La cocina (2011)

No se confunda usted, sr. desorientado: no es una película de entradas, platos principales y postres. No hay cocineros, no hay cocina y ni canelones con salsa blanca.

El argentino promedio sabe que la cocina es el lugar donde se prepara todo...o lo que sea. Ese lugar donde la mezcla de condimentos, acciones y reacciones, terminan elaborando un producto final.
Bienvenidos entonces al lugar donde se elaboró la Ley de medios, donde se condimentó y donde también se terminó quemando.
Este viaje a través del proceso de creación, elaboración y aprobación, de una de las leyes que más debates ha generado en los últimos años.

El mensaje es simple: los medios de comunicación no deberían estar en manos de unos pocos. El derecho a informar, a plantear ideas, y a debatir temas de problemática social, deberían estar al alcance de todos.

Ahora, viéndolo como un documental, meramente desde el ángulo cinéfilo, el producto patina. No es un mal documental, ni mucho menos. De hecho, los primeros minutos, donde la cámara viajera nos da a conocer montones de radios caseras en los puntos más recóndidos del país, son agradables y generan empatía. Los paisajes se intercalan con comentarios "amateur" de los locutores de alma y la combinación se vuelve atractiva.
Esta etapa, la amateur, es la más intensante del film y la que lo vuelve "distinto".
Luego, a medida que la lucha encarnizada va mostrando peces cada vez más gordos, y más crítica social, chocando burdamente contra los medios oficialistas, el documental comienza a deshilacharse.
La crítica se vuelve más directa y menos artística, más intensa pero menos interesante, más reiterativa y no tan entretenida. Nos queda una última media hora de reiteradas frases, golpes, y acusaciones, olvidándose los directores en este tramo que aún en pleno debate social, La cocina es una película y eso que ven ahí...sí eso...eso es una cámara.
Nota: 5,5