Existen tres películas independientes que en las últimas décadas han alcanzado el status de culto en las que se combina la ciencia-ficción y el terror: "Coherence", "La invitación" y esta "Triangle". Y razón no les falta. Son películas con guiones muy trabajados y sorprendentes.

"Triangle" podría emparentarse con "Donnie Darko" con una notable diferencia: donde "Triangle" se entiende "Donnie Darko" es un bluff infumable e incomprensible.

Porque las paradojas que iremos descubriendo en la película conforme avanza van quedando -más o menos- engarzadas en la continuidad de manera coherente, aunque esperable. Y eso que parte de una idea muy tópica en esto del terror, lo de los barcos-fantasma. Y sin embargo, la película avanzará por otros caminos, huyendo del encantamiento fantasmil para explorar algo más inusual, el espacio-tiempo. Aunque sí, tendremos sangre y muertos y un tonillo a lo "El resplandor" ¡incluida el hacha!. El miedo que flota es a lo desconocido, a lo incomprensible para la protagonista, con esa angustia que va apoderándose de ella, llevándola a la desesperación y evolucionando a lo que jamás habría llegado en condiciones normales.

Buen filme. Sencillo pero bien narrado. Sin capacidad de sorprender en demasía, sobretodo a los que están versados en estos temas, pero que lo ven con cierto placer al hallar una historia redonda. Nunca mejor dicho.

Formato de telefilme de serie del montón. Pillé la película empezada y pensé que estaba viendo algún episodio suelto de una serie que desconocía. Reparto muy de la pequeña pantalla. Cuando empecé a ver como iban muriendo policías pensé ¡caray debe ser un episodio especial, que manera de matar secundarios! Pues no, es una película. Pero muy poco destacable.

Es evidente el homenaje a "Asalto a la comisaria del distrito 13", pero no a la de Carpenter sino a su remake. Curiosamente todo ocurre de día, con lo que aún resulta mas increíble que nadie en Seattle se aperciba de los titos y los follones. La noche sirve para que la acción sea más anónima y misteriosa, mantiene la tensión y todo ello se pierde en este filme, con una luz diurna sin nube alguna. No tiene gancho ni emoción alguna, pero se deja ver. Las escenas de combate, en especial las de Jai White parecen una parodia, en plan robot. A nivel actoral, siempre es gratificante ver a la Palicki, siendo el único rostro que destaca de un reparto muuuuuy telefílmico, con un Sam Jaeger que parece el Aaron Eckhart de Hacendado.

Película mediocre y del montón.

Ayer hace tres años que nos dejó el gran creador de sueños épicos que fue Jim Steinman. Inventor del llamado "Rock Wagneriano" obra de su genio son los temas más conocidos de los dos artistas que dividieron su corazón, Meat Loaf y Bonnie Tyler, dotados de esa prodigiosa voz que tanto necesitaban las composiciones de Steinman. ¿Conocéis los mejores temas de la película "Calles de Fuego"? ¡Eso es Steinman!

Duetos inacabables, poderosos, producidos con un muro de sonido a lo Phil Spector, temas meticulosos, llenos de matices, instrumentos, melodías y tonadas, con esos coros sublimes que apuntalaban esa maravillosa e intensa discusión musical entre los dos cantantes. El tema de este videoclip es uno de estos duetos, una discusión entre amantes ambientada en un teatro a medio cerrar, en los años 50, con trajes elegantes, coche de época, pelos engominados y un trio de coristas de lo más particular, unos ¿periodistas? o trabajadores del teatro enfundados en sus gabardinas. El pelo extraterrestre de la Tyler es lo que menos encaja con el espíritu del video, pero se lo perdonamos a cambio de esa profundidad de sus impresionantes ojos azules y esa voz inimitable.

Tres años sin Steinman. Y dos sin Meat Loaf. Al menos nos quedan sus canciones, que perdurarán eternamente.

Robots y jungla. Parece novedoso pero no lo es. Dejando a "Depredador" aparte, Norberto Barba nos obsequió con una mediocridad titulada "Solo"(1996) en la que un cyborg abandonado en una misión contra unos guerrilleros narcotraficantes en el Sudeste Asiático, era victima de caza por parte del ejército, con los civiles como víctimas colaterales.

