El que compró su muerte (1956)

Quien llegue hasta aquí sabrá de Mark Stevens por Envuelto en la sombra (1946), o La calle sin nombre (1948), por citar dos obras maestras del cine negro, pues ésta es también una buenísima oportunidad para redescubrirle y además, que aquí ejerce de director.

Mark Stevens configura con maestría una actuación sorprendente, con un carisma que me ha llamado la atención, y dirigiendo le sale un trabajo solvente porque la película es fascinante y consigue un clima de intriga del que uno no podrá despegarse hasta el final.

Time Table lo tiene todo y todo en su justa medida y mucho tiene el delicado trato que aportan las mujeres en la película. Cuando películas como ésta no se limitan a desarrollar una trama, si no que procuran dotar a los personajes de espíritu, de sentimientos y esperanzas, es cuando podremos afirmar que algún día se tendrán que estudiar muy a fondo para aprender algo de cine. José Luis Garci lo hizo.

Alguien dijo que el hombre es bueno por naturaleza, pues lo será. Pero a veces hay hombres que desvían la naturaleza.

"- Tal vez exista el crimen perfecto y tú lo veas.
- No. No existe el crimen perfecto, sólo el criminal con suerte... hasta que se le acaba".

Buena película policíaca, un thriller muy bien narrado, con sorpresa mayúscula incluida a mitad del relato, y que protagoniza excelentemente y dirige con tesón y sentido del ritmo Mark Stevens.
Él mismo creó su propia productora para llevar un mejor y más grande control sobre sus trabajos y este film está incluido en ella.
Consigue así una dosificación de elementos y datos que poco a poco van conformando una historia que llega a interesar de veras amén de entretener en todo momento.
Tanto el propio protagonista como cada uno/a de lo/as personajes "secundario/as" tienen vital importancia en el argumento, sobre todo el co-protagonista, el policía veterano Joe, metódico en su trabajo:

"- ¿Anotando, Joe? ¿Nunca recuerdas nada?
- Lo que se anota se ve, lo que ves no lo olvidas".

todo un profesional que ya ha visto de todo y que piensa en que el crimen perfecto no existe y siempre hay algún elemento suelto por el que atrapar al criminal.
Clímax in-crescendo gracias a un buen guión de Aben Kandel adaptando una historia de Robert Angus, para atrapar al espectador desde el estupendo prólogo con el golpe pormenorizado y concienzudo, siguiendo con las pesquisas policiales que poco a poco van creando una tela de araña.
Muy buenos diálogos, como este:

"- ¿Qué hay de mi helicóptero?
- Se lo devolverán dentro de unos días.
- Lo necesito ahora, para unos extras de películas sobre la aviación.
- Diles que hagan una del oeste".

Al final, puede que sea una serie B, pero muy competente y de calidad, que deja un muy buen sabor de boca.

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