Un hombre sin importancia (1994)

La película dispone de un guión original que el director ha sabido llevar a la pantalla con toda economía de imágenes y dejando que sean los actores los que lleven adelante todo el peso. Y nunca mejor dicho, pues se trata de un grupo de aficionados que se desplazan diariamente en el mismo autobús y más tarde se reúnen para ensayar en los salones parroquiales. Tratar el tema de la homosexualidad en la católica Irlanda ya es difícil teniendo en cuenta los prejuicios religiosos que existen. La vida de los homosexuales en ese país tuvo que mantenerse dentro del armario por mucho tiempo, como también ocurría en España y otras naciones católicas. Por lo tanto, cuando alguien da indicios de su homosexualidad, familia y amigos se revuelven. Aunque el tema es básicamente la forma de llevar en secreto esa homosexualidad hay una crítica a la familia, y a la religión, dos pilares importantes en Irlanda. Lo mejor de la película es la interpretación tanto de los papeles principales como de los secundarios y es una pena no poder seguir toda la película en su idioma original porque suena muy bien. Precisamente el doblaje de Albert Finney es desastroso porque su fino amaneramiento no va para nada con el tono de voz que emplea el actor español de doblaje. Un tono de comedia que deja ese saborcillo amargo del drama interior.