"Monsters of man" parte de una idea facilona y similar a "Solo", el gobierno USA y un empresario de robots deciden probar en el campo de batalla -una banda de traficantes del Triángulo de Oro- sus prototipos de robots, que son tremendamente eficientes matando, sin ley de la robótica alguna. Niños, ancianos, mujeres, todo les da igual. Salvo que por casualidad hay un equipo de médicos sin fronteras por ahí despistados ... matar niños no les preocupa, pero matar un ciudadano estadounidense es otra cosa ...

Visualmente los robots nos recordarán al de "Chappie" y tendremos esa visión del robot al estilo "Depredador", pero en poco más coinciden. Solo en la fachada. Los robots parecen moverse como en "Yo, robot" y uno de ellos tendrá las mismas preguntas filosóficamente profundas. Pero no se confundan, es la típica película de acción, con una huida desesperada de los supervivientes liderados por un antiguo militar, con pocas heroicidades, lo que es de agradecer. Casi siempre estarán a merced de los robots y si se salvan o los dañan, es por pura casualidad.

Si cambiamos a los robots por mercenarios, traficantes o guerrilleros tendríamos a "John Rambo" o cualquier película random de acción. Lo único diferencial son los robots y cuando llevas media hora viéndolos ya los has interiorizado. Así que disfruta del paisaje camboyano, de las ruinas, de las cuevas y de las escenas de acción, que no están mal rodadas. Y poco más.

Una apostilla: parecen dejar los cabos para una secuela, algo que aún no se ha rodado.

¡Cuatro filmes de este buen señor me he tragado! ¡Cuatro! ¡Como siga así escribiré una tesis sobre el terror estadounidense en los bosques nevados del Norte de los EE.UU.! Pues Wemple es un señor que se defiende, un cineasta independiente que recicla sus ideas mil veces en distintos filmes, influenciado por la estética realista de "La Bruja de Blair". Ya no sé en cuantos filmes salen los bigfoots, gente rara o la leyenda del Wendigo, ya los mezclo todos. De hecho Wemple recicla maquillajes y monstruos de una a otra película, como si fuesen parte de su universo fílmico, el Wempleverso.

En este que tenemos entre manos, un excursionista toma demasiado té de hongos y cosas raras y empieza a vivir quizás una realidad alternativa o paralela, en la que su amigo con el que viaja por esos bosques solitarios, tendrá diversos destinos. Con pocos medios, pero un buen montaje, Wemple consigue crear un thriller psicológico en el que no sabes que es real y que no. Y todo ello aderezado con la leyenda del Wendigo, ese espíritu que vaga por esos lugares y posee a quién hace determinadas cosas malas. Así que tendremos terror, alucinaciones, extrañas situaciones y gente cada vez más rara, como salidos de pesadillas de Terry Gilliam.

La película es lenta, más bien es que no tiene prisa, pero se deja ver si tienes buen fondo y nada mejor que hacer. Pero, recuerden, es un filme independiente.

De lo mejorcito del Corman de aquellos años. Deja a un lado los monstruos de gomaespuma y nos ofrece una versión espacial de los vampiros, una invasión secreta y quintacolumnista - léase comunista y no vampiro- un aperitivo del cine de asesinos en serie, tan raritos ellos como el protagonista del filme. Porque la única diferencia entre el protagonista y cualquier asesino serial es la motivación, pero no el procedimiento, ya que también estudia a sus víctimas o aprovecha casualidades y despistes para acorralarlas y asesinarlas.

Es curioso el look del protagonista, que recuerda a los "Men in black", con reminiscencias mitológicas ¿es una gorgona? pero también al "Corintio", ese asesino cuyos ojos son bocas dentadas y que los oculta tras unas gafas, un personaje creado por Neil Gaiman muchas décadas después, para su comic "Sandman" ¿un homenaje tardío?

Un filme bien construido, con todos los elementos fantásticos habituales -control mental, cachivaches alienígenas, esa necesidad de conquistar el mundo- y también con los elementos del cine policíaco de asesinos- la chica en casa del asesino conocida del policía, el sótano peligroso, ese horno, la gente que desaparece- resulta una acertada mezcla de géneros, bien llevada por Corman, apoyado en sus habituales del reparto, desde una Garland solvente y activa, lejos de ser la pobre victima asustadiza, a sus secundarios talismán, como Dick Miller. Obra a destacar, dentro de una serie B tan estigmatizada.

