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La mujer pública (1984)

La mujer pública
113 min.
5,6
318
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Sinopsis
Ethel, una joven aspirante a actriz, acepta el papel protagonista en una película que adapta una obra de Dostoyevsky. Descontento con su actuación, el excéntrico y dominante director someterá a la actriz a una presión que la dejará mentalmente exhausta, incapaz de distinguir entre el mundo real y su papel en la película. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine dentro del cine
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La femme publique
Duración
113 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1984: Premios César: 3 nominaciones
1984: Festival de Montreal: Premio Especial del Jurado (ex aequo)
6
o cómo la utilización de la mujer es insana
Valerie Kaprisky, la acriz protagonista sufrió una crisis profundísima tras la filmación de esta película: ella misma reniega de ella. La película es difícil, a mi entender... ideas mezcladas, oscuridad argumental, alusiones reiteradas... a pesar de lo cual, fue todo un éxito de crítica y público.
La actuación en sí supuso un desgaste enorme para la actriz, el clima de la película, incluso el talante del director: vociferando hasta acongojar a una joven actriz sometida a aceptar cambios en el guión que la obligaban más cada vez, la "brutalidad" con la que el director demandaba mayor veracidad a los actores, dejó rota (si, si, tal cual) a la actriz, que años después aún se duele de haberse dejado usar en exceso durante semanas, con su intimidad expuesta sin reservas para conseguir los objetivos de la película y satisfacer los deseos un tanto insanos de un director-autor que no la tuvo en cuenta como ser humano.
Eso ocurre cuando las actrices son muy jóvenes (¿ambiciosas?) deslumbradas por el aura de un director importante, premiado, consagrado y se dejan llevar por él. Cuando quieren reclamar para sí un poco de respeto, ya es tarde, ya no hay vuelta atrás, el contrato está firmado: "Tú no puedes detener a tu capricho una producción, si te niegas ahora tú ni eres actriz ni eres nada... no eres nadie.... yo soy el director..." etc, etc.
¡Qué lastima que eso no se enseñe en las escuelas de arte dramático, más les valdria ir prevenidos para saber afrontar las peores situaciones!
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Desnuda frente al mundo
En 1985, hace ya la friolera de 36 años, y precisamente en estas fechas, empezaba a llegar a diferentes ciudades en España “La mujer pública”, película que fue todo un éxito en Francia (llegó a ser número uno en la taquilla) aun a pesar de no ser un “producto comercial”. De hecho, como ocurrió con otros films de Zulawski, fue casi ignorado y nominado a los Cesars en pocas categorías, solamente en tres: actriz principal, actor secundario y guion, cuando debería haber optado mínimo al doble.

Ya se sabe que muchos no soportan a Zulawski, incluyendo las autoridades más rancias y estrictas del este de Europa, que ven en su cine una defensa de la libertad y una búsqueda constante tanto de la verdad como del individuo, lo que, considerándole una amenaza, o bien le han censurado, le han paralizado rodajes, u ordenaron la quema del negativo como en el caso, a pesar de contar con gran éxito en Francia, de “On the Silver Globe”, su séptimo largometraje y de producción polaca. Desde su primer largometraje donde adaptaba una obra de su padre, “La tercera parte de la noche”, tuvo problemas, que se acentuaron con “El diablo”, su segundo film, directamente prohibido en Polonia. Su cine no es fácil, está lleno de nervio, sus tramas son intrincadas, mezclando contenidos violentos, sexuales, religiosos y hasta metafísicos.

En su quinto largometraje, “La mujer pública”, hay constantes que en principio el ha utilizado previamente, pero con enfoques totalmente diferentes. Aprovecha el adentrarse en un rodaje (donde se adapta “Los poseídos” de Dostoyevski) para entrelazar ficción y realidad entre sus personajes, que incluso pueden desdoblarse en más identidades o pueden sufrir un acto de “posesión” o enajenación, perdiendo absolutamente la noción de lo que es verdad o mentira. Casualmente, y dicho sea de paso, cuatro años después de esto, su colega Andrzej Wajda hace para el cine una adaptación de “Los poseídos” que jamás se estrenaría en España, a pesar de contar como protagonistas con Isabelle Huppert, Omar Scharif y Lambert Wilson, que también aparece de secundario en este film de Zulawski y por el que fue nominado a los Cesars como actor secundario por su buena labor.

Aquí el eje de la historia es Ethel, la encarnación de la tentación carnal, de la sexualidad más básica, y de la que tanto hombres, como de alguna mujer, la utilizarán para sus más oscuros caprichos. Se le exprime, zarandea, la retuercen... todo con el fin de saciar sus deseos. Su existencia es una vorágine. El ámbito familiar es complicado y su vida privada se verá alterada cuando el despótico director de cine Lucas Kessling la selecciona para ser la protagonista de su película, aún a pesar de que ella no cuenta con la suficiente preparación. Pero eso a él le da igual, la considera su descubrimiento, será su “Pigmalión” y lo peor para ella, está enganchado hasta las trancas. Ethel, para subsistir de su precaria situación, alterna todo esto bailando desnuda para un depravado fotógrafo. Todo se complicará más aún cuando se incorpore al rodaje. No vamos a desvelar más. Pero creo que debo decir que esta clase de directores, como el que aparece en el film y que Francis Huster encarna a la perfección, Lucas Kessling, aunque parezca exagerado, existe en la vida real. Tan contento quedó Zulawski, que decidió repetir con él a la siguiente, “L´amour braque”, junto a Sophie Marceau, la que sería su musa definitiva y madre de su hijo Vincent.

Y es que debo aclarar, al menos en mi opinión, que en la vida real hay varias clases de directores o directoras:

Los que hacen que el rodaje sea algo placentero (de estos hay pocos, no todos pueden ser como Renoir) y que no se ponen a chillar como monos enjaulados. Al menos en nuestro país y para nuestra tranquilidad, contamos, por ejemplo, con Fernando Colomo o Icíar Bollaín.

Los que saben lo que quieren, considerados genios, pero que da miedo caer con ellos en desgracia, como por ejemplo el muy venerado Kubrick.

Los que según el día, ponen de los nervios a todos los miembros del reparto porque disfrutan demostrando su supremacía. Por eso hacen un cine con desigual calidad de películas, aunque cuenten con el respaldo de la industria. De esta clase hay muchos y es a la que pertenece Lucas Kessling, al que le falta técnica para extraer lo que quiere de su protagonista y que por eso le grita, la humilla y desprecia.

Y para resumir, los más zafios. Los que no se atreven a tocar a los protagonistas, pero a los secundarios que no vienen enchufados y extras les hace la vida imposible, para así sentirse más seguros, sin importarles el daño que provoquen gratuitamente, ya que su obra, (sea cine, teatro, radio, televisión o revista) es una puta basura.

Terminada la aclaración, o el vómito catártico, y antes de pasar al “spoiler”, destacar la banda sonora de Alain Wisniak, muy buena y, a veces trágica con aires de tango, ya que, además, supo “arreglar” las sesiones de fotos de Ethel porque así evitaron soltar un pastón por los derechos de varios temas de Bowie, que era lo que Zulawski tenía pensado pero que hubiera multiplicado bastante su presupuesto. Y por supuesto alabar a la bella Valérie Kaprisky como Ethel, entregada en cuerpo y alma, literalmente, en una muy difícil labor. Zulawski, tras dirigir a Schneider y a Adjani consigue otro excelente resultado con Kaprisky, a la cual llevó casi a los infiernos, pero que con el tiempo hasta ella misma reconoció que sigue siendo uno de sus mejores trabajos, posiblemente el mejor.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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