Hundid el Bismarck es una de esas películas de guerra, en blanco y negro, de tono casi documental, con actores poco conocidos pero competentes con el fin de abaratar el presupuesto, con abundancia de stock shots y escenas rodadas con maquetas en la piscina del productor, que se rodaron a montones durante los años 40 y 50. Tiene la virtud de mostrar cómo se programan las grandes estrategias desde cómodos despachos, donde las vidas humanas son simples estadísticas carentes de importancia (lo que cuenta es el resultado), y de plasmar también el sufrimiento de los daminificados por los torpedos y cañonazos, aunque sin entrar en el detallismo de los tiempos actuales. Es agradable de ver y te enseña cosas que habías olvidado o ni siquiera aprendido, aunque incide en el cliché del nazi testarudo que se lanza a la carnicería ciegamente. Según he leído en alguna crítica de FA, el comandante del Bismarck era todo lo contrario, pero en fin, hay que contentar a las masas. El nazismo todavía estaba reciente, y sus huellas seguían visibles en edificios, campos y en el recuerdo de los muertos y/o desaparecidos. Una película interesante, en cualquier caso.