Como curiosidad, tuvo dos remakes.

Más que psicodélico, surrealista. La ambientación si sería psicodélica, pero la historia en sí es parte del teatro de lo Absurdo, con un existencialista de barba ridícula -solo le falta el jersey de cuello de cisne-que parece escapado de Montparnasse. Resulta extremadamente divertido, por lo ocurrentes que son las situaciones, esa puerta mágica a lo desconocido, esos libros, esos agujeros en la realidad, esas letras transformadas en objetos ... ¡que delicia era ver esos dibujos en la tele en los años 70!

Prototípica película de la Factoría Corman. Pocos actores, pocos medios, una historia de ciencia-ficción más propia de las revistas pulp, un alienígena feo y gomoso con malas intenciones. El cartel animaba al público juvenil a asistir engañándole con una mujer voluptuosa observada ¿lascivamente? por ese alienígena mientras el texto habla de "las mujeres serán sus esclavas" (y ya sabemos que hará con ellas...) ¡Ay, esas fantasías calenturientas!.

¡Tenemos a Dick Miller en sus primeros papeles de figurante! Los actores tuvieron bastante recorrido tanto en cine -Un Lee Van Cleef resucitado por Sergio Leone- como en TV, con Peter Graves, antes de tener el pelo blanco y formar parte de "Misión Imposible". Beverly Garland, otra habitual de Corman, tiene un papel extrañamente destacado, alejado de las mujeres-florero y débiles tan habituales en los filmes de aquellos años.

La trama es muy sencilla. Una invasión alienígena. El control mental provocará violencia y muertes, algunas un poco tremendas. No habrá remedio. El guionista bebe de la novela de Robert E. Henlein "Amos de Títeres"(1951) en eso de controlar al prójimo. Sin embargo, a mí me recuerda más a una metáfora sobre los peligros del comunismo y la Caza de Brujas. Tu mejor amigo puede ser un traidor y colaborar con el enemigo, que pretende controlar tu vida, destruir el American way of life, y se infiltra gracias a autoridades controladas. Más que marciano ...¡Nikita Krushev!

Fin de fiesta en las cuevas Bronson, como no podía ser de otra manera. Hacían cola en ese paraje todos los filmes de serie B ¿Se imaginan a sus monstruos haciendo cola para filmar su escena?.

Monstruo muy ridículo, pero eso es lo de menos. Son los 50.

Curiosamente, años después tuvo un remake bastante maloso titulado "Zontar, la cosa que llegó de Venus" o algo así...y su monstruo ¡aún es peor!

Explosiones. Disparos. Clones combatiendo contra los robots. Todo tipo de robots. Robots despedazados. Clones asesinados. Naves ardiendo (y no en Orión). Sables-láser. La fuerza. Los Jedis. Los importantes y todos los demás. Yoda, Windu, Obi-Wan, Annakin. Wookies. Otras razas. Otros enemigos poderosos. Asajj Ventress. Dooku. El general Grievous en toda su plenitud. Ataques a los planetas. Mutaciones. Amidala. Y así podríamos seguir. Todo el Universo expandido, el bueno, el de verdad, no la basura producida por Disney. Insuperable.

Aquí veremos como Annakin asume su rol de caballero Jedi y veremos como el Senador Palpatine es "secuestrado" por Grievous, justo antes de la Tercera película de la saga. Una animación algo dificil de ver, hasta que te acostumbras. Es lo que tienen las obras de Genndy Tartakovsky, difíciles pero magníficas, muy personales. Lo que necesitaba ese Universo. Ahora ... la nada.

Tras la serie "Viaje al fondo del mar" con sus cuatro temporadas y sus 110 episodios quizás era muy osado probar con otra serie que tratase los mismos temas -la exploración submarina, la fantasía, las organizaciones secretas y los espías- aunque quizás el tema nostalgia -ya que fue emitida nueve años antes- pudiese movilizar a los espectadores.

