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10 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Viva la democracia...
Excelente película del cine italiano que refleja los momentos posteriores a la rendición del ejército italiano ante los aliados en la II Guerra Mundial. Comencini sabe utilizar la confusión que se produce en los primeros momentos de un cambio social para arrancarnos más de una carcajada. Enmarcada en un neorrealismo evolucionado pero todavía con la imagen granulada característica de la pantalla de Rossellini, "Todos a casa" intenta sonreir ante la dramática situación de gran parte del pueblo en posguerra que no sólo ha perdido a familiares, amigos o propiedades sino también su propia identidad. La vuelta a casa y recomponer sus vidas no será tarea fácil...

Alberto Sordi...¿Qué decir de él? Magnífico como siempre porque era un verdadero actor. está genial como oficial "incomprendido".

Hay un momento excepcional de gran ironía política...Cuando durante el trayecto en tren votan de manera democrática y Sordi "se lava las manos".

Impagable.
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41 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una joya casi desconocida
No sé si es que estaba demasiado sensible hoy, pero hacía tiempo que no me reía y a la vez no lloraba tanto con una película.

Tiene un guión aparentemente sencillo pero con un trabajo de fondo brutal, que te llega muy adentro. Aunque suene un poco tópico de ésta sí se puede decir: Muestra desde lo más primario que tenemos las personas, hasta lo más sublime. Desde el hambre, capaz de hacer que cualquiera olvide sus valores, hasta la compasión por alguien que apenas conocemos. La traición, la indiferencia, la mentira, pero también el amor a la familia, el perdón o la belleza del arte (en este caso, la música).

Es también un homenaje al colectivismo mostrando las peores consecuencias del individualismo. Pero mostrándolas de forma piadosa, como entendidendo que los hombres (unos más que otros) somos así, qué se le va hacer. Todos podemos entender que con una conciencia colectiva mayor nos iría mejor, pero no podemos resistirnos a pensar sólo en lo nuestro.

Creo además que un español o cualquiera que lleve algo del Mediterráneo en su cultura se puede sentir bastante identificado, por las similitudes culturales con los italianos.

Y todo ello retratando una situación histórica relativamente desconocida, supongo que por la simplificación al contar la guerra muchos años después.

Un gran descubrimiento.
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23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
8 de Septiembre de 1943, Italia.
123/15(27/08/14) Toda una grata sorpresa este film italiano poco reconocido injustamente, una cinta que sabe reflejar con gran sentido de humor unos hechos dramáticos, el realizador Luigi Comencini posa su ácido bisturí sobre un tema crucial para los transalpinos en la WWi, y lo hace con un gran sentido analista, repasando en esta road-movie un país arrasado por la guerra, donde la mayor victoria era vivir un día más.

Con el desembarco de los aliados en Sicilia y su avance imparable sobre Italia, los líderes fascistas derrocaron a Benito Mussolini el 25 de julio de 1943, el 8 de septiembre de 1943 el jefe del gobierno italiano el mariscal Pietro Badoglio, declaró el armisticio, pactado con los aliados, esto provocó el caos en el ejército transalpino, el rey Vittorio Emmanuele III huyó, el alto mando quedó sin órdenes, muchos soldados italianos aprovecharon para desertar y volver a sus hogares, pero lo nazis decidieron ocupar el país provocando su reinado del terror sobre los lugareños.

Arranca en la italiana costa del Véneto el 8 de septiembre de 1943 en un cuartel militar, hasta allí llega la noticia por radio de que Badoglio ha pactado el armisticio con los ingleses y norteamericanos que han arribado a costas sicilianas, los soldados estallan de alegría, piensan la guerra ha terminado, el caos domina al ejército italiano, los soldados dejan las armas con intención de volver a casa en una diáspora dramática, lo malo es que ahora los nazis han pasado de “amigos” a enemigos, han ocupado el país y buscan colaboracionistas y judíos para detener. El protagonista es el teniente Alberto Innocenzi (gran Alberto Sordi), primero fiel a sus superiores, aunque estos no sepan que hacer, luego se une a la marea de desertores , comenzando una odisea para llegar a su casa, junto a él el zapador Assunto Ceccarelli (buen Serge Reggiani), un napolitano que pretende regresar a su casa con permiso por úlcera, el sargento Fornaciari (gran Martin Balsam), y el soldado Codegato (buen Nino castelnuovo) por el camino son testigos de la anarquía, desolación, destrucción, miseria, hambre y miedo que reina Italia. En la historia tendrá importancia el encuentro de estos con una chica judía, Silvia Modena (buena Carla Gravina).

