Rey de ladrones (2018)

En "Rey de Ladrones", Michael Caine, con 85 años, nos deleita a través de una habilidad y destreza asombrosas, cimentando ese personaje sólido, en el que lo único que falla es la historia mal estructurada y construida sin pericia.

Guión y actores se solapan, sin que consigamos desentrañar las claves con las que todo buen proyecto de género debería contar.

James Marsh es un veterano cineasta y documentalista británico. En su nueva película con Michael Caine a la cabeza, nos cuenta el robo de Hatton Garden, el más espectacular de la historia criminal británica. Su trabajo más conocido fue el documental “Man on wire” con el que obtuvo el Oscar al mejor documental, entre sus películas caben destacar “La teoría del todo”, “Agente doble” y “Un océano entre nosotros”.

La historia está basada en una gran historia real que ocurrió el 7 de abril de 2015, cuando el Reino Unido se despertó asombrado al descubrir que un grupo de veteranos, todos jubilados, habían conseguido abrir la cámara acorazada de una compañía de depósitos, el corazón de la compra y venta de diamantes en Londres.

Normalmente todas las películas, aparte de su estilo narrativo y su puesta en escena, su punto más fuerte lo suele tener en el reparto y aquí vuelve a suceder lo mismo, la cinta se salva gracias a la veteranía y buen a hacer del grupo de actores. Se nota la experiencia que tienen y las escenas fluyen prácticamente solas.

El problema es el guion, pretender ser una comedia de atracos, pero no funciona, va claramente de más a menos y acaba aburriendo y el espectador pierde todo el interés en la película. Le sobran los continuos gags sobre la vejez y su contenido es rutinario y repetitivo.

Lo mejor: El grupo de actores.
Lo peor: El guion y todo su desarrollo.

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