"The man from Atlantis" nos presentan a un humanoide anfibio y amnésico, que no sabe quién es ni de donde viene. Un superhombre como Namor de Marvel Comics o Aquaman de DC, pero sin pagar derechos. Para su lanzamiento se rodaron cuatro telefilmes y una serie regular. En su primer telefilme, el piloto, le veremos adaptarse a los humanos, encariñarse con la doctora que lo cuida y como se enfrentará a un millonario iluminado que pretende provocar el genocidio desde su base submarina. Así que tendremos un tipo con poderes -como el hombre biónico o el hombre invisible- que ayuda al Ejército estadounidense y se enfrenta a malos del estilo James Bond, en este caso al gran Victor Buono, todo carisma. Es un episodio de cierta acción, con tecnología de espías, con unas muñequeras que controlan el cerebro, tipos uniformados de colores, una base superchula y todo lo típico de los filmes bondianos. Hay dinero en maquetas de submarinos y en diseños de interiores. Incluso hay un homenaje a "La cabina"(1972) cuando en protagonista se mete en una cabina y no sabe salir y empieza a golpearla.

La BSO es magnífica, de Fred Karlin, con un temazo de arranque y otro leitmotiv que, aparentemente, debió inspirar uno de los temas principales de la película "Lady Halcón" porque es clavadito.

El segundo telefilme ya tiene menos medios, repitiendo escenas de la primera entrega una y otra vez. Unos alienígenas que sustituyen a dos humanos y viajan en una nave espacial cuyo interior parece hecho en una obra de teatro de colegio. ¡Que cosa más espantosa de interior! Con todo se deja ver aunque no se tiene muy claro como finalizar el episodio. El cuarto episodio es un calco del episodio piloto. Tenemos un millonario que secuestra científicos para sus propios fines, se esconde en una base remota, controla a la gente no con un brazalete sino con un agua alterada de un spa y piensa que el mundo se va a acabar.

Serie setentera, directa a la acción. Plagada de tópicos efectivos -la organización, la doctora enamorada, el científico simpático, el vehículo especial - y un protagonista con poderes y un bañador de pantalón para no escandalizar a la mayoría moral estadounidense, que ven en los bañadores "turbo" el pecado más tentador.

Esta es una crítica de un jugador pasivo, ya que quién se lo pasó bien jugando fue mi hijo. Y lo que veía me parecía brutal. Una historia magnífica, con personajes poderosos, con una introducción que tiene una conclusión que no te esperas.

La ambientación está logradísima, en especial cuando empiezan a visitar ciudades en ruinas. Y esos secundarios que aparecen por aquí y allá enriquecen muchísimo la historia. Esos capítulos en la vida de los personajes, con peligros insospechados. Esos cambios de lugares. Y sí, también tiene su ración de tópicos en esto de las teleseries de los zombies, donde los malos son los humanos supervivientes. La gracia del videojuego es que tiene mucho más tiempo en construir personajes creíbles y sus motivaciones, que una película. Aquí todos los secundarios tendrán su momento protagónico y llegaremos a conocerlos, empatizar con algunos y sentir su pérdida.

Es una delicia ver jugarlo. Cada instante, cada peligro, cada recoveco, todo en un mundo destruido tan bien plasmado ...y esa imagen icónica de la jirafa...

Una maravilla.

Entre el homenaje y la parodia a aquellos filmes sesenteros italianos de superhéroes, como eran "Superargo" o la franquicia de "Los Tres supermen". Superseven viste de la misma guisa, maillot rojo con capucha, calzoncillo negro por fuera y máscara también negra a juego. No lleva capita pero si unos guantes molones con gadgets.

Esta serie web, visible en youtube, con remontajes de los episodios en forma de película, es muy independiente. Tiene los mismos medios que una fan-movie, rueda en parkings subterráneos, trasteros de alquiler, casas particulares y, como no, las cuevas de Bronson Canyon, un clásico lugar mil veces visto en series de TV y películas.

No se quién habrá hecho el casting pero es para pedirle el teléfono. Todas las actrices son guapísimas, alejadas de esa fealdad con que nos "premian" últimamente, Todas, desde la protagonista hasta las secundarias. Y no lo hacen nada mal. La protagonista disfruta con su papel, y parece que hace las acrobacias que le vemos en pantalla. Ello choca con un protagonista fofisano, embutido en un maillot ridículo, candidato a "First dates" pero que sin embargo se las lleva de calle. Es la película.

