arrow

El halcón maltés (1931)

El halcón maltés
80 min.
6,6
281
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Escena (INGLÉS)
Sinopsis
Siguiendo muy de cerca la historia de Dashiell Hammett, el desprolijo detective Sam Spade busca el paradero de una joya... (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Intriga Drama Comedia Policíaco
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Maltese Falcon
Duración
80 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Dashiell Hammett
Links
8
¿Qué es lo que seduce tanto de aquel perseguido pájaro negro?
“The Maltese Falcon”, la famosísima novela del escritor estadounidense Dashiell Hammett, se había publicado inicialmente, en 1929, en cuatro entregas de la revista, Black Mask. Un año más tarde se editaría en novela, y de inmediato despertó el interés de la Paramount Pictures, que adquirió los derechos y encargó la dirección a Roy del Ruth, un talentoso artesano que elegiría a, Ricardo Cortez, para representar al detective privado, Sam Spade, y a, Bebe Daniels, como la intrigante señora Wonderly.

La figura de un halcón negro que, según se cuenta, fue esculpida en oro con incrustaciones de piedras preciosas, y que representó el tributo pagado por Los Caballeros Templarios de Malta al rey de España, Carlos V, es el motivo central de esta negra trama en la que detectives, policías y ladrones, se verán enfrentados en la búsqueda y apropiación del apetecido tesoro.

Con toques muy divertidos; haciendo uso de notables estratagemas; y sin que falte algo de sensualidad (aunque, en algún caso, haya que insinuarla muy sutil y metafóricamente con la aguja de un tornamesa ondeando incesante sobre un disco que ha llegado al final), la historia nos mantiene atrapados en ésta primera y casi fidedigna versión que luego, John Huston, repetiría con algunas variaciones, mayor éxito, y mejor aceptación por parte de la crítica (aunque la mayoría no se tomó el trabajo de ver esta estupenda adaptación).

Ricardo Cortez, recrea a un simpático detective con cierta resistencia a la seducción femenina, cual si presintiera que no hay mujer alguna que no busque recibir después de dar. Lo persigue, Iva Archer (Thelma Todd), la preciosa mujer de su socio. Su secretaria Effie (Una Merkel) se muere de rabia cada que una nueva clienta resulta ser una mujer bonita; y la más reciente adquisición es la señora Wonderly, la atractiva mujer con la que empieza a saber de lo tan buscado que resulta aquel raro pájaro.

Como la dama en apuros, Bebe Daniels compone un desinhibido e intrigante personaje que terminará montando al detective Spade en una buena maraña… donde el dinero se escabulle tan pronto llega a sus manos, y los malandrines vuelven y entran apenas han salido por la puerta.

Al final pueden surgir varios interrogantes: ¿Por qué a la adorable, Thelma Todd, solían tocarle como parejas cinematográficas los peores apachurrados?, ¿Acaso era de otra clase el “amor” que sentía Gutman por el joven Wilmer? y ¿Cuán triste quedaría la señora Wonderly sin poder saber cómo era el pájaro de Kemidov?

En lo que a mí respecta, bien por Roy del Ruth, porque su película -que parte de un guion escrito por Maude Fulton y Brown Holmes-, me ha resultado bastante entretenida y, <<EL HALCÓN MALTÉS>>, tiene aquí una memorable versión cinematográfica.
[Leer más +]
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El otro halcón
Cuando se habla de “El halcón maltés” de Dashiell Hammett, uno se acuerda inmediatamente de la versión cinematográfica de 1941 de John Huston. Sin embargo, sería injusto olvidar esta versión de Roy del Ruth, rodada una decena de años antes, con un guion muy similar pero en una adaptación posiblemente más cercana al espíritu de la novela. Con buen pulso narrativo, enfatizado a través de la constante presencia de relojes para dar una sensación de realismo, en esta versión la relación de Sam Spade con su secretaria es cargadamente sexual a diferencia de la versión de Huston, más cercana a una cierta camaradería. Además el papel de Bebe Daniels –luego interpretada por Mary Astor en la versión de Huston- destila un erotismo “precode” –qué modelitos lleva – subyugador y magnético. Ricardo Cortez no es, qué duda cabe, Humphrey Bogart y se nos presenta con un carácter más amable y risueño, de impenitente mujeriego y mayor ligereza, sin el psicologismo hustoniano. Por otro lado, la escena del registro de la casa por parte de Spade es magnífica. Nuestra afán a contracorriente no nos hará incurrir en valorar esta producción por encima de la versión posterior pero si para reivindicar su meritoria valía. Merece un dedicado repaso.
[Leer más +]
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre El halcón maltés
Fichas más visitadas