Estúpida y entretenida a partes iguales. Nerve es algo así como jugar a Pokémon Go y no tener complejo alguno de preguntar a algún desconocido de móvil en mano dónde está Pikachu mientras que compruebas cómo hace el "challenge" de turno para su canal de YouTube.

Cuantas más preguntas te hagas menos sentido tendrá Nerve, así que su éxito depende mucho de cómo de grande sea el cubo de palomitas que pases a la sala. Si rebuscas en tu interior y sacas a flote a ese quinceañero que llevas dentro Nerve es grandiosa. Un entretenimiento tremendamente fresco y puro para el inminente corto plazo, que se acaba apoyando en toda la "cultura pop de red social" instaurada en la década de los 2010.

Nerve es una película divertida, tan superficial que a veces es hiriente. No está mal hecha, pero desde luego se acerca más al telefilm de tarde que al blockbuster de prime time. Su desarrollo es bastante típico y, aunque coquetea con un juego de traiciones y desconfianzas la realidad es que no tiene un desenlace muy a la altura. Da igual, todo lo entretenido de la película dura lo suficiente como para que cuando se ponga seria no se lo tomemos muy en cuenta.