Bastantes toques de humor, liviano y muy adecuado, como cuando al protagonista una camarera cañón de un local de tíos malos pregunta que alcohol quiere y él de da un listado de bebidas no alcohólicas hasta llegar al agua del grifo, ante el enfado de la camarera. Hay que señalar que usa fragmentos de otros filmes, supongo que de euroespías de los 60.

La verdad es que aunque cuesta entrar, una vez metido en los filmes, se ve con gusto. Tiene su acción y mucho desenfado sin llegar a la exageración. Pero mejor ver los compilados.

No sé si es que René Cardona se peleó con Santo, el enmascarado de plata -el icono de los luchadores/superhéroes mexicanos por excelencia- el caso es que se sacó de la manga a "El Enmascarado de Oro", como si fuese un caballero del Zodíaco, así para fastidiar a Santo. Y no se nota diferencia visual entre ambos, ya que es una película en B/N , por lo que podría haber sido el enmascarado de platino, de plomo, de bismuto, de cobre, de uranio o de japonium. Y sí, lo veremos al final, sin máscara, entre el público de una actuación musical, a un Jorge Rivero guaperas y cachas, un mito erótico que llegó a Hollywood, rodando con Howard Hawks.

Así tenemos la típica trama del doctor que descubre la manera de hacerse invisible y como alguien se hará con su invento para delinquir. Por supuesto el Enmascarado es un fenómeno en esto de la Ciencia. Vive en su propia batcueva -en este caso en un edificio con entrada oculta- y se desplaza en su batmóvil. Tendremos demasiados numeritos musicales por una sex-symbol mexicana y algunas peleas en el ring. Así que si quitamos toda esa rebaba la historia se queda en cuarenta minutos de las maldades del hombre invisible y la desesperación por pillarlo, con un estilo bastante caduco, más propio de los filmes de serie B de los años 50.

Aunque tenga esa fantasía de andar por casa, le falta la extravagancia desatada de los filmes de Santo. Es demasiado correcto y por eso nadie se acuerda del mismo.

Qué buen casting. Qué acierto. Arterton, Considine, Close y sobretodos la niña Sennia Nanua, auténtica protagonista -en todos los sentidos- del filme. No conozco a Colm McCarthy, pero sin duda, es un buen director de actores. Pero para una buena actuación hace falta un buen guión, una buena historia. Y la película cumple.

Es cierto que parece un plagio descarado de "The last of us" -copia milimétrica en casi todo: una niña rara, unos zombis a causa de un hongo, sobrevivir en un entorno urbano, etc- pero consigue alejarse del típico filme de terror al uso. Tiene algunos homenajes perversos a otros filmes, como a esos niños de "Mad Max III", al "Soy leyenda" de Will Smith o, más lejanamente, al "Doomsday" de Neil Marshall y a todos los filmes recientes de zombies y epidemias.

Y si buscamos más, conoceremos una tragedia griega, una clara referencia al mito de Pandora. Y esa niña, Melanie, omnisciente y omnipresente. Un ser nuevo, pero tremendamente viejo. que sabe lo que va a pasar y actúa en consecuencia, sin remordimientos. Y que protege a sus seres queridos, aunque éstos no sepan que los quiere.

Es sorprendente ese Londres postapocalíptico que dibuja McCarthy. Completamente creíble, extraño, ajeno a a la Humanidad. Un magnífica trabajo de producción. Todo en este filme es muy acertado, desde la dirección, la interpretación y la producción. No hay nada demasiado exagerado, dentro de una historia así tan bizarra. Y un buen ritmo, manteniendo la tensión del espectador, abocado a un final muy previsible.

Un amanecer de una nueva era, donde alguien podrá exclamar "Soy leyenda", pero como en la novela de Matheson.

El arranque de Mil Máscaras como luchador y superhéroe fue, cuanto menos, discreto y algo bizarro. Es un niño de la guerra -¿de qué guerra?- rescatado por cuatro sabios jubilados para ser formado en todo tipo de conocimientos y en lucha libre. Vamos, algo así como cuatro Shazams o cuatro senseis. Como Marcelino Pan y Vino, sin pan ni vino ni frailes. Tras hacer un juramento de superhéroe, cogerá su avión -el Milmáscarasplano- y llegará a México a enfrenarse a unos mafiosos que controlan las apuestas deportivas en los combates de enmascarados ¡Vaya manera de salvar el mundo!.