El guión pertenece a un gran binomio italiano que han trabajado mano en decenas de films, Agenore Incrocci y Furio Scarpelli (“Rufufu”, “La Armada Brancaleone” o “El Bueno, El feo Y El Malo” son prueba de ello), crean una historia fluida, humanista, que mezcla con mordacidad el humor, el drama, el género bélico, ello con diálogos inteligentes, punzantes y divertidos, creando momentos que se mueven entre el humor, la tensión y, la amargura y la mezquindad, una road-movie que refleja espléndidamente lo que ocurrió en Italia en este tiempo, como padecieron las penurias del conflicto, con el hambre, la xenofobia, la violencia, la muerte, realizando una primorosa radiografía el director Luigi Comencini de la compleja Condición Humana, de cómo actúa en situaciones extremas, tocando temas como la compasión, la amistad, el sentido del deber, el nihilismo, el comprometerse con una causa, los valores familiares, el racismo, el estraperlo, el hambre, la belleza de la música, una notable tragicomedia encuadrada en un entorno cruento. Nos habla sobre todo de cómo el protagonista, reflejo de persona que no quiere tomar partido en un viaje por una devastada Italia comienza a sentir el deber de no ser neutral, toma conciencia de quienes son los malos y hay que luchar contra ellos. Con gran naturalidad Comencini sabe encontrar el equilibrio entre el drama puro y duro encontrando humor en las miserias humanas, esto en el marco de un paisaje desolado por el Jinete de la Guerra en el que la gente lucha por la supervivencia.

La puesta en escena resulta muy naturalista, rezuma realismo, veracidad, aires cuasi-documentales, se supone en el Véneto, el gran trabajo en diseño de producción de Carlo Egidi (“La larga Noche Del 43”, “Matrimonio A La Italiana” o “Divorcio A La Italiana”) pero rodada en Livorno y la campiña de los alrededores, y en zonas aún derruidas por la WWII, como curiosidad el ministro Giulio Andreotti se negó a prestar 2 tanques y los hicieron de madera contrachapada, todo esto alcanzando en grado sumo autenticidad, a lo que ayuda la cruda fotografía de Carlo Carlini (“El General de La Rovere”), el calor se palpa, se siente el sudoroso sol, el seco polvo del camino, con bellas tomas generales, sirviendo para emitir el territorio colapsado que era la Italia profunda.

Alberto Sordi demuestra una vez más lo gran actor que es, un Titán exhibiendo humanidad, aristas, debilidades, se percibe su evolución de la indiferencia al combatismo, magnífico, rol que en principio debía hacer Vittorio Gassman. El galo Serge Reggiani (cantante de éxito en Francia) realiza un interpretación estupenda, emitiendo candidez, dignidad, compañerismo, con un aire a perrito desvalido siempre con el paquete, este rol estaba destinado a Nino Manfredi pero Sordi se opuso, no quería competencia. El estadounidense Martin Balsam compone con sencillez y contención a un tipo pragmático. Eduardo De Filippo (dramaturgo italiano) da vida al padre de Innocenzi, muy buena su creación del fascista convencido, rol destinado a Totó. Carla Gravina en su corta aparición como la judía Silvia Modena deja un halo conmovedor a su alrededor.

El film posee momentos recordables: La pelea fuera de campo en el túnel donde la inmensa mayoría de la compañía deserta, ingeniosa; El desgarrador de cuando en un pueblo devastado por la guerra los lugareños descubren harina en una camioneta, el caos y la locura por conseguir un saco denota el hambre del pueblo;… (continua en spoiler por falta de espacio)
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15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
20 días de peregrinaje
Tras del armisticio del 8 de septiembre de 1943, Italia cambió de bando en la guerra mundial, aliándose contra la Alemania nazi, lo que dejó a muchas unidades del ejército italiano desconcertada cuando todavía se preparaban para enfrentar la invasión. Algunas de estas unidades se unieron a los nuevos aliados, sin embargo un gran número de ellas decidieron disolverse, desertando en masa. Esta es la historia de “Todos a casa”, el mejor film de Luigi Comencini ("Pan, amor y fantasia" 1953, "El incomprendido" 1966, "Sembrando ilusiones" 1972, "La mujer del domingo" 1975), retrato en clave tragicómica de los momentos posteriores a la rendición del ejército italiano, y la confusión de esos primeros días.

