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Crítica de Miquel
Palma (Mallorca), España
7
David y Betsabé
David y Betsabé (1951)
  • 5,8
    509
  • Estados Unidos Henry King
  • Gregory Peck, Susan Hayward, Raymond Massey ...

Retrato humano de un rey mítico

31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Henry King. El guión, de Philip Dunne ("El fantasme y la señora Muir", Mankiewicz, 1947), se inspira en un relato del segundo libro de Samuel, del Antiguo Testamento. Se rueda en exteriores de Nogales (Arizona) y en los platós de Fox Studios. Es nominado a 5 Oscar (guión, fotografía, música, decoración y vestuario). Producido por Darryl F. Zanuck, se estrena el 10-VIII-1951 (EEUU).

La acción tiene lugar en Jerusalén y otros lugares de Tierra Santa en el s. X adC. El rey de los judíos, David (Gregory Peck), lo tiene todo (hijos, amigos leales, riqueza, poder y prestigio), pero le falta el amor de una mujer. Las relaciones con su primera esposa Michal (Jayne Meadows), hija de Saúl, son tormentosas. Un día ve por la ventana de palacio a una muchacha encantadora, Betsabé (Susan Hayward). La manda llamar y, cautivado por ella, inician una apasionada relación.

El film es un drama romántico de la época clásica del cine, que explica una historia tomada del Antiguo Testamento. La cinta no desarrolla sólo un relato convencional de reyes, príncipes, héroes e intrigas palaciegas. Todo parece indicar que el realizador desea, sobre todo, construir el análisis psicológico de un personaje humano. David es un hombre respetado por la Corte y el pueblo, de pasado heroico y muy activo y de ascenso rápido desde pastor a general del ejército y de ahí a rey. Se encuentra en la cumbre de la vida. El trabajo rutinario de su cargo, el desamor de sus esposas y concubinas y la fatiga que le produce sentirse encerrado en palacio, hacen mella en su ánimo, que reacciona generando sentimientos de insatisfacicón y desmoralización. Los indicios que el realizador y el guionista dejan en el relato parecen apuntar que la situación psicológicamente incómoda del protagonista se agrava tras el primer intento de resolverla (relación y boda con Betsabé). A partir de entonces aparecen sentimientos de culpa y agudos remordimientos religiosos, que posiblemente reflejan un estado interno de depresión. Ante el mismo puede reaccionar de diversas maneras. El film propone la que probablemente es la mejor las posibles. Por lo demás, el film parece cuestionar la imagen del Antiguo Testamento de un Dios irascible y vengativo, enfrentado al concepto de divinidad del Nuevo Testamento. También subraya en tono aparentemente crítico el hecho de que algunos crean que los pecados del marido los ha de expiar la mujer. Son escenas memorables la danza exótica, el maltrato que recibe Michal (lanzada en plancha sobre un sofá) y la lapidación de una adúltera (vestida de rojo).

La música, de Alfred Newman, es vibrante, solemne y épica. Incorpora melodías descriptivas de caracter lírico y melancólico. La fotografía, de Leon Shamroy ("Cleopatra", Mankiewicz, 1963), ofrece un espléndido technicolor, movimientos de cámara pausados y precisos y una grata profundidad de campo. Se beneficia de un vestuario espléndido, unos decorados imaginativos y unos escenarios amplios y cómodos.
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