Así que vamos a tener demasiados combates, con un cambio de máscara -por eso es Mil Máscaras- y lucirá su apolíneo cuerpo -en esos supera a Santo que era más armario- con unas coreografías de combate un poco procaces y raritas. Pegarse con los malos una y otra vez ... llega a cansar. Y eso que sale Fernando Osés y Franquestein, dos fijos en esto de hacer de malos. Nos meterán musica ye-yé, melenudos con casacas y chicas de pelos fascinantes moviéndose como posesos, como si estuviesen en Londres en Carnaby street. Pero ni con esas, el filme se hace pesado, le faltan malos de categoría. Y algo mas de fantasía. Alguna vampira que otra. Con el tiempo ...

Al final le voy a coger acariño al tal Wemple. Ya me he pimplado tres de sus filmes, escritos todos por Anna Shields -que también sale como actriz- de resultados irregulares. Quizás el más redondo es éste, una mezcla de "Posesión Infernal" con cualquier película de terror del Bigfoot.

Y es que no tiene mucho misterio: unos chicos universitarios van a una cabaña en el bosque y algo les acecha y algo más. La misma primera noche la cosa ya se tuerce. Una historia mil veces vista. La gracia es como se cuenta y Wemple pues se apaña. La fauna letal también está bien diseñada, una mezcla de CGIs y personas disfrazadas que es resultona. Pero todo te recuerda a tantos filmes a parte del mencionado, como "Exists", "Animal"(2014) o "La cabaña en el bosque". Quizás de estos filmes es "Animal" el más redondo. He visto filmes con bigfoots de todos los tamaños y colores, con buenas o malas intenciones. Así que poco pueden sorprenderte. No obstante nos introducen una leyenda de esos parajes (ver spoiler) como si fuese una especie de "Marvel-two-in-one".

La película se deja ver. Tiene su libro misterioso, como en "Posesión Infernal", su maldición, posesiones varias con gente que se retuerce al estilo "Blumhouse" y flota, su gore desagradable, también tiene sus vísceras y chorritos de sangre así como gente despedazada. Todo transcurre de noche, que es lo habitual. Y tiene un aspecto así, como de falso documental.

La verdad es que el cartel está muy bien. Lo único, porque el filme es una castaña. El tal Phenomenal es un superhéroe -por decir algo- que viste de negro, lleva pantalones de sastre y zapatos elegantes, un jersey y una media en la cabeza. Más que un héroe, con esa pinta parece un agresor sexual o un asaltante de bancos. Asimismo, el personaje es un tirillas. Le gusta escalar fachadas, aunque con esos zapatos yo no probaría subir un rascacielos, también de zambulle en el mar con la media ... y los zapatos ... no sé, me da que no duraría mucho como superhéroe. De hecho, solo apareció en este filme. Por suerte.

Personajillo que quería aprovechar el minigénero de encapuchados italianos, basados en comics -el fumetto nero- como Diabolik y otros más, aunque en este caso no es un delincuente.

Guión absurdo, todo muy mediocre. La cosa va de robar la máscara de Tutankamon, que está expuesto sin mampara ni nada. ¡Que no se enteren los gili-ecologistas que ensucian cuadros que le echan un cubo de sardinas podridas! Veremos un complejo ensayo por las alcantarillas, para luego entrar en la sala por la puerta de atrás. En fin.

Sin embargo tiene un inteligente diseño de producción. Aprovechan un desfile real de De Gaulle -la peli se desarrolla en gran parte en Paris- para rodar una persecución sin pagar a ni un extra. de hecho, si nos fijamos, veremos de incognito a Rex Harrison con una gafas negras y un gorrito viendo el desfile....luego rodaron una persecución náutica con un yate y un helicóptero, y veremos gente saltar de la aeronave, así que participaron especialistas.

Conclusión: película muy menor alejada de cualquier tema superheróico. Ni poderes ni capita. Nada. El tal Phenomenal no debía tener abuela. Yo le llamaría Sosainas.

