Harry Callahan (Clint Eastwood) es el prototipo de duro policía que se ha criado entre en las calles de un San Francisco sucio y lleno de maleantes. Sus colegas de profesión le llaman Harry el Sucio, no sólo por sus heterodoxas maneras de ejercer su profesión, sino también porque se encarga de los trabajos más arriesgados y desagradables.

El director Don Siegel realiza este film con gran alarde de profesionalidad, en un thriller de los setenta en el que nos cuenta una historia policíaca sin excesos, pero con la energía necesaria para este tipo de películas. En su favor está no hacer alarde de falsos romanticismos, sino que más bien cuenta la historia sencillamente, como suele hacer Siegel, uno de esos directores tipo artesanales que no han sido reconocidos lo suficiente, a pesar de su palmarés.

El guion de Harry Julian Fink, R.M. Fink y Dean Reisner está bien armado y lleno de tensión, intriga y ocurrentes y concisas intervenciones del duro Harry.

Lalo Schifrin hace un gran música jazzy, que por momentos tiene algún toque herrmanniano, sobre todo en los momentos más duros y emocionantes. Buena fotografía oscura ad hoc de Bruce Surtees.

En el reparto destaca por sobre todos liderando incuestionablemente el film, un gran Clint Eastwood, a quien uno no se cansa, aún hoy día, de ver actuar, con su talante mitad escéptico, mitad duro, y siempre dispuesto a cualquier cosa. Policía cuasi brutal, que persigue sin fatiga a quien se salte la ley.

En definitiva, un clásico del cine de acción con un Siegel estupendo y un Eastwood inigualable. Siegel-Eastwood siempre funcionaron bien, supieron entenderse y trabajar dando cada uno de sí el máximo de sus potenciales.