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El ladrón de Bagdad (1924)

El ladrón de Bagdad
140 min.
7,6
3.423
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Disponible en:
free
1° parte de la película (MUDA con intertítulos en INGLÉS)
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Sinopsis
Un ladrónzuelo de dedos hábiles que actúa en las calles de Bagdad entra un día en palacio del Califa con intención de robar un tesoro. Allí ve a la princesa y se enamora de ella. Junto con un colega traman un plan para raptarla, aprovechando que se va a celebrar una audiencia de pretendientes para casarse con la princesa.
Género
Aventuras Fantástico Acción Cine mudo Antigua Arabia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Thief of Bagdad
Duración
140 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
9
LOS CUENTOS QUE ARROPABAN NUESTRAS NOCHES INFANTILES
En este siglo XXI donde el cine se ha beneficiado de una tecnología informática impensable unos cuantos años atrás, puede no parecer muy normal que nos sigan sorprendiendo los artesanales efectos especiales de una película rodada en 1924 por un cineasta de la talla de Raoul Walsh, pero les aseguro que así es. No hay comparación posible con los FX actuales pero tienen el encanto de lo primitivo, de lo arqueológico. ¿Que es mejor, un Velazquez o las pinturas rupestres de Altamira? Preguntas sin sentido en busca de respuestas con sentido.

El ladrón de Bagdad no puede verse con los mismos ojos que acaban de ver Matrix o similares. Con todos mis respetos para Matrix que me parece una excelente película. Hay que cambiar el chip. Disponernos a vivir el sabor de la aventura, de los cuentos de las mil y una noches en Arabia, en el Bagdad de los sueños y de las fantasías. Ver como vuelan las alfombras. Escuchar el canto de las sirenas. Hablar con el viejo del mar. Trepar por cuerdas imposibles. Ser Príncipe de los Mares y de las Islas por un día.

Es cierto que es una película de nuestras abuelas protagonizada por el Clooney de nuestras abuelas (Douglas Fairbanks), pero eso no descalifica la película "per se", sino que tan solo nos obliga a situarnos en una posición temporal distinta y a valorar en lo que se merece una película inmortal con unos decorados que son, ni más ni menos que aquellos cuentos con los que se arropaban nuestras noches infantiles. La sombra de Aladino e incluso la de Alí Baba se ciernen sobre nuestros ojos amigablemente.

Es cierto que Fairbanks anda algo pasado de teatralidad. Es cierto que la verdadera estrella femenina de la película es una Anna May Wong en su papel de esclava mongol. Es cierto que a la película le hubiese sentado de maravilla un color que estaba pero que no estaba. Todo ello es cierto. Como también lo es esa frase escrita en el cielo oriental de que la felicidad hay que ganársela. Les aseguro que viendo esta película, con los ojos libres, se gana antes.
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31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
ELOGIO DEL CARTÓN PIEDRA
Hubo un tiempo pasado en el que la magia cinematográfica era el resultado de la pintura y el cartón, de la maqueta y el trucaje; la fantasía resultante era el premio al trabajo de unos hombres que sin ser reyes ni arquitectos creaban palacios, ciudades y reinos de ensueño, poblados por personajes de fastuosas vestimentas.

Todo eso y algo más nos recuerda el visionado de esta obra ambiciosa y audaz, fruto del empeño de Douglas Fairbanks (intérprete, guionista y productor), quien tras ver "Las tres luces" de Fritz Lang, quedando fascinado por sus trucos, se apresuró a rodar esta historia, no sin antes comprar los derechos de la película del director alemán, la cual retuvo sin estrenar para evitar comparaciones (principalmente en la secuencia de la alfombra voladora). No obstante, tuvo el buen juicio de rodearse de un triunvirato genial, compuesto por Raoul Walsh en la dirección, Mitchell Leisen en el diseño de vestuario, y William Cameron Menzies a cargo de los decorados. La brillantez de la obra se debe, fundamentalmente, a la labor de estos hombres. Walsh se nos muestra ya como un director especialmente dotado para la narración, con su tradicional dominio del ritmo y de la plasmación en imágenes de una historia cualquiera. En cuanto al vestuario y los decorados debe advertirse que desde un principio optan por recrear un mundo de ficción, en el que no importa si las murallas son desmesuradas, si los vestidos anacrónicos o la arquitectura irrealizable; en efecto, es en el mundo de la fantasía y la aventura en el que estas cosas carecen de importancia, en el que es posible derrotar a la muerte con una manzana, ver el futuro en un cristal o volar en una alfombra, y también donde al final siempre triunfan el bien y el amor.

La labor de los intérpretes es bastante buena, aunque resulta oscurecida por el hiperprotagonismo de Fairbanks, que abusa de sus poses y cabriolas, resultando algo cargante. Destacan algunas secuencias, dominadas por los soberbios decorados de Menzies (al nivel de los de "Intolerancia" por su grandeza y variedad), como la entrada en palacio de los príncipes, el periplo aventurero de Fairbanks en pos de su cofre mágico (de una imaginación y creatividad desbordantes), y el asalto final a Bagdad con tropas surgidas de la nada. En conjunto, una película para ser disfrutada mil y una noches.
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20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
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