, aquel que en su día encabezó la oposición al rey Hassan II de Marruecos y se enfrentó a Francia y a Estados Unidos como defensor del anticolonialismo en varios países del tercer mundo.

El montaje llega a volverse algo plomizo, repitiendo demasiados fragmentos desde diferentes ángulos, solamente para alargar tiempo sirven ( y eso que la película no es muy larga, menos mal ). El actor que encarna al tal Figon lo hace de una forma aceptable, también destacando al resto de secundarios, que están más o menos aceptables en sus papeles. Esta película la he visto en versión original en el campus cinema ( eso sí, subtitulada ). Aburrida no me resultó porque el hecho de estar leyendo hacía que no me perdiera y en ningún momento llegué a perderme.

Esta película no va a pasar a la historia, pero sirve para echar un pequeño rato en el cine y como te despistes puedes llegar a quedarte dormido. Muestra lo dura que es la policía francesa, eso sí. Sirve un poco como historia, ya que está basada ( o intenta al menos eso ) en hechos reales ( eso sí, mezclando ficticio por los pocos datos que tenía para hacer la película ). En fin, reconozco que al entrar en la sala esperaba algo peor. Con todo, le pongo un 6 y listo, no me ha impresionado nada.

Es una pena que un tema tan interesante, -el rapto y la desaparición del líder de la oposición a la Monarquía marroquí, Ben Barka, incipiente líder del tercer mundo-, sea tratado de forma tan desafortunada, lo que explica que la película pase de forma tan desapercibida.

El único interés de la película es traer a la memoria la conspiración montada por los servicios secretos del Gobierno Marroquí, la CIA y el Gobierno Francés para la desaparición de este personaje que pudo ser un líder de todo el Tercer mundo.

Esta película me ha recordado otra, la titulada El último testigo, que sugiere la tesis de que los líderes de nuestros tiempos son eliminados por unos intereses ocultos, -quienes se benefician por las desapariciones-, que, precisamente, al permanecer ocultos, siguen eliminando impunemente a nuestros mejores hombres.