Perteneciente a ese irrepetible grupo de autores surgidos del neorrealismo italiano (Vittorio de Sica, Mario Monicelli, Luchino Visconti, Roberto Rossellini, Federico Fellini o Michelangelo Antonioni...) a Luigi Comencini se le incluye en la categoría menos reconocida, pero a la que, por suerte, el tiempo va rescatando (Valerio Zurlini, Gillo Pontecorvo, Pietro Germi, Dino Risi...), autores también premiados en los festivales que, sin embargo, siguen siendo olvidados fuera de su país, y que consiguieron realizar un cine directo que sabía extraer la tensión, el drama, la carcajada y la denuncia con un cine que plasmó, inteligente y críticamente, los cambios que ha partir del final de la 2ª Guerra Mundial se fueron desarrollando en su país y por extensión en la nueva Europa liberal.

"Todos a casa" es posiblemente el mejor exponente de esta transición. Dramática, divertida, comprometida y realista..., los 20 días de peregrinaje de sus protagonistas reflejaron a Italia.
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Adiós a las armas?
Lúcida, brillante, despierta, trágica y cómica. Fantástico relato del entreacto que se abre tras el armisticio en Italia. Un maravilloso Alberto Sordi extrayendo sus registros de maestro entre maestros en el arte del pasar de la sonrisa picarona al dolor sincero y conmovedor. Una vez más los italianos nos enseñan el camino del cine completo, más que redondo, icosaédrico. Me encanta, una vez más.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Inolvidable obra maestra
El incauto que busque en esta película una comedia “alla italiana” para desencajar mandíbula se encontrará con un áspero y descarnado melodrama de guerra – nos encontramos en 1943, cuando Italia se rinde a los aliados y es ocupada por el ejército nazi, hasta ese momento su aliado- impregnado de sardónicas pinceladas de comedia reflexiva. De hecho, nos encontramos ante una de las más ácidas y críticas visiones de la guerra jamás rodadas y la aparente pero engañosa ligereza del tono general del guion hace todavía más profundo el relato y la visión de este catálogo de “desastres de la guerra”, de su espiral de muerte y destrucción, del hambre, la hipocresía, el terrible sinsentido de la guerra o el infame holocausto judío, en una sobrecogedora farsa sobre la muerte del individuo y su dignidad.

El espectador asiste entre la congoja y la risa nerviosa al aterrador y demoledor espectáculo. No es una tragicomedia sino una terrible, brutal y, sin embargo, excelsa película que, dada la naturaleza paradójica y poliédrica de los italianos –la verdad, no podría haber sido rodada en otra país- se convierte en un drama afilado, conmovedor y profundamente humano, lleno de prodigiosas escenas –la escena de la escalera, el reencuentro con el padre, el saqueo de la harina-, en torno a la guerra y a todas las guerras.

Rodada en un estilo casi documental, la desnuda fotografía de Carlo Carli, el siempre gratificante trabajo del grandísimo Alberto Sordi, acompañado por un conmovedor Serge Reggiani, redondean esta espléndida e inolvidable obra maestra.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Otra obra cumbre de la tragicomedia italiana
Una de las mejores películas hechas en Italia que mezclan comedia y drama, sin duda. Además, tiene la singularidad de enmarcar la historia en un momento concreto de la Italia contemporánea muy especial, el período extraño de levantar las manos y rendirse a los aliados en la IIªGM mientras estás ocupado a la práctica por los alemanes. No es de extrañar que de un momento histórico tan peculiar, caótico y difícil de explicar surja una película que muestra tan claramente el estupor de la población ante la situación dada. Podría ser una tragedia dolorosa y también podría ser una comedia surrealista, porque la realidad daba para ambos extremos: el éxito incuestionable de "Todos a casa" consiste en repartir de forma brillante ambas opciones. Y para hacerlo bien, hay que saber de cine, lo digo por Comencini.

