Una maravilla señores, lo que impacta cuando tienes 8 añitos y tu padre te lleva a ver en 1997 el Episodio IV de la Guerra de las Galaxias, película que adoras por que llevas viéndola en una vieja cinta de VHS desde que tienes 4 años.

Alucinas siendo solo un muchacho al ver la Tantive IV perseguida por los destructores del Imperio. Tiemblas al ver a Darth Vader y sus soldados de asalto como la personificación del mal. Admiras la sencilla belleza de Leia y te ríes con las discusiones de R2D2 y C3P0.

Aprendes de Obi Wan y compartes los ideales de Luke, te enganchas a la canallería de Han Solo que oculta su gran corazón de oro, te haces amigo de Chewbacca el Wookie, grande y temible, pero igualmente bondadoso y entrañable.

Te emocionas en los tiroteos sin descanso en la Estrella de la Muerte, se te ponen los pelos de punta al ver como un puñado de héroes de la libertad, como Luke, Wedge Antilles, Biggs Darklighter, Jeff Porkins y muchos otros combaten contra el mal.

Y al final sales con una sonrisa al ver que todo acaba bien, que el mal fracasa y el bien triunfa.

Hay otros 5 episodios más, para mí todos iguales de maravillosos, pero este tiene algo especial para mí. Y lo mejor de todo, que al acabar esta saga, ganan los buenos, pierden los malos. Y todo el mundo es feliz. En especial el fan y espectador.