Viendo este documental uno se da cuenta de la diferencia cultural entre Europa y los EE.UU. El peso brutal de la religión en todos los aspectos de esa sociedad es asfixiante, aspectos que en Europa se consideran laicos y ajenos a las creencias, que son algo privado y personal.

Cada siete años o así, se reúnen en un Comité en Texas unas personas electas para revisar el contenido de los libros de texto de la enseñanza primaria y secundaria. La película se centra en uno de ellos, un conservador llamado Don McLeroy, un odontólogo, un buen hombre que cree que hombres y dinosaurios coexistieron y que el creacionismo es la base de la Declaración de Independencia. Los creacionistas usan el argumento pseudocientífico del "diseño inteligente" para colar en los libros teorías no basadas hechos científicos. Tierraplanistas, creacionistas ...¿Qué pasa en los EE.UU.?

Y gente como McLeroy son los que pretenden poner pegas a la enseñanza del Darwinismo, mediante la inclusión de los conceptos de "debilidades" y "fortalezas" en la Teoría de la Evolución para poderla debatir en las aulas. Pero no sólo se meten en temas de ciencias, sino también en Historia, quitando y poniendo personajes en función de su ideología. Resulta espeluznante cuando uno de los intervinientes pide que cuando se cite "Barack Obama" en un libro se incluya "Hussein" entre ambos nombres. En otro momento McLeroy grita algo así "¿Y quién se opone a los expertos? ¡somos nosotros los que debemos pararlos!"

Sus decisiones condicionan a las editoriales y a los libros del resto del país, no solo de Texas. La politización es evidente. Y esa extraña mezcla con la religión resulta, a ojos de un europeo, contraproducente. Ver que cada reunión de trabajo se inicia con una oración, lleva a pensar que esa sociedad no se aleja tanto de los fundamentalistas musulmanes, por cuanto usan los libros sagrados para regir sus vidas y todos los aspectos de ella (trabajo, educación, cultura, etc) y, lo peor de todo, la vida de los demás, por cuanto se lo imponen. Da miedo pensar cómo nuestros hijos pueden ser adoctrinados.

No obstante, hay algún rayo de esperanza, ya que uno de los conservadores que se enfrentan a él, considera que la educación no debe satisfacer ni a ideologías ni a políticas, sino que debe ser una educación de calidad para todos.

Y esa afición que tienen los muy conservadores a usar la palabra "libertad" para sus fines, como la "Liberty University" en la cual todas estas "enseñanzas" están a la orden del día ...

Y sí, aquí también se habla de manipulación de los libros, en general en los de historia y biología, condicionados también por ideologías y doctrinas -esta vez desde la izquierda- que resultan, en especial en el tema biológico, igual de absurdas. Así que quizás no podemos señalar mucho con el dedo. No obstante, aquí no se cuestiona la Teoría de la Evolución. Aún..

¿Podrán quitar los políticos y activistas sus manos de la enseñanza?

Casi parece una fan-movie. Una peliculita con muy pocos medios rodada por los Band - una leyenda en esto de la serie Z de fantasía y terror- con apenas diez actores con diálogos o presencia.

Un mad-doctor con sobrepeso decide recrear los monstruos clásicos de las novelas de terror -Drácula, el hombre lobo, la Momia y el Monstruo de Frankenstein- pero algo falla y salen enanos. Así que tendrá que capturar una chica a la que sacrificar, una biblotecaria a la que previamente le había robado los manuscritos originales. Es curioso lo de los libros, porque no recuerdo libro alguno sobre el hombre-Lobo y tengo mis dudas con el de "la Momia". De los actores que encarnan a los monstruos, el único que tiene diálogos es Phil Fondacaro, que borda un Drácula que se aleja de ser ridículo por su tamaño.

Obviamente, la película tiene bastante humor negro, con un detective que trabaja en un videoclub, una jefa lesbiana y acosadora, y una protagonista irritante y deslenguada. Pero no tiene mucho más, con una historia bastante previsible que se desarrolla en apenas una noche. Almenos, tiene golpes en los diálogos bastante graciosos, como cuando el detective cinéfilo ve a los enanos y exclama si está en una película de Fellini o cuando le dice al vampiro que con ese tamaño se paseará por toda la eternidad con una escalera para morder a sus víctimas.

