Caso bastante atípico de película en la que el reparto estropea por completo un gran thriller. Y no es que los actores estén mal escogidos, sino que los roles que desempeñan no les pegan ni con cola. Observen cómo con un pequeño truquito de magia de casting se vuelve realidad la máxima del arquitecto Mies Van Der Rohe "Menos es más":

Rebecca de Mornay, la malvada Peyton, tendría que haber sido la madre gilitonta. Aunque no lo hace mal de psicópata, todo hay que decirlo.

Annabella Sciorra o el actor barbas al estilo Hans Gruber o el malo de Timecop, de cuyo nombre no puedo acordarme, tendrían que haber dado vida al discapacitado. Da igual el color.

El Ex-Ghostbuster Solomon tendría que haber sido el doctor tocaovarios. John De Lancie no está mal en su breve aparición, pero a este gran actor adorado en el mundo trekkie por su papel de "Q" en "La nueva generación", le tendrían que esperar empresas mayores. Patrick Stewart ha tenido mejor suerte, por ejemplo.

Sciorra podría haber interpretado a la amiga Marlene adicta al tabaco. Claro que no está tan follable como la impresionante Julianne Moore, pero me pone más como Supernanny chunga que como mamá Profidén. Y por este atajo es donde quiero ir a parar al quid de la cuestión:

No es Anabella Sciorra la protagonista, aunque así conste en los títulos.
No el barbas atontao el protagonista.
No es ni siquiera Rebecca de Mornay el centro de atención, a pesar de que se suponga que es la Supernanny cachonda.
Es Julianne Moore la auténtica protagonista de esta película, que anula en la pantalla a todos y todas las que se le ponen en medio. A esta chorba tendrían que haber contratado como niñera, eso sí, el guión remozado le hubiese obligado a dejar el tabaco so pena de no pagarle la minuta. Que estás bastante mejor sin el mierdoso cigarillo colgando de tus rojas bembas, Mrs. Marlene, aunque a algunos les ponga que una mujer fume...¿será por la relación fálica de llevar algo colgando en la boca?