arrow
Crítica de Antonio Morales
Tarragona, España
9
El gatopardo
El gatopardo (1963)
  • 7,8
    16.934
  • Italia Luchino Visconti
  • Burt Lancaster, Claudia Cardinale, Alain Delon ...

CINE CON MAYÚSCULAS

13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El Gatopardo” permanece no sólo como una de las más bellas obras maestras de Luchino Visconti, sino también como una extraordinaria digresión sobre la lucha de clases narrada, precisamente, desde la posición privilegiada de un aristócrata que ve cómo se desmorona el mundo que había conocido para dejar paso a otro muy distinto. Comienza con el rezo del rosario en el palacio del príncipe de Salina y con la noticia del desembarco de Garibaldi en Sicilia. A partir de ahí, Visconti nos muestra como ejes de la trama, la conciencia de la pérdida de privilegios de clase y de sentido histórico de la aristocracia siciliana con la llegada de nuevos tiempos, y la soterrada crónica del asentamiento de la unidad italiana, expresada de una manera en que la reflexión histórica se funde magistralmente con lo novelesco, lo pictórico y lo musical (en doble forma: operística y sinfónica). Un fresco histórico sublimado por un lírico acoplamiento de nostalgia y pasión.

Basada en la novela homónima de Giuseppe Tomassi di Lampedusa, Visconti realiza una impecable adaptación, expresada con una sensibilidad y un talento del que tan solo disponen los grandes maestros. Esa oposición entre lo histórico-crítico y lo histórico-sentimental que distinguía sus mejores obras. El cineasta consideró la novela, como un libreto de ópera e hizo de la puesta en escena el reflejo de su amor por el arte: la fotografía de Giuseppe Rotunno, juega espléndidamente con los colores, obteniendo páginas de una gran belleza visual que remiten a Delacroix y a Hogarth; la música de Nino Rota es una hermosa sinfonía de espíritu romántico, en la que destaca la ternura en el uso de timbres tenues; los trajes y los decorados son estilizados sin dejar de ser realistas, y abundan los espejos, las cortinas, los cuadros, los pañuelos y las flores como representaciones de una sensibilidad. Y el tono del conjunto es decididamente verdiano: como en Verdi, hay una abrumadora carga de melodía y dramatismo, sin que falte el asomo de cierta vulgaridad, atribuida a la clase social emergente.

Mientras “Rocco y sus hermanos” habla del devenir de la lucha de clases, aquí se centra en un solo estrato social, la clase dirigente, para examinar de qué manera es capaz de transformar sus estructuras con el único fin de seguir detentando el poder. “El Gatopardo” trasciende algunas de sus frases emblemáticas para convertirse en un organismo mucho más complejo de lo que aparenta, no tanto la minuciosa descripción de un traspaso de poderes como la crónica de una mutación, de un cambio de piel, tan doloroso para algunos como lógico e irrefutable para otros. “Es necesario que todo cambie para que todo siga igual”, en efecto, pero esa transformación no tiene para nada en cuenta a la clase obrera, realizándose únicamente en el seno de los estratos sociales más privilegiados.

El príncipe de Salina pone en marcha todos los mecanismos para favorecer la escalada social de su sobrino Tancredi en medio del nuevo panorama social surgido tras la victoria de Garibaldi. Todos los actores lucen a la altura de la obra, desde la emoción contenida de Burt Lancaster como Don Fabrizio, príncipe de Salina hasta la belleza irrefrenable y esplendorosa de Angélica (Claudia Cardinale), prometida de un atractivo y sobrio Tancredi (Alain Delon). Sin olvidar el catálogo arquitectónico que componen los distintos palacios y mansiones filmados en la película, todos ellos escenarios naturales, lo cual da fe del inquebrantable ánimo verista de Visconti.

Continúa en Spoiler.

SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.

¡Haz que tu opinión cuente valorando la crítica!
Ver más críticas del usuario Antonio Morales
Ver más críticas de El gatopardo
Fichas más visitadas