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Mildred Pierce (Miniserie de TV) (2011)

Mildred Pierce (Miniserie de TV)
300 min.
7.1
5,862
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Disponible en:
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Miniserie de TV (2011). 5 episodios. Basada en la novela homónima de James M. Cain y ambientada en la época de la Gran Depresión. Narra la historia de una madre soltera dispuesta a todo con tal de ganarse el amor de su hija. La versión cinematográfica fue protagonizada por Joan Crawford, que recibió el Oscar a la mejor actriz. (FILMAFFINITY)
Género
Serie de TV Drama Miniserie de TV Melodrama Familia Años 30 Gran Depresión Maternidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Mildred Pierce
Duración
300 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de James M. Cain
Links
Categorías 1
Premios
2011: 5 Emmy: incluyendo mejor actriz (Winslet) y actor sec. (Guy Pearce). 21 nom.
2011: Globos de Oro: Mejor actriz en miniserie (Winslet). 4 nominaciones
2011: Satellite Awards: Mejor miniserie de TV y actriz (Winslet). 4 nominaciones
2011: Sindicato de Productores (PGA): Nominada a Mejor miniserie de TV
2011: Sindicato de Guionistas (WGA): Nom. a Mejor guión adaptado (formato largo)
7
Kate Winslet
En 1945, Michael Curtiz dirigió a Joan Crawford en "Mildred Pierce" (traducida en España como "Alma en suplicio"), una cinta de cine negro basada en la novela homónima de James M. Cain. En 2011, sigue siendo una de las grandes películas de su director y uno de los melodramas noir más descarnados que se recuerdan, gracias a una notable reescritura del material original para añadir una asesinato (no teman spoilers, es el punto de partida) y adaptarlo a los códigos de la época.

En 2011, Todd Haynes dirige a Kate Winslet en "Mildred Pierce", la nueva miniserie de la HBO, un melodrama negro ambientado en los años 30 y que no necesita inventarse un asesinato para incorporar elementos turbios a la trama; aquí, se crean a través de cierta tensión sexual y a las perturbadoras relaciones establecidas entre los personajes, principalmente entre Mildred (Winslet) y su hija Veda (Turner/Wood). No sé si dentro de varios años se recordará esta miniserie como algo, pero desde luego a día de hoy es todo un logro para su director, que tras la fantástica "Far from Heaven" tenía que volver, sí o sí, a los melodramas con aliento clásico.

Esta nueva versión de la novela es más larga, desarrolla mejor a los personajes y posee, en mi opinión, interpretaciones en global más acertadas, aunque las del filme de Curtiz eran sobresalientes sobre todo en el caso de Crawford, que hacía fácil lo difícil. Aquí Winslet se muestra contenida cuando debe e intensa, si se requiere. Sus ojos hablan, sus gestos clarifican, sin palabras, realiza un trabajo sensacional basado en la sutileza y en el saber estar. El resto del reparto la iguala, aunque por motivos evidentes no puede lucirse tanto. Rachel Wood se come la pantalla a bocados cuando aparece, algo que Guy Pearce hace incluso sin necesidad de esforzarse tanto. Melissa Leo y James LeGros tampoco demerecen, pero es que incluso las niñas (quizá con la excepción de Turner, aunque su personaje es tan repelente que la pobre no tiene mucha culpa) están bien.

Todo "está bien" en la Mildred Pierce de 2011, aunque habrá quien la considere alargada en comparación al film de Curtiz (que de hecho, visto ahora, casi parece un "trailer largo" de esta versión, con personajes más acartonados, por falta de tiempo para definirlos). Aquí no hay asesinatos, todo se resuelve con duelos (interpretativos), en los que se pone en entredicho la moralidad de los personajes. Dirigida con candidez y profesionalidad por Haynes (¡qué menos!) y fantásticamente respaldada a nivel técnico (buena fotografía y notable partitura de Burwell), encuentra en su sobresaliente reparto un arma más y se define, al final, como una de las mejores ¿películas? (de cinco horas y media, eso sí) que va de año y una de las que mejor captura el "estilo clásico" del Hollywood de oro en la actualidad.

Sólo podía ser de la HBO, claro.
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53 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
No hay nada más doloroso que la ingratitud de los hijos
Todd Haynes, cineasta esencial de la corriente independiente norteamericana, adapta una aclamada novela que es a su vez un hito de la literatura en ese país, manteniéndose fiel al complejo argumento y a los más sórdidos detalles que se vieron limados en la versión de 1945. Pero más allá de comparaciones innecesarias, esta versión es una solemne confirmación del arrollador talento de Todd Haynes y un peliculón que entra por derecho propio en la galería de obras maestras del melodrama.

Porque como la más famosa (y probablemente también la más redonda) de las anteriores cintas de Haynes, Lejos del Cielo, gira en torno a la vida de una mujer que debe cargar con su condición, su momento histórico, y sobre todo con la tragedia diaria de una rutina irremisiblemente abocada a la destrucción. Como en aquella magistral película con Julianne Moore, aquí Kate Winslet bordea los más absolutos abismos de la soledad y el aislamiento (compartiendo metáfora: la mujer sola con sus conflictos, conduce un automóvil, conduce su propia vida), pero lo que en aquella película era un colorista e inolvidable ejercicio de estilo, en Mildred Pierce es un objetivo onanista persiguiendo a nuestra heroína; es decir, que Haynes escruta, espía, acecha; detrás de cristales, ventanas, puertas entreabiertas y otras personas solitarias, la vida de Mildred Pierce, como si no hubiese una cámara, como si nosotros estuviésemos allí, viendo los episodios de la vida épica y memorable de una mujer cualquiera.

Y eso es lo que convierte a Mildred en una heroína. Ella no es una madre coraje, ni la esposa perfecta, ni la empresaria perfecta, ni la amiga perfecta, pero la unión de todo lo que es, es lo que reafirma su indudable talento, su descomunal iniciativa, su profunda humanidad. Obviamente, Mildred Pierce retrata a la perfección la personalidad y la psicología de su protagonista, pero añade un componente dramático esencial para toda historia: aquí, la compleja relación con su hija mayor, Veda.

En El Rey Lear de Shakespeare, se decía que no hay nada más doloroso que la ingratitud de los hijos, y ese carga se encuentra en Mildred Pierce. Porque la relación entre Veda y Mildred no es algo cotidiano, que se solucione con un par de acertados giros de guión. Está contada de manera tan detallada, tan obtusa a la vez, que consigue la misma sensación de desasosiego y callejón sin salida del mejor drama psicológico.

(Sigue sin spoiler)
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38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
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