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Crítica de Maldito Bastardo
Raccoon City, Estados Unidos
7
¡Piratas!
¡Piratas! (2012)
  • 6,2
    5.705
  • Reino Unido Peter Lord, Jeff Newitt
  • Animación, (Voz: Hugh Grant, Martin Freeman) ...

Aardman y el stop motion se ponen el parche

32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si los vividores piratas protagonistas de “¡Piratas!” —con sus arcas en números rojos— fueran de origen griego, en vez de un dodo llevaran consigo el Partenón y cambiásemos a la Reina Victoria de Inglaterra por Angela Merkel, tendría un contexto coherente a nuestros días. El gran error que se puede cometer al prejuzgar la película de Peter Lord y Jeff Newitt es calificarla de cinta infantil, aunque cuando más de uno escuche «Vamos, barqueros. ¡Los tesoros no se saquearán solos!» entenderá ‘banqueros’.

En tiempos del renderizado y el 3D, el stop motion ha quedado como reducto de artesanos y cineastas independientes: “Mary and Max”, “Fantastic Mr. Fox” o “Los mundos de Coraline” se encuentran entre las películas favoritas de animación de muchos del último lustro. Ha sido Aardman nuevamente aquella que se postula como la productora del stop motion por excelencia en la actualidad, pese a sus agradecidos escarceos al 3D “Arthur Christmas: Operación Regalo” o “Ratónpolis”. Los Oscars recibidos por Wallace & Gromit, tanto en corto como en largometraje, el talento de Nick Park o la exitosa “Chicken Run” le hacen valedora de ser un tesoro para la animación.

El ejercicio de humor e insolencia (en la onda Monthy Phtyton) que plantea “¡Piratas!” va más allá del espectador infantil, saltándose las normas y precipitándose al abordaje de referencias, personajes reales y numerosos anacronismos (y esta vez con la inclusión de necesarios efectos especiales). La introducción de Charles Darwin y su inteligente mono o que un ‘dinosaurio’ venza al invento eléctrico del siglo, son piezas de orfebrería y engranaje de un guión que no es objeto de la divinidad sino de la evolución. Reírse de la Royal Society de Londres o utilizar a la Reina Victoria por su antecesora Isabel I nos da idea de la vocación de la película de Peter Lord por desternillarse del pasado y la hipocresía que reina en el ‘presente’ que aparentemente representa.

Tal vez les falte éxito mastodóntico de Pixar en el boxoffice, pero las películas de Aardman siempre son coherentes y fieles tanto a sus principios como a sus sentimientos interiores y ese corazón incorruptible que lleva dentro. Posiblemente sea el motivo de que exista un discurso sobre el odio irracional (e hipócrita) de Victoria hacia los piratas, donde el cine de animación en stop motion parece ponerse el parche ante la gran industria dominante (cuando realmente lo utilizó en el pasado). Victoria (Hollywood) considera a los piratas (stop motion) obsoletos y dinosaurios en los modernos tiempos que corren y, por lo tanto, motivo absoluto de su extinción. Ese canto a la libertad y al abordaje del Capitán Pirata y sus secuaces parece una reivindicación a seguir perdurando por encima de que otros hayan puesto precio a sus cabezas. Es momento de izar la bandera y darse cuenta de que los dibujos de los mapas en 2D se pueden convertir en 3D… para devorarte vivo… si es que no te come guisado antes Hollywood, claro.

«Tampoco ningún dodo se extinguió durante esta crítica»
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