La dirección es bastante mediocre, ni siquiera televisiva, parece amateur, algo raro en alguien con tantos filmes en su bagaje. Y de las interpretaciones, aparte de Fondacaro, son para olvidar, en especial la de la protagonista, menos natural que un maniquí de escaparate.

Al final tendrá su homenaje cinéfilo a Jesús Franco, lo cual es una agradable sorpresa.

Cómo pasar de héroe a villano en cuestión de horas. Cómo destruir la vida de alguien por meras conjeturas. Como el estado y el cuarto poder pueden acabar con alguien anónimo, deshumanizándolo y transformándolo en un meme, en un pelele a quién golpear gratuitamente y sin consecuencias.

Clint Eastwood aprovecha la historia real de Richard Jewell para mostrarnos como cualquier ciudadano anónimo puede ver su presunción de inocencia vulnerada y cómo los juicios mediáticos pueden acabar con la vida social y laboral de cualquiera. Y da miedo.

La situación kafkiana que sufre el protagonista fue real. Una investigación torpe por parte de los federales y un conveniente soplo a la prensa, permite crear una pesadilla a un ciudadano corriente. Su vida será escrutada y juzgada, sufriendo gordofobia, siendo ridiculizado por vivir con su madre o por su manera de ser. Alguien que, por su perspicacia y profesionalidad, había salvado montones de vidas al descubrir a tiempo un artefacto explosivo en un concierto, durante los Juegos Olímpicos de Atlanta.

Aparte del melodrama y del drama judicial perfecto que nos narra Eastwood, con pericia y simplicidad máxima, el director aprovecha para cargar contra el papel de los medios de comunicación, singularizándolos en el comportamiento de una periodista -de nombre real- a la que presenta como una mala profesional, que no escribe ni sus artículos, borracha, arribista y que intercambia sexo por información. Un personaje que parece una parodia y que ha molestado mucho tanto a los medios de allí como a la prensa en general. Lo que resulta curioso es que esa prensa no hable del pésimo comportamiento ético que tuvieron en el caso mostrado. De hecho, y es algo que no recoge la película, Jewell y sus herederos demandaron a los medios y obtuvieron compensaciones económicas, aunque no lo consiguieron con el diario de su ciudad, donde trabajaba la mencionada periodista. Pero este linchamiento mediático no es exclusivo de los EE.UU. Aquí tuvimos el "Caso Arny" y el "Caso Wanninkhof", en los que la prensa tuvo un papel, cuanto menos, poco acertado. Hay documentales sobre ambos casos que evidencian ese linchamiento o juicio mediático y las consecuencias que tuvieron.

Ver como una persona es atropellada en sus derechos por el brazo armado de la Ley y como es linchada mediáticamente sin prueba alguna, provoca un auténtico rechazo y la solidaridad del espectador. Eastwood y su guionista sabe conducirnos por los sinsabores de esa historia y humanizar a los protagonistas, que, en el caso del acusado y su madre, se alejan del mero arquetipo, algo que, sin embargo, no consigue con el abogado, demasiado perfecto en su rol.

También hay un cierto toque de comedia negra, no se si involuntaria o no. Esa obsesión con lo legal de Jewell en el filme nos recuerda a Tackleberry, aquel personaje fanático de las armas y el orden de "Loca academia de policía". De hecho la escena en la Universidad, con el rector que le despide y él sacando un bloc con las cosas que le dijo en una conversación parece salida de esa franquicia de humor. Los agentes el FBI tan impresentables y poco profesionales así como la periodista son personajes tan bizarros, tan exagerados en su inutilidad que son más propios de un filme de los hermanos Coen o de Berlanga. Quizás Eastwoood buscaba ridiculizar o mundanizar a las fuerzas policiales del estado, en especial al FBI, tan perfecto en otras películas y series televisivas y aquí tan cutres. Igual con la prensa, tan éticos en sus investigaciones, como nos hemos hartado de ver en cine y TV, y aquí encarnados por una borracha sin principios, que se acaba los vasos de alcohol abandonados.

Magnífica película de Eastwood. De esas que cuando acabas de verla, empiezas a comentarla y a buscar en internet todo lo relacionado con ella. Y eso es saber presentar una historia.