Hay momentos para todo, con un Alberto Sordi en una nueva exhibición de talento, mostrando por momentos su conocida faceta cómica pero encajando a la maravilla en las situaciones dramáticas. No debió ser fácil decidir lo que hacer en la realidad, y es por ello que Comencini opta por las carcajadas en el inicio de esa 'road movie' que cuando toca ofrece lo peor de la guerra. Recuerdo al gran Monicelli y su "La gran guerra", realizada unos pocos años antes, con Sordi metiéndose en problemas también, y creo que "Todos a casa" está a la misma altura. La guerra es muy perra, que nadie lo dude, un conflicto armado supone la culminación de la desgracia del ser humano, sea cual sea la motivación de los líderes que empujan a la masa a matar y morir.

Así que de vuelta para casa hay tiempo para todo, estamos en Italia y es posible echar unas risas en cualquier momento. Pero el drama asoma también tras cualquier esquina, en cualquier cruce de caminos, sea por culpa de los soldados alemanes o por la misma realidad que pisotea y condena a los supervivientes. Saber mezclarlo de forma sana está sólo al alcance de unos pocos. Comencini, rotundamente, consigue firmar una obra excepcional.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica de Todos a casa por Cinemagavia
*La Odisea de Alberto Sordi

1943. Segunda Guerra Mundial. En Italia se declara el armisticio. Pietro Badoglio y el rey han dejado a Mussolini de lado y proclaman su retirada de la guerra. Muchos de los soldados se retiran y tras años de contienda pueden volver a casa. Se inicia una odisea tragicómica encabezada por el exoficial que interpreta Alberto Sordi y acompañada por diversos personajes variopintos, que después de tanto tiempo fuera del hogar, pretenden volver a Ítaca.

La desbandada se produce a la italiana. Y ya nos podemos imaginar como sucede esto. Comencini nos presenta situaciones cómicas que riegan la vuelta a casa, mezcladas con grandes dosis de drama, que no ocultan episodios trágicos de la contienda, incluyendo un fragmento en el que vemos la colaboración italiana con el holocausto (una mujer judía es asesinada en cámara). Una Road Movie sí se quiere especular, en la que somos testigos de numerosos episodios relacionados con las miserias, pero siempre desde ese punto de vista tan mediterráneo, lleno de vida.

*La Italia 'buena'

Todos a casa tiene evidentemente también un componente político. Se puede también ver como un alegato de defensa sobre la participación italiana en la Segunda Guerra Mundial, y una cierta forma de "Expiación". Al igual que la cinematografía francesa se encargó coetáneamente de ensalzar el papel de la "Resistencia", encabezada por Charles De Gaulle, cuando este no fue tan crucial como se hizo ver.

Todos a casa no niega el papel del fascismo italiano en la contienda, y de hecho en la película aparecen personajes directamente fascistas, pero nuestro protagonista, militar de carrera, es un "cumplidor de la ley". Solo cumple órdenes, porque es un militar de carrera. La grandeza de Todos a casa consiste también en mostrarnos su evolución, y como pasa de simple cumplidor de órdenes (como pudieran ser los funcionarios de Austchiwz) a ir tomando consciencia progresivamente, hasta abrazar la causa partisana, en un precioso final.

La película ineludiblemente descarga la culpa de las máximas atrocidades en los alemanes. Cuando aparecen son mostrados como los máximos culpables, casi como bestias semihumanas.

*Una de las mejores combinaciones de tonos del cine

Pocas veces como en esta película se ha visto una combinación de tonos tan bien llevada. Literalmente de una escena a otra podemos pasar de la risa al llanto. Para muestra un botón: La secuencia final de Todos a casa. El grupo de fugados huyendo al compás del coro, en una secuencia cómica tremenda, para pasar en menos de cinco minutos a un desenlace dramático tremendo. Y es solo un ejemplo, porque durante toda la película somos testigos de este.

*Conclusión

Todos a casa es una película desconocida incluso para muchos cinéfilos, aunque se trata de una gran película, que puede entrar perfectamente en el top de comedias de su tiempo. Una película que mira a la Segunda Guerra Mundial para rendir cuentas y a la vez afrontar los años en los que se rodó la película, que también fueron tiempos convulsos.

