Judas... ¡toma tus monedas! (1972)

Estamos ante un producto alimenticio como casi todas las películas de su género. El valor añadido del spaguetti western fue la cantidad de películas que sin ninguna pretensión, consiguieron ser vistas y divertir a los niños de la época en aquellos fantásticos programas de cine de barrio de los setenta. En mi caso intento ver casi todas las que puedo por que me abren una ventana nostálgica a la infancia, pero casi siempre, salvo honrosas excepciones (que las hay), acabo muy decepcionado ya que vistas con los ojos de adulto no tienen mucho pase.

Ésta de "Judas..." no es de las excepciones. Con una trama que recuerda demasiado a algunos de los iconos del género (ese reloj de arena que sustituye el reloj musical del coronel Mortimer de la muerte tenía un precio), lo cierto es que además de la mentada reiteración argumental, esta pelicula está especialmente descuidada. No se tiene el menor cuidado a la hora de tratar los detalles. Caballos comprados sin silla de montar que la tiene al plano siguiente, dos tiros que matan a tres y cosas así. Por resaltar algo positivo se puede citar al simpático y desvergonzado personaje de Carrancho, interpretado cachazudamente por Fernando Sancho.

Por cierto y como reflexión final para este género. ¿por qué en todos los casting se elegían a aquellos que menos pinta de vaqueros podían tener?. Los que hacían de mexicanos vale, pero como yanquis... Misterio aparte es cual es la razón desconocida para que todos los sombreros tengan dos o tres tallas menos que lo que la cabeza correspondiente necesita. Misterios del celuloide...

Entretenido juego de engaños, traiciones y trapicheos varios para hacerse con un jugoso botín en forma de oro robado de un banco.

Judás... ¡toma tus monedas!, ofrece buenos momentos llenos de frescura e ironía, regalando un baile de duelos y enfrentamientos de lo más variado. Recuerda y homenajea a spaghetti westerns como "Por un puñado de dolares·, "La muerte tenía un precio" y similares.

Pedro Luis Ramírez y Alfonso Balcázar, consiguen dar forma y sentido a un rocambolesco e insólito juego de rivalidades en los que amistad, honor, amor y valor, se convierten en piezas esenciales del entretenimiento.

No quiero entrar en detalles, pero decir que Quentin Tarantino, seguro que disfrutó de ella y por eso llegó a homenajearla en alguna de sus películas recientes.

Judás... ¡toma tus monedas!, queda como una dinámica y divertida coproducción, que consigue ser un entretenimiento ligero digno de recomendación.