El pato Donald: El rostro del Fuhrer (C) (1942)

Corría el año 1942 y como sabéis, Estados Unidos estaba metido de lleno desde hace meses en la Segunda Guerra Mundial. Los americanos, hartos de tanta opresión que venía del Pacífico y sobre todo del centro de Europa, pensaron que otra buena comedia parodiando a Hitler y a la filosofía de su partido tendría éxito entre la sociedad de por aquel entonces. Y así fue.

El cortometraje bebe mucho del maestro Chaplin. Nada más empezar, es inevitable que se nos pase por la cabeza la obra maestra 'El gran dictador' (1940), donde las esvásticas se usaban en vano y los dictadores eran cabecillas de medio pelo. Sin embargo, el homenaje directo a Chaplin viene de la mano de la inolvidable escena de la fábrica de -la también obra maestra- 'Tiempos modernos' (1936), en la que ahora el Pato Donald cambia las inoperantes tuercas por misiles alemanes. Delirante la escena, tanto en una como en otra película.

Y es que aparte de la calidad técnica que ofreció Disney en los cuarenta, con un Pato Donald en estado de gracia, 'Der Fuehrer's Face' es una completa sátira del fascismo, que en medio del conflicto asestó un "zas en toda la boca" a Hitler, Mussolini y demás beligerantes del Eje. Por eso, la intención propagandística anti-nazi aporta a este cortometraje un valor inigualable, además de hacer pasar al espectador de nuestros días ocho minutos ciertamente divertidos.

Corría 1942, y la 2ª Guerra Mundial afectaba a la práctica totalidad del mundo. Y en este contexto, casi tan importante como la lucha en el campo de batalla fue la lucha ideológica, que llevó a todas las partes a realizar grandes esfuerzos para justificar sus posturas y, de paso, atacar al contrario.

Disney no se quedó atrás en esto (y más cuando las malas lenguas afirmaban que no veía con demasiados malos ojos la ideología nazi) y creó este corto en el que, en el mejor estilo clásico muestra de forma ácida y entretenida a través de su mítico pato Donald lo que el nazismo pretendía hacer no sólo con las "razas inferiores" sino con los propios trabajadores del Reich, que serían poco menos que esclavos en manos de un poder omnipotente convertido en una maquinaria sin sentimientos.

Hay que demostrar quienes son los malos y porque se les combate y eso es justo lo que se pretende con este corto, igual que también justificarán mediante el cine con obras como "Misión a Moscú" esa extraña alianza con la Unión Soviética que tan criticada será dentro de las propias fronteras americanas (no es ningún secreto las destacadas simpatías pronazis que existían dentro de paises aliados como Gran Bretaña o los propios USA, a los que se veía como único freno posible a la expansión del comunismo).

Eso es lo que se busca, y ciertamente se consigue en apenas ocho minutos ciertamente divertidos.