Producto de su tiempo, cuando el cine italiano y, en menor medida, el cine español, realizaban imitaciones de bajo presupuesto de los filmes estadounidenses de éxito. Una época de doble sesión, de series B en las salas de cine, una época en la que el cien español bandeaba entre el cine casposo de tetas y culos y el aburrrido cine de autor sobre la guerra civil, donde el género fantástico era abordado por unos quijotes, con películas de hombres lobo y chicas ligeritas de ropa, pero también con intenciones más ambiciosas, las de crear blockbusters que fuesen relativos éxitos de taquilla, como fueron las del visionario Piquer Simón.

En los años que se rodaban imitaciones horrorosas de Conan (Gunan, Krotar, Hundra, etc), de Mad Max (el exterminador de la carretera, los guerreros del Bronx), o ET (el sheriff y el pequeño extraterrestre), a Piquer Simón, tras el éxito de público de "Viaje al centro de la Tierra" se le ofreció rodar un filme a lo "Superman". Visto hoy en día, y sin los prejuicios bochornosos contra los artesanos españoles, el nivel del film es el de tantas series B estadounidenses, con un guión poco elaborado y con tremendos fallos, con un machismo muy de la época, unos actores protagonistas muy limitados, unos secundarios españoles conocidos por todos nosotros, de los cuales destaca el internacional Frank Braña, y unos efectos especiales de mediocres a dignos que merecen un capítulo aparte. El villano, muy en la línea de los primeros malvados de James Bond (solo le falta el gato), nos recuerda más al Doctor Maligno de Austin Powers, con unas líneas de diálogo tremendamente literarias (¡hasta cita a Shekaspeare!) y, hasta cierto punto, ridículas. es un film naïf,, muy camp y que nos recuerda al Batman de la serie de los sesenta. Y luego está esa musiquita disco italiana ...

En cuanto a los efectos especiales, cabe reseñar que no tenían presupuesto para contratar a Douglas Trumbull. No existía una industria de este calado en el cine español, por lo que las escenas de naves espaciales no están tan mal rodadas, al nivel de cualquier teleserie del espacio de la época o de una serie B americana de Roger Corman; en cuanto al "vuelo" de Supersonic man, siempre frente a un croma de Nueva York, en ocasiones resulta patético, pero en otras la verdad es que ni se ve el cable y que está bien rodado para la época, de ello presumía el director. Capítulo aparte merece la ambientación, aprovechando desde una central térmica como base operacional del malo (por lo de los paneles con lucecitas), al ridículo robot escapado de los tebeos de "Roberto Alcázar y Pedrín", los coches que se volatilizan, las excavadoras marca ACME que se nota que son de madera o corcho, algunos pasillos en la base del malo construidos ex-profeso o un cachas que interpreta al ínclito superhéroe, que anda de manera extraña, como si tuviese hinchazón testicular, con los brazos muy abiertos, quizás lo más delirante.

Tampoco debemos olvidar los bodrios infectos que se estrenaron en España en aquella época, sobre superhéroes: los sangrantes telefilmes sobre Spider-man, horrorosos donde los haya, o los filmes sobre Godzilla y aquellas batallas entre maquetas de ciudades. Tampoco debemos olvidar los lamentables efectos con maquetas, a la vista de hoy, del Planeta Kryptón del "Superman" de Donner y la ciudad-cúpula de "La Fuga de Logan". En esta última también aparece un robot casposo y viejuno, no solo era patrimonio de Piquer Simón. No todo vale para poner a parir la obra de este arriesgado director.

No es de las mejores del director valenciano, pero puede ser divertida verla si no se va con prejuicios y sí con una amplia tolerancia al cine de serie B setentero. Son mucho peores los bodrios producidos por "The Asylum" en la actualidad.

PD. Hay películas más ambiciosas con resultados muy ridículos, como ocurrió con "El caballero del Dragón", rodada por Fernando Colomo.