Escrito por Guillermo Sánchez Ferrer
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8
"Todos a casa": La mejor comedia de Alberto Sordi
Todos a casa (1960) se trata de una desconocida pero gran película clásica italiana, dirigida por Luigi Comencini, y ambientada en la Segunda Guerra Mundial. La película es una obra maestra del cine de posguerra, que nos muestra los horrores de la ínclita, pero desde una perspectiva única, en la que la palabra tragicomedia nunca ha encajado de manera más precisa. La película puede verse en Prime Video.

1943. Segunda Guerra Mundial. En Italia se declara el armisticio. Pietro Badoglio y el rey han dejado a Mussolini de lado y proclaman su retirada de la guerra. Muchos de los soldados se retiran y tras años de contienda pueden volver a casa. Se inicia una odisea tragicómica encabezada por el exoficial que interpreta Alberto Sordi y acompañada por diversos personajes variopintos, que después de tanto tiempo fuera del hogar, pretenden volver a Ítaca.

La desbandada se produce a la italiana. Y ya nos podemos imaginar como sucede esto. Comencini nos presenta situaciones cómicas que riegan la vuelta a casa, mezcladas con grandes dosis de drama, que no ocultan episodios trágicos de la contienda, incluyendo un fragmento en el que vemos la colaboración italiana con el holocausto (una mujer judía es asesinada en cámara). Una Road Movie sí se quiere especular, en la que somos testigos de numerosos episodios relacionados con las miserias, pero siempre desde ese punto de vista tan mediterráneo, lleno de vida.

Todos a casa tiene evidentemente también un componente político. Se puede también ver como un alegato de defensa sobre la participación italiana en la Segunda Guerra Mundial, y una cierta forma de "Expiación". Al igual que la cinematografía francesa se encargó coetáneamente de ensalzar el papel de la "Resistencia", encabezada por Charles De Gaulle, cuando este no fue tan crucial como se hizo ver.

Todos a casa no niega el papel del fascismo italiano en la contienda, y de hecho en la película aparecen personajes directamente fascistas, pero nuestro protagonista, militar de carrera, es un "cumplidor de la ley". Solo cumple órdenes, porque es un militar de carrera. La grandeza de Todos a casa consiste también en mostrarnos su evolución, y como pasa de simple cumplidor de órdenes (como pudieran ser los funcionarios de Austchiwz) a ir tomando consciencia progresivamente, hasta abrazar la causa partisana, en un precioso final.

La película ineludiblemente descarga la culpa de las máximas atrocidades en los alemanes. Cuando aparecen son mostrados como los máximos culpables, casi como bestias semihumanas

Pocas veces como en esta película se ha visto una combinación de tonos tan bien llevada. Literalmente de una escena a otra podemos pasar de la risa al llanto. Para muestra un botón: La secuencia final de Todos a casa. El grupo de fugados huyendo al compás del coro, en una secuencia cómica tremenda, para pasar en menos de cinco minutos a un desenlace dramático tremendo. Y es solo un ejemplo, porque durante toda la película somos testigos de este.

Conclusión de 'Todos a casa'
Todos a casa es una película desconocida incluso para muchos cinéfilos, aunque se trata de una gran película, que puede entrar perfectamente en el top de comedias de su tiempo. Una película que mira a la Segunda Guerra Mundial para rendir cuentas y a la vez afrontar los años en los que se rodó la película, que también fueron tiempos convulsos.

Cinemagavia.es..
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9
Impresionante definición de tragicomedia
Las películas bélicas italianas siempre son diferentes. No hay héroes, no hay épica, no hay honor, solo realidad, picaresca y algo de cobardía. Así es la guerra y 'Todos a casa' es, quizás, el máximo exponente cinematográfico de esta realidad casi de comedia. La mejor película de Comencini narra el momento en el que los italianos se rindieron a los aliados y pasaron de tener a los nazis como enemigos. El desconcierto entre las filas de Mussolini, ahorcado por los pies a los pocos días, queda reflejado en la película de modo magistral con una secuencia, la del túnel, que narra todo en apenas dos planos. Poco más que añadir, salvo resaltar el poso terrible que deja el